Tras un intento inicial en el año 1945, titulado La gran inundación, Tove Jansson escribió en 1946 la que sería segunda pieza de la saga de los Mumin y primera presentación completa del universo que se congrega en torno a esta célebre familia de troles amables, con buena parte de los personajes que los acompañan. El título original de esta segunda obra fue La caza del cometa, que tras una revisión, transcurridas sus dos primeras décadas de vida, se transformó en La llegada del cometa, tal como la conocemos hoy día y acaba de ser reeditada en nuestro país.
En La llegada del cometa aparecen todos los ingredientes que progresivamente irán desplegándose a lo largo de los seis libros restantes, hasta completar un total de ocho. Estos ingredientes, desde una perspectiva estética, son tres: aventura, risa e idilio. Dicho de otra manera: en los libros de la saga de Jansson encontramos siempre una aventura cómica en torno a la tierra natal y la vida de la familia. Esa tierra natal es el Valle de los Mumin, que, como ocurría en la primera entrega, se encuentra amenazado por una catástrofe natural (en aquella primera, una inundación; en esta, la caída de un cometa).
La catástrofe da pie a la aventura (el viaje de ida y vuelta del pequeño Mumin y su compañero Sniff a un observatorio astrológico, para verificar las noticias que el extravagante filósofo Desmán ha traído a casa de los Mumin: la Tierra está a punto de desaparecer, se ciernen los peores presagios sobre ella). A partir de ese mismo momento, irrumpe la risa (el propio desencadenante de la expedición de los pequeños lo es, pues son enviados por sus padres para distraerlos de la preocupación causada por Desmán, caricatura cómica del pesimista cínico donde las haya). “¿Qué vamos a hacer sin café?”, exclamará el pequeño Mumin en un momento de la obra, sólo instantes después de haber salvado la vida por los pelos. La aventura sigue las convenciones propias del género (encuentro con ayudantes, enfrentamiento a peligros, irrupción del amor…), y sobresale por su ritmo trepidante, alocado. Esta es una de las características principales de la imaginación de Tove Jansson, y nos pone sobre la pista de la clave de su singularidad: no estamos ante una aventura heroica, patética, sino ante una aventura humorística cuyo objetivo último es resaltar la excepcionalidad de la tierra natal y sus valores formadores (en ello consiste la estética del idilio).
En esa tierra natal (el Valle de los Mumin) la educación es liberal y lúdica, los personajes se desenvuelven con desparpajo y gozo en medio del gran templo de la naturaleza. De ahí que resulte fundamental en las novelas infantiles de Tove Jansson la celebración (la fiesta, el baile, la comida comunitaria), el hermanamiento de figuras extravagantes. Un caudal importante de la valiosa comicidad de estas obras reside precisamente ahí: en que sus personajes, además de atractivos por su forma (mezcla del folclore escandinavo —seres multiformes y grotescos: troles, hemules, hatifnat…— y de la libre imaginación contemporánea de su autora) se muestran contradictorios, caprichosos, ensimismados en su pequeño mundo (el enamorado, el solitario, el coleccionista, el organizador…). La obsesión del mundo interior de los personajes, seña del mundo moderno, no obstaculiza sino enriquece la dimensión comunitaria, tradicional, de la obra, y en esa hábil conjunción juegan un papel importante la comicidad y la familia, la tierra de origen.
Los personales son perfectamente conscientes de ello, y nos lo aclaran: Sniff le recuerda a un Mumin deseoso de volver a casa cuánto ansía siempre escapar de ella en pos de aventuras (un camino peligroso siempre es una invitación alegre para un Mumin, al tiempo que considera su valle el lugar más maravilloso del mundo —la ecuación de esta paradoja se resuelve por la educación alegre y liberal de los Mumin, que nunca se muestran autoritarios y aceptan con generosidad las circunstancias de la vida—). En cuanto al carácter cómico de la aventura, el sabio Snufkin, uno de los amigos que los protagonistas se encuentran en el camino, anticipa con desparpajo la solución: “En los cuentos los buenos siempre se salvan”.
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Autora: Tove Jansson. Título: La llegada del cometa. Editorial: Salamandra. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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