Si jugando a póquer se encuentra usted que tiene una mano de dobles parejas de ases y ochos… ¡cuidado! Puede que le peguen un tiro por la espalda.
Eso es, por lo menos, lo que le pasó al célebre “Wild Bill” (James Butler) Hickock el 2 de agosto de 1876. El famoso pistolero, con 34 muertes confirmadas, tenía esta jugada en la mano cuando Jack McCall se puso tras él y le pegó un tiro en la nuca. Wild Bill murió sin soltar su jugada, que desde entonces tiene fama de mala suerte entre los aficionados al póquer… Por si tienen curiosidad, Jack McCall argumentó que había matado a Hickock en venganza porque éste había matado a su hermano… cosa completamente falsa porque el fulano en cuestión no tenía hermanos. El muy miserable lo había hecho, simplemente, para hacerse famoso como el hombre que mató al célebre pistolero. Al principio pareció que le iba a salir bien y todo: Deadwood, donde había cometido el crimen, estaba en territorio indio y no tenía juez (ni nadie que conociera demasiado bien la ley, ya puestos). Un jurado popular lo encontró “no culpable”, sin duda por miedo a sentar precedente y que las expeditivas venganzas y ajustes de cuentas que se daban en la localidad fueran, a partir de entonces, punibles. Pero cuando el bocazas de McCall llegó a Wyoming presumiendo de lo que había hecho las autoridades lo detuvieron de nuevo, lo juzgaron y condenaron a muerte. Ya que consideraron, con bastante razón, que el juicio anterior no había sido válido.
Sobre el origen del póquer hay cierta discusión: los franceses afirman que procede de su juego “poque”; los alemanes, de uno que llamaban “pochen”; los españoles, de un juego muy popular en el siglo XVI llamado “primero”; los ingleses, de uno llamado “brag”. Incluso los hay que defienden que su origen está en el juego persa “as nas”. Sea como fuere, el póquer nace en Nueva Orleans en algún momento del primer cuarto del siglo XIX. En 1829 ya hay una descripción escrita del juego, gracias al actor Josep Crowell (posteriormente, en 1843, Jonathan H. Green publicaría las reglas en uno de sus libros): Con una baraja de veinte cartas (10/J/Q/K/A de los cuatro palos) repartida entre cuatro jugadores. Se apuesta a ver quién tiene la mano más alta, y gana el jugador que efectivamente la tenga… y no pase antes. Por nervios, inseguridad, o lo que sea.
A este póquer original no tardaron en salirle variantes: la más popular, usando la baraja inglesa completa (sin comodines, estos no se incorporarían hasta 1875), con un único descarte (incorporado durante la guerra de Secesión) e incluyendo la jugada “color” (cinco cartas no consecutivas del mismo palo. Por si no lo saben, vale más que una escalera y menos que un full). Esta modificación, quizá la más conocida del póquer, recibe el nombre de “draw póquer”… y no suele jugarse en casinos, pues se considera un juego demasiado hogareño.
Otras variantes son el “Seven Card Stud” (en que se entregan inicialmente a cada jugador dos cartas tapadas y una expuesta, añadiendo en cada ronda una nueva carta expuesta hasta un total de cinco (más las dos tapadas, recordémoslo). El jugador que gana es el que logra la mejor jugada con cinco de las siete cartas); el Texas Hold´em, nacido hacia 1900 como una variante del anterior, en el que cada jugador tiene dos cartas ocultas y las cartas al descubierto son comunes para todos los jugadores. Existe la leyenda de que el famoso Strip Póker (en el que se apuesta la ropa que uno lleva puesta) tiene su origen en los burdeles de New Orleans… pero la verdad parece que es bastante más aburrida: al parecer surgió en las universidades hacia 1930, y era un juego masculino, una broma entre colegas con poco dinero pero muchas ganas de reír (que dejar al otro en pelotas puede ser muy divertido, sobre todo si llevas un par de copas de más). La variante en la que hay jugadores de ambos sexos, de hecho, se llama «mixed strip poker«… y muchos la consideran bastante más divertida… Por motivos evidentes que espero NO me hagan explicar.
Con todo, el juego más peligroso del Oeste no fue el póquer. Se lo cuento el mes que viene, si tienen interés.
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