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La mejor librería de España está en Valencia

La mejor librería de España está en Valencia

El barrio del Carmen de Valencia, además de ser zona de marcha y uno de los centros históricos más grandes de Europa con elevada concentración de monumentos, es un museo de arte urbano plagado de murales y graffitis. En la calle Corona, cerca de la Beneficencia y del IVAM, hay uno dibujado sobre una persiana metálica que llama la atención, un libro abierto que se refleja en el visor de la escafandra de un astronauta. Muy pocos saben que esa imagen reproduce una de las primeras portadas de la obra cumbre de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, un relato en el que los libros tienen absoluto protagonismo.

Cuando la persiana se levanta, todos descubren que en ese número de la calle funciona una librería. Y no una cualquiera, sino la Ramón Llull, designada este año por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) como la mejor del país al concederle el prestigioso premio Boixareu Ginesta del que se les hará entregará a principios de octubre en la feria internacional Liber de Barcelona. Una distinción que reconoce su trayectoria de veinte años siendo foro y foco cultural y agente activador de la lectura mediante presentaciones de libros, clubs de lectura y numerosos eventos relacionados con el libro.

"El oficio de librero no se enseña en escuelas ni en talleres. Es algo que se lleva en la sangre o que se aprende a estimar"

¿Cómo se sitúa una librería en el top nacional? Los propietarios de la Ramón Llull, Almudena Amador y Francisco Benedito, conocen bien la respuesta: entrega total y mucho trabajo. Los dos son libreros de guardia 24 horas, pues una vez echan el cierre siguen trabajando e incluso su tiempo de ocio se dedica a la lectura y a programar nuevas actividades.

El oficio de librero no se enseña en escuelas ni en talleres. Es algo que se lleva en la sangre o que se aprende a estimar. Fue el caso de Amador, que estudiaba Derecho con la idea de dedicarse a temas sociales, pero que tras cuatro años en la librería universitaria Punto y coma descubrió su vocación. Al jubilarse los propietarios, se lanzó a la aventura junto a una socia con la idea de imprimir un aire literario al establecimiento que llamó Ramón Llull por estar situado en la calle del mismo nombre. Pronto arreciaron los problemas y su socia abandonó la empresa, pero Amador no se dio por vencida y junto a su pareja, Paco Benedito, se trasladó, en 2012, al barrio del Carmen.

Almudena Amador y Paco Benedito.

Un amplio local con tres niveles presidido por un par de lámparas esféricas con vocación de sistemas solares. A base de mucho trabajo crearon un espacio acogedor en el que se celebra gran número de actividades en torno al libro, la lectura y las humanidades. «En un mundo cada vez más tecnológico se hacen necesarios tanto la fisicidad del libro de papel como los encuentros presenciales entre autores, lectores, editores y todos aquellos vinculados a este sector», dice Amador. «Hoy día existe un tejido de magníficas librerías y una red de sellos independientes que publican auténticas obras de arte. La gente necesita hablar, intercambiar y compartir ideas, y las polémicas presenciales son siempre civilizadas, respetuosas y tolerantes, a diferencia de las broncas que se montan a veces por las redes sociales».

"A la librera o librero también se le supone un profundo conocimiento y buen criterio sobre lo que vende para dejarse aconsejar en el maremágnum de novedades y títulos que se editan al año"

Una librería no se puede comparar con ningún otro comercio porque los productos que ofrece poseen una naturaleza singular. Los libros contienen una cápsula de pensamientos y emociones destinada a ser transmitida a quien desee leerlos y perduran en el tiempo si se les cuida debidamente. Si hubiera que forzar una comparación, lo más parecido a una librería es una antigua botica de pueblo o de barrio, a la que la gente acude no solo en busca de un brebaje o mejunje que les alivie los males, sino también en demanda de consejo del señor o señora de bata blanca con su nombre bordado en el bolsillo superior izquierdo. A la librera o librero también se le supone un profundo conocimiento y buen criterio sobre lo que vende para dejarse aconsejar en el maremágnum de novedades y títulos que se editan al año. No es nada fácil estar al día en un sector tan dinámico y voluminoso. «Siempre tengo la impresión de que me faltan muchos libros por leer, y a veces es una sensación angustiosa», confiesa Amador, que entre sus lecturas estivales ha elegido a Agota Kristof, Vivian Gornick, Natalia Ginzburg y Anni Ernaux. ¿Todos nombres femeninos? ¿Por qué no? La ficción tiene hoy nombre de mujer.

Aparte de su entrega absoluta a un oficio que aman, una de las claves del éxito de esta pareja de libreros es su armonioso trabajo en equipo, pues se reparten a la perfección las múltiples tareas; ella en la contabilidad y almacén y él atendiendo al público y la web. Fruto de su entusiasmo, el haber sabido fidelizar a numerosos clientes que ya son también amigos: miembros de la Comunidad de la Llull, como Eve Ferriols o Elena Casero, entre otros muchos.

"Almu y Paco se complementan en todos los aspectos, ella se centra en la ficción y él en el ensayo, y han creado un espacio muy acogedor donde es imposible no sentirse a gusto"

«El premio es más que merecido porque Ramón Llull tiene un carácter muy especial, libros de gran calidad literaria y ensayos de mucho nivel, con rincones dedicados a sellos punteros como Acantilado o Atalanta», dice Eve Ferriols, que colabora con la librería hace una década en distintos eventos culturales.

Ferriols es bibliotecaria y vive cerca de la librería por lo que la visita con frecuencia. «Almu y Paco se complementan en todos los aspectos, ella se centra en la ficción y él en el ensayo, y han creado un espacio muy acogedor donde es imposible no sentirse a gusto».

La escritora Elena Casero reside hace unos años en Los Isidros, una pequeña localidad cerca de Requena, pero cada vez que va a Valencia visita su librería de referencia. «Ramón Llull es uno de los lugares donde me quedaría a vivir», dice Casero. «Almudena y Paco son amabilísimos, contagian la pasión por la lectura, por el descubrimiento de nuevos libros ya sea a través de sus sugerencias o por las magníficas presentaciones a lo largo del año. En la librería se respira tranquilidad, suena buena música de fondo. Sin duda, una de mis librerías favoritas de Valencia».

Tras unas semanas de emoción y locura a causa del premio, Amador y Benedito se han tomado unas vacaciones en Asturias para disfrutar del descanso y de la gastronomía. Y mientras tanto, preparar el nuevo curso y seguir leyendo.

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