La victoria consiste en seguir vivos, pero eso no evita que uno piense, con frecuencia: «Voy a rebelarme, tengo que rebelarme, no puedo consentir que me sigan machacando, tengo que luchar». Ese carácter está detrás de buena parte de la obra de Joseph Roth (Brody, Imperio Austrohúngaro, 1894 – París, 1939), que se reproduce en esta recopilación de cuentos que edita Páginas de Espuma. Cabe decir que durante la lectura uno tiene la impresión de estar leyendo la obra breve de alguien que tiene la cabeza configurada para escribir novelas. De hecho, los primeros relatos dan la sensación de ser proyectos de algo más largo, apuntes sobre los que edificar, dado que en pocas páginas trata de abarcar la biografía entera de un personaje. Y ya sabemos que si en esta biografía hay conflicto, existe ese tengo que rebelarme, el juego literario puede extenderse. Pero a medida que avanzamos nos damos cuenta de cómo se va forjando la esencia de una obra breve, hasta tener una consistencia potente, como sucede en la pieza más famosa del volumen, La leyenda del santo bebedor, la historia de ese vagabundo cuyo alcoholismo no le permite conseguir devolver una deuda.
Lo que no cesa desde el principio es su interés por seres que podrían aparecer en cualquier lugar de las ciudades, construcciones propias de alguien cuya principal cualidad es la observación. El realismo que impone Roth a su obra es el realismo que retrata la infelicidad; la imaginación, que es mucha, de nuestro autor está a disposición de explicarnos todo lo que cuesta vivir. Para ello se va deteniendo en las facetas de la vida y en los trozos de vida en que esta cambia, aunque a nosotros nos encierra en esos cambios, en esa gestión de la infelicidad. Lo que le importa es el retrato y, de hecho, hasta las descripciones físicas están elaboradas en función del perfil psicológico del personaje, inciden en él, nos explica un carácter.
Pero los valores de este volumen no se quedan ahí. Nos descubre un mundo, el de la Europa central de principios del siglo XX, tan condicionado por la Primera Guerra Mundial, en el que sucede el aprendizaje que a él le marcará como creador, que se asemeja al que expone uno de sus personajes en El triunfo de la belleza: «Un demente no es peligroso porque pueda amenazar físicamente a su entorno normal, sino porque destruye poco a poco la cordura de ese entorno. En este mundo, la locura es mucho más fuerte que el sentido común, la maldad es más poderosa que la bondad». Ese es el ambiente, esa es la atmósfera en la que Roth, fiel a su estilo directo y sencillo, no se entretiene, sino que nos deja respirarla a partir de los sucesos. El lirismo se deduce, no se enuncia. Pero estos tienen lugar en un momento clave, en unas circunstancias que nos dejan incapacitados para descubrir o intuir el futuro. Estos tienen lugar dentro de «los caprichos antinaturales de la historia universal». En esa brega contra la naturaleza de la historia se hallan los que van o regresan de la guerra, las mujeres que se sienten solas, los vagabundos y los rechazados. El volumen lo cierran tres piezas de no ficción, una carta y dos artículos, en los que el propio Roth da cuenta de su intención literaria de retratar su época.
Leer este volumen nos ayuda a entender mejor al genio que escribió La marcha Radetzky o Job. Y también a reflexionar acerca de lo que significó para la gente esa época clave en nuestra historia, de la que hemos heredado buena parte de lo que nos construye.
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Autor: Joseph Roth. Título: Cuentos completos. Traducción: Alberto Gordo. Editorial: Páginas de espuma. Venta: Todos tus libros.
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