Cuenta Ángeles Caso en el prólogo de Las olvidadas, que ya mientras cursaba sus estudios de Historia, se dio cuenta de la escasez de nombres femeninos que habían trascendido en el tiempo. Esto hizo que la autora tuviera una inquietud constante que ha dejado plasmada tanto en el presente libro, rescatado ahora por Lumen, como en Las desheredadas, en el que buceaba en el mundo de la pintura y el arte. Pero más allá de eso, el ensayo de Ángeles Caso reivindica la existencia de aquellas mujeres que se vieron obligadas a vivir a la sombra del género, independientemente de a lo que se dedicaran. Recorre nombres, algunos de los cuales ya van siendo conocidos, de mujeres que no lograron salir de las tinieblas ni siquiera tras su muerte, ya que fueron asfixiadas también en el recuerdo, borradas y ahora recuperadas en un ejercicio que trasciende hasta quienes hoy levantamos la cabeza para decir: también estuvimos allí. Las mujeres también realizaron aportes importantes; descubrimientos, cuadros, literatura… y arrojar luz sobre ello es terminar de contar nuestra historia, completar un relato androcéntrico que había suprimido nombres a lo largo de los años, exactamente igual que maridos y hermanos firmaron tiempo atrás las obras de sus familiares y esposas.
Caso da nombres, por supuesto, nos presenta a Cristina de Pizan, Hildegarda de Bingen o Luisa Roldán pero, sobre todo, contextualiza el reducido espacio que se permitía ocupar al género femenino en las distintas épocas y entornos. Mujeres confinadas a un género que convertía procrear en una obligación y a los hijos que tenían en su única capacidad creativa gracias, cómo no, a la inestimable aportación masculina. Su relato es un viaje completo con un arco narrativo que empuja al lector a preguntarse cómo pudo creer que no existieron mujeres en la Edad Media o el Siglo de Oro cuyas contribuciones fueran tan válidas e importantes como las de cualquier hombre. Nos hace reflexionar sobre si vivimos en un mundo que, pese a liberarse poco a poco de prejuicios contra las mujeres que destacan, sigue manteniendo esa oscuridad arcaica que llenó los libros de historia de una ausencia que nos acostumbramos a ni siquiera percibir aceptando como cierta una única versión y cumpliendo de este modo una de las funciones de la literatura: cuestionar al lector lo que sabe.
“Alguien se acordará de nosotras en el futuro” dijo la poeta Safo a sus compañeras confiando en que sus contribuciones no cayeran en el olvido. Hoy es Ángeles Caso, ganadora del Premio Planeta por su novela Contra el Viento con una sólida carrera literaria a sus espaldas en la que ha mostrado su firme compromiso con la recuperación de la memoria de estas mujeres olvidadas que aparecen, como mucho, como una glosa al margen del relato de nuestra sociedad, quien se encarga de que sus nombres y contribuciones no desaparezcan.
En Las olvidadas a la autora no le tiembla el pulso para hablar de opresión o confinamiento pero, si se me permite, me gustaría reivindicar que no se trata simplemente de un ensayo sobre mujeres que solo gustará a las mujeres que sientan interés en una perspectiva de género. Y es que más allá de este enfoque, estamos ante un libro que se mueve a ritmo de novela que nos permite completar el relato de lo que somos. A fin de cuentas, en el momento en el que escribo esta reseña, las cifras de la ONU señalan que el 49,5% de la población mundial es femenina; lo increíble sería aceptar que simplemente estaban ahí.
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Autora: Ángeles Caso. Título: Las olvidadas. Editorial: Lumen. Venta: Todostuslibros.
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