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La narrativa como rescate de las memorias ahogadas

La narrativa como rescate de las memorias ahogadas

No fueron pocos los españoles que tuvieron que abandonar sus casas, sus tierras y sus amigos por culpa de la construcción de un embalse. Ahora, dos autores han recorrido el país a la búsqueda de la memoria de todos aquellos que nacieron en un lugar hoy oculto bajo el agua.

En este making of Jairo Marcos y Mª Ángeles Fernández rememoran el origen de Memorias ahogadas.

***

El libro de no ficción Memorias ahogadas (Pepitas, 2024) acabó convirtiéndose en una obsesión atravesada en la garganta. Pero hasta llegar a ese punto (y seguido) las emociones han sido generosas.

Como la de aquella jornada de baño en un agosto caluroso sobre el lago de Sanabria, por debajo ciento dieciséis cadáveres (mejor que no se sepa), ya al final de la investigación. O aquel iniciático viaje por la provincia de Huesca para saber de un embalse que nunca tuvo agua y lo mismo dio, pues expulsó a las gentes de tres pueblos y todavía hoy las familias continúan la lucha. Entremedias, el encuentro con un abrazarríos, el relato de una cronista con más edad que su pueblo, la reunión improvisada que reviven cada tarde tres viejos sentados en círculo a la sombra de un sauce llorón, Talaverilla siempre en la boca. También está el amor entre la hija de un falangista y el preso republicano que trabajaba en las obras de la represa que terminaría por arrasarlo todo. Sin olvidar el inédito hallazgo de un verraco, escultura zoomorfa de piedra de la época vetona, que ahí estaba, esperando a ser documentada (mejor que no se enteren las autoridades). O el descubrimiento de un antiguo balneario regio que, convertido en sanatorio durante la guerra civil, evidencia que entre la locura y la cordura no hay fronteras nítidas, menos si cabe en tiempos fratricidas de escondites impensables. 28 municipios visitados de once provincias, más de cuatro años de investigación.

Tantas historias rescata el libro que mejor leer Memorias ahogadas y, para este making of, empezar por el principio.

"Tras cada regreso a casa, aquellas preguntas, una y otra vez idéntico cuestionamiento: ¿y en España qué? ¿También la construcción de grandes embalses ha ahogado pueblos y vidas?"

Pongámoslo en el año 2011. En una estancia en México para investigar cómo la sociedad civil organizada lucha contra los megaproyectos energéticos que amenazan al ecosistema y a las comunidades (La Parota, El Zapotillo, Cutzamala, Arcediano… trincheras de resistencia), salieron hasta una decena de artículos de largo aliento. Y de forma paralela, en la tesina fin de máster sobre los “Conceptos, bases y geopolítica del agua”. Praxis. Preguntas. Teoría. Preguntas. Periodismo. Preguntas.

Y antes o después, esa mirada compartida a través del agua posó sus preguntas en Bolivia, en Brasil y en Colombia, en El Salvador, Francia, Grecia, Guatemala, Italia, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Portugal… Y mejor enumerar los recuerdos en orden alfabético porque las fechas van y vienen, confunden. Y mejor refugiarse en los puntos suspensivos porque las memorias tienden al olvido.

Entonces, tras cada regreso a casa, aquellas preguntas, una y otra vez idéntico cuestionamiento: ¿y en España qué? ¿También la construcción de grandes embalses ha ahogado pueblos y vidas en el Estado español?, ¿ha habido resistencias?, ¿cuántos municipios han sido inundados?, ¿cuánta gente perdió sus casas, sus pueblos, sus tierras y su vida por la anegación de un territorio?, ¿se ha hecho justicia de este desarraigo?, ¿existe siquiera un relato sobre la construcción de pantanos, más allá de contarlos como casos aislados?, ¿cómo viven esas personas?, ¿han logrado enraizar nuevamente? Por aquel entonces, año 2015, Julio Llamazares publicaba Distintas formas de mirar el agua. Fue un golpe directo en el estómago. Gracias, Julio.

"Las historias estaban ahí, pero apenas habían salido de los contextos locales, como si fueran casos aislados que nada tuvieran que ver entre sí"

Así zarpó Memorias ahogadas, con un puñetazo de realidad. Porque claro que había historias que contar, vaya si las hay, pero hace falta mirar cerca: con más de 1.200 represas de al menos 15 metros de altura, España es el primer país de Europa y el quinto del mundo en número absoluto de presas; el segundo del mundo en densidad de diques por kilómetro cuadrado. Y así continuó la lucha, en este caso la personal de dos periodistas freelance (¿corresponsales de agua?) intentando sobrevivir contando historias. Y así llegó la posibilidad de realizar un informe para el Parlamento Europeo (2019 y actualizado dos años después) que tejió los mimbres contextuales y geopolíticos.

Otoño de 2020. ¿Por qué no rebasar los márgenes de un artículo periodístico? Y así fueron sumándose los encuentros (que no meras entrevistas) y las memorias, hasta ser capaces de trazar ese hilo común que hace de España un Estado hidráulico. Porque las historias estaban ahí, pero apenas habían salido de los contextos locales, como si fueran casos aislados que nada tuvieran que ver entre sí.

"Memorias ahogadas rescata los silenciamientos que sufrieron tantas personas que todavía hoy sienten que no tienen nada que contar"

Y vaya si lo tienen. Memorias ahogadas es la reconstrucción de un retrato hasta ahora fragmentado, un relato cosido con lógicas repetidas, la de unos territorios de sacrificio, la de unas personas —siempre las mismas— expulsadas por el supuesto bien común. Crecimiento, desarrollo, regadíos. Colonialismo de interior, con la creación de al menos cincuenta pueblos blancos; son cálculos propios, tal es la opacidad que atraviesa todo lo que arrastran consigo esos imponentes muros de hormigón. Ordenamiento del territorio, lo llaman. Gestión del agua, dicen. Grandes infraestructuras, prometen. Y esto viene de lejos, de antes de la Segunda República, lo elevó a máxima la dictadura y la democracia sigue en el empeño. Pero sucede que un embalse no se ve igual desde fuera del muro gris que desde dentro.

A través de unas setenta conversaciones pausadas, sin prisa, de experiencias propias y de muchas carreteras secundarias, tras la consulta en archivos y publicaciones, los doce capítulos del libro se sumergen en una decena de grandes embalses, de los que rescatan historias reales, algunas inéditas, otras dadas la vuelta para escucharlas desde otros rincones, todas similares, todas diferentes. Por separado tienen (sin)sentido, juntas trazan el relato de ese Estado hidráulico llamado España. Son los lugares de la memoria, de la conformación del paisaje, de la identidad, de la historia, del patrimonio, de los ríos, de la arquitectura, del poder. Memorias ahogadas rescata los silenciamientos que sufrieron tantas personas —siempre las mismas, conviene recordarlo— que todavía hoy sienten que no tienen nada que contar.

"En términos humanos, un no-lugar repleto de memorias acalladas, un no-lugar que reivindica, que sueña y no sueña, un no-lugar que duele, que siente y que reivindica"

Una inmersión en las vidas y las historias de quienes, en diversos lugares de la península, tuvieron que dejar sus pueblos, tierras y hogares, sus quehaceres, raíces y formas de vida, también sus muertos, debido a la construcción de un embalse. Y tuvieron que callar. Por eso este libro es un relato de escucha, un intento de rescate, una crónica durante demasiado tiempo pendiente y por fin ahora narrada a través de las voces de quienes apenas les queda un hilo de vida, voces que se apagan.

Por cierto, ¿qué es un embalse? En términos técnicos, un gran depósito artificial, construido mediante un dique de contención que cierra literalmente la boca de un valle y que tapona el curso natural de los ríos que lo nutren, para así almacenar sus aguas. En términos paisajísticos, un manto azul de hasta miles de kilómetros cuadrados que, en algunos recodos de las carreteras secundarias, obliga a detener la marcha para llevarse una instantánea digital sobre la que posar la mirada. En términos humanos, un no-lugar repleto de memorias acalladas, un no-lugar que reivindica, que sueña y no sueña, un no-lugar que duele, que siente y que reivindica. Aunque no siempre se lo escuche y tantas veces se lo silencie.

Memorias ahogadas. Continuará.

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Autores: Jairo Marcos y Mª Ángeles Fernández. Título: Memorias ahogadas. Editorial: Pepitas. Venta: Todos tus libros.

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