Julio y agosto serán los meses de la lectura. Y aunque el Sant Jordi veraniego quedó reducido a las buenas intenciones, este tiempo de vacaciones promete abundancia de lectura. El confinamiento todo lo postergó. Toca recuperar los meses perdidos y emplearse a fondo. Pega fuerte la novela, género rey del buen tiempo, que este año recupera su cetro, aunque destacan algunos títulos de memorias, como es el caso de la polémica A propósito de nada (Alianza), del cineasta Woody Allen.
También en el capítulo ficción en español hay que mencionar pequeñas mujeres rojas (Anagrama), una novela con la que la escritora Marta Sanz busca cerrar la trilogía del detective Arturo Zarco y Los últimos románticos (Seix Barral), la cuarta novela de la escritora y periodista Txani Rodríguez. Dos autoras especialmente importantes como Elvira Lindo y Almudena Grandes ya monopolizan los primeros puestos de las listas de lectura para el verano. Lindo lo hace con A corazón abierto (Seix Barral), el primer libro que la autora de Manolito Gafotas publica en diez años y Almudena Grandes lo hace con La madre de Frankenstein (Tusquets).
El relato breve también consigue su espacio en las lecturas del verano. Seix Barral ha publicado una edición ambiciosa con todos los relatos de Lorrie Moore, una de las exponentes más destacadas de la ficción anglosajona. En castellano, recién se publica La claridad, libro de cuentos con el que el argentino Marcelo Luján ganó el prestigioso premio Ribera del Duero, que este año tuvo entre el jurado a Fernando Aramburu. Los seis relatos que conforman el libro editado por Páginas de Espuma permiten a Luján explorar los miedos y los arrebatos, el amor y la traición.
En lo que a ficción internacional literaria respecta es obligatorio comenzar con Despojos: Sobre el matrimonio y la separación (Libros del asteroide), de la canadiense Rachel Cusk. Traducido por Catalina Martínez Muñoz, este libro narra la ruptura matrimonial de la autora. Lo hace con desgarro y elegancia. Esta nueva entrega editada por Libros del Asteroide tras la trilogía Prestigio, A contraluz (2014) y Tránsito (2016), refrenda la voz de Cusk como una de las autoras centrales de la autoficción literaria junto a Karl Ove Knausgård y Sheila Heti.
El escritor Salman Rushdie vuelve con una relectura del clásico cervantino: Quijote (Seix Barral). Inspirado por la obra de Miguel de Cervantes, Sam DuChamp, un escritor mediocre de thrillers de espías, crea el personaje de Quijote, un viajante de productos farmacéuticos que vive obsesionado con la televisión y que está enamorado platónicamente de una actriz. Junto con un imaginario Sancho, se embarca en una aventura a través de Estados Unidos para probar que es merecedor de la mano de su doncella. En su viaje, Rushdie enfrenta a su héroe contra ciberespías, mafias rusas y hasta el fin del mundo.
El sello independiente Blackie Books publica Calypso, el último libro del cómico estadounidense David Sedaris, traducido al español por Jorge de Cascante. En tiempo de los nubarrones anímicos de este verano postpandemia, Sedaris se confirma como referente de la literatura humorística contemporánea con un libro que se mueve entre la risa, la ternura y la miseria. Se suma a la selección de ficción extranjera traducida Los nombres epicenos, novela de Amélie Nothomb publicada en Anagrama y traducida por Sergi Pàmies. En esta ocasión la escritora belga narra la historia de un doble rechazo y una doble venganza, con unos personajes, Claude y Dominique, a los que los mueve el resentimiento y la obsesión.
La novela histórica, uno de los clásicos del verano, incluye a dos superventas del Grupo Planeta: Javier Sierra y Santiago Posteguillo. El primero trae El mensaje de Pandora, que escribió durante el confinamiento, y Posteguillo vuelve con Y Julia retó a los dioses, la continuación de la novela Yo, Julia, con la que Posteguillo obtuvo el premio Planeta en 2018. El mes de julio vino con regalo. Se trata del más reciente libro del periodista y escritor Antonio Pérez Henares (Chani), quien retoma su interés por la narrativa histórica con Cabeza de vaca (Ediciones B), una novela en la que recrea la vida de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el explorador jerezano y primer europeo en llegar al Oeste americano y las cataratas de Iguazú. Henares explota la personalidad de uno de los expedicionarios que mejor comprendió y retrató el modo de vida indígena en el siglo XVI y consigue una narración que mezcla novela histórica, de aventuras y el western. Un libro aventajado, escrito con precisión y oficio.
Hablar de verano supone hablar de aventuras. El sello Zenda Aventuras, que comenzó su catálogo con El diamante de Moonfleet, del británico John Meade Falkner, publicó en pleno confinamiento El enigma del Agua Azul (Beau-Geste), de Percival Christopher Wren. Esta es la primera de una serie de novelas, entre las que destacan Wages of Virtue (1916), Beau Sabreur (1926) y Beau Ideal (1928). La mayoría se desarrolla en la India, África e Inglaterra. Fue publicada en 1924 y adaptada al cine en varias ocasiones —la más conocida de ellas es la que dirigió en 1939 William Wellman, protagonizada por Gary Cooper—.
En el registro novela negra cabe destacar a otro de los autores del verano —en el caso de sus libros en español, casi todos se publican en esta época—. Se trata el suizo Joël Dicker, con El enigma de la habitación 622 (Alfaguara). Del mismo sello, llega La Nena, un nuevo caso de la inspectora Elena Blanco, creada por Carmen Mola, uno de los nombres importantes del género negro en España. Su identidad es un misterio, hasta el punto de que muchos la llaman la «Elena Ferrante española» gracias al éxito de sus dos novelas anteriores: La novia gitana y La Red Púrpura.
Destino publica la nueva novela que Lorenzo Silva dedica a sus míticos Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Se trata de El mal de Corcira. Desde que se publicó El lejano país de los estanques, primer libro de la saga dedicada a la pareja de investigadores de la Guardia Civil, el escritor ha dejado oculto el pasado del subteniente Rubén Bevilacqua. Ahora, Silva corrige esa ausencia y describe el paso de su personaje por el País Vasco, a finales de 1989, como voluntario en la lucha contra el terrorismo de ETA.
El último libro de este recorrido debería formar parte de una selección de No Ficción. Ya que se trata de unas memorias: A propósito de nada, la autobiografía de Woody Allen, publicadas por Alianza Editorial con la traducción del periodista Eduardo Hojman. A lo largo de sus 400 páginas, Allen deleita al lector con una prosa ingeniosa, cargada de ironía y un brillante del sentido del humor. El resultado es un libro caótico, un tanto desordenado en ocasiones, pero escrito con brillantez y honestidad.
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