Inicio > Blogs > Amor de editor > La necesidad del libro basura

La necesidad del libro basura

La necesidad del libro basura

Este año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha hecho patente la buena salud del sector. Paseaba por aquellos pasillos del flamante pabellón asombrado por la intensa vida de profesionales y lectores que bullían efervescentemente por los diferentes stands. Todo el mundo iba con bolsas llenas de libros que acababan de comprar, especialmente una avalancha de gente joven que, sin duda, refleja el auge brutal de la literatura infantil y juvenil. Fijándome en los títulos que mayoritariamente llenaban las bolsas de tela y de papel de los asistentes, reparé en un detalle que luego comenté con algunos colegas: el auge del sector se sostiene por la existencia del libro basura.

El dilema editorial contemporáneo

Recuerdo perfectamente el día que entré por primera vez en el despacho de un importante editor español. Sobre su mesa descansaban dos manuscritos: una novela experimental de un autor consagrado y lo que él llamaba, con una mezcla de resignación y picardía, «nuestro próximo pelotazo». Era una novela romántica que seguía punto por punto el manual del éxito: protagonista herida emocionalmente, galán atormentado, y una trama que cualquier lector podría anticipar desde la primera página. «Con esto», me dijo, «financiaremos algunos poemarios y ensayos de nicho que publicaremos el próximo trimestre».

"El término libro basura, aunque peyorativo, esconde una realidad mucho más compleja"

Esta escena ilustra perfectamente el dilema al que se enfrenta la industria editorial contemporánea: la necesidad de equilibrar la calidad literaria con la sostenibilidad económica. El término «libro basura», aunque peyorativo, esconde una realidad mucho más compleja y necesaria de lo que podría parecer a primera vista.

En un momento en que el sector editorial español celebra cifras récord, con más de 1.200 millones de euros de facturación en 2024, resulta más pertinente que nunca analizar los mecanismos que hacen posible esta bonanza económica.

El libro como producto comercial

La industria editorial es, ante todo, una industria. Esta obviedad, que puede resultar incómoda para los puristas, es la que permite que los libros sigan llegando a las manos de los lectores. Los números son claros: mantener un catálogo diverso, con obras experimentales, poesía, ensayo de pensamiento crítico o traducciones de obras fundamentales pero minoritarias, requiere de una base económica sólida.

El coste de publicar un libro va mucho más allá de la impresión y la distribución. Cuando una editorial apuesta por un título, invierte en:

– Adelantos a autores

– Trabajo editorial (lecturas, correcciones, edición)

– Diseño y maquetación

– Marketing y promoción

– Costes de almacenamiento

– Gestión de devoluciones

– Derechos de traducción (en su caso)

Y todo esto sin garantía de éxito. Como me confesó una vez una editora veterana: «De cada diez libros que publicamos, siete apenas cubren costes, dos dan pérdidas, y uno, con suerte, genera beneficios suficientes para compensar todo lo demás».

Anatomía del «libro basura»

Pero, ¿qué entendemos exactamente por «libro basura»? El término, injustamente despectivo, suele referirse a obras creadas siguiendo fórmulas probadas de éxito. Pensemos en After, de Anna Todd, una saga que comenzó como fan fiction en Wattpad y se convirtió en un fenómeno editorial global. ¿Es literatura de alta calidad? Probablemente no. ¿Ha conseguido que millones de jóvenes se acerquen a la lectura? Sin duda.

"Las editoriales utilizan análisis de datos para identificar tendencias y estudian patrones de éxito en plataformas como Wattpad o Amazon"

Los elementos comunes de estos libros incluyen tramas predecibles pero emocionalmente satisfactorias, personajes arquetípicos fácilmente reconocibles, lenguaje accesible y directo, ritmo ágil y giros dramáticos calculados, marketing intensivo y presencia dominante en librerías.

El proceso de creación de estos libros está cada vez más profesionalizado. Las editoriales utilizan análisis de datos para identificar tendencias, estudian patrones de éxito en plataformas como Wattpad o Amazon, y monitorizan las conversaciones en redes sociales para detectar lo que buscan los lectores.

Un ejemplo revelador es el caso de Boulevard, de Flor M. Salvador, que se convirtió en un fenómeno editorial tras su éxito en Wattpad. La editorial que lo publicó no solo compró los derechos del libro, sino que estudió meticulosamente los comentarios de los lectores en la plataforma para ajustar el texto final.

La función económica del best seller formulaico

El caso de Violet y Finch o Heartstopper son ejemplos perfectos de cómo funciona el subsidio cruzado en la industria editorial. Estos títulos, que han vendido millones de ejemplares globalmente, permiten a sus editoriales mantener colecciones de poesía, traducir obras fundamentales de filosofía o publicar a autores noveles arriesgados.

Las cifras son reveladoras: un best seller juvenil puede vender en España entre 50.000 y 100.000 ejemplares en su primer año, mientras que un poemario de calidad raramente supera los 500 ejemplares. Sin embargo, ambos requieren un esfuerzo editorial similar.

No todo best seller es «basura»

Es importante hacer una distinción: no todo best seller es necesariamente un «libro basura», ni todo libro que sigue fórmulas comerciales carece de calidad literaria. El nombre del viento, de Patrick Rothfuss, o La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón son ejemplos de obras que conjugan éxito comercial con calidad literaria indiscutible.

Stephen King, frecuentemente etiquetado como autor comercial, ha demostrado una y otra vez que se puede escribir literatura de género con una calidad extraordinaria. Su obra Mientras escribo (On Writing) es, de hecho, uno de los mejores manuales sobre el oficio de escribir.

En el ámbito hispano, autores como Dolores Redondo o Juan Gómez-Jurado han demostrado que se puede crear thriller comercial de alta calidad. La saga del Baztán o la serie Reina Roja son ejemplos de cómo las fórmulas del género pueden elevarse a través de una escritura cuidada y una investigación exhaustiva.

El fenómeno de la IA: la nueva «basura» digital

Un fenómeno reciente que merece atención especial es la proliferación de libros escritos por IA en plataformas como Amazon. A diferencia de los «libros basura» tradicionales, que al menos pasan por un proceso editorial y tienen una intención comercial legítima, estos productos generados automáticamente representan una amenaza real para el ecosistema del libro.

"La situación se ha vuelto tan preocupante que Amazon ha tenido que implementar restricciones para los libros generados por IA"

En Amazon se pueden encontrar miles de títulos generados por IA, desde libros infantiles hasta manuales técnicos, vendidos a precios irrisorios y sin ningún tipo de control de calidad. Este es el verdadero «libro basura» del siglo XXI, que no aporta valor cultural ni sirve para sostener otros proyectos editoriales.

La situación se ha vuelto tan preocupante que Amazon ha tenido que implementar restricciones para los libros generados por IA. El problema no es tanto la tecnología en sí, sino la falta de supervisión editorial y la ausencia de un propósito más allá del beneficio inmediato.

El impacto cultural y social

La democratización de la lectura es un efecto positivo innegable de los best sellers comerciales. El fenómeno BookTok ha demostrado que los jóvenes siguen interesados en la lectura, aunque sus gustos no coincidan con el canon tradicional. Muchos lectores que comenzaron con Crepúsculo o Los juegos del hambre han evolucionado hacia lecturas más complejas.

En mi experiencia personal, he visto cómo adolescentes que empezaron leyendo After terminaron descubriendo a Jane Austen, y lectores que se iniciaron con Harry Potter acabaron explorando la narrativa fantástica más experimental o incluso dieron el salto a literatura más madura como la generación beat. El «libro basura» actúa a menudo como puerta de entrada a la lectura, y eso es algo muy interesante.

El equilibrio necesario

La clave está en el equilibrio. Editoriales como Anagrama o Tusquets han demostrado que es posible mantener un catálogo prestigioso gracias a una gestión inteligente de los títulos comerciales. La colección «Narrativas hispánicas» de Anagrama no existiría sin el éxito de sus «Compactos» más comerciales.

El modelo de Random House Penguin es otro ejemplo interesante: mantienen sellos diferenciados para distintos tipos de literatura, permitiendo que las ventas de los más comerciales sustenten a los más arriesgados. Esta estrategia de diversificación permite mantener la calidad sin renunciar a la viabilidad económica.

Hacia un modelo editorial sostenible

El «libro basura» no es el enemigo de la buena literatura, sino muchas veces su mejor aliado económico. En un mundo ideal, quizás todas las obras de alta calidad literaria serían también éxitos comerciales. Pero en el mundo real, los best sellers formulaicos cumplen una función vital en el ecosistema editorial.

"El verdadero desafío para el sector no es eliminar los libros comerciales, sino asegurar que su éxito sirva para mantener viva la diversidad editorial"

Lo que necesitamos no es despreciar estos libros, sino entender su función y trabajar para que coexistan con obras más arriesgadas o minoritarias. Como me dijo aquel editor hace años: «Ningún libro es basura: estos libros nos permiten seguir publicando libros». Personalmente vivo con este desafío en el sello que dirijo. Editorial Cántico ha conformado durante todos estos años un catálogo orientado a la poesía, el ensayo y la narrativa de autor. La mayoría de nuestros libros no responde en absoluto a la anatomía del best seller que hemos mencionado más arriba, pero para mantener esta identidad editorial a flote no me tiembla el pulso cuando decido editar algún título con un cariz más comercial, como hemos hecho este año con el poemario de Megan Fox Los chicos guapos son tóxicos. El libro es realmente bueno pero, para ser honesto, lo que nos hizo pujar por este título en la subasta del agente fue sobre todo el relumbrón mediático de la autora.

El verdadero desafío para el sector no es eliminar los libros comerciales, sino asegurar que su éxito sirva para mantener viva la diversidad editorial. Y, sobre todo, mantenernos vigilantes ante las nuevas amenazas, como la proliferación de contenido generado por IA sin ningún valor añadido, que sí representa un peligro real para la calidad y la sostenibilidad del sector.

La próxima vez que veas un expositor lleno de novelas románticas predecibles o thriller con portadas llamativas, recuerda: quizás estás viendo la financiación del próximo gran descubrimiento literario.

El sector editorial es un ecosistema delicado donde cada elemento cumple su función. Los best sellers comerciales, lejos de ser una amenaza, son a menudo los garantes de la diversidad cultural. En un mundo donde la lectura compite con infinitas formas de entretenimiento, estos «libros basura» son un aspecto de nuestra cultura que no hay que desdeñar o despreciar a la ligera. Ellos son los que mantienen viva la industria y crean nuevos lectores, y permiten la producción editorial de títulos de nicho y géneros de reducida solvencia en el mercado.

4.8/5 (18 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Ricarrob
Ricarrob
1 día hace

De acuerdo, en general, con usted pero se olvida usted de las biografìas escatológicas y perfectamente prescindibles como los famosos manuales de resistencia, productos ideològicos detríticos, nunca escritos por sus protagonistas y ensalzadores de personalidades mentalmenre enfermizas.