Las niñas migrantes existen. Son una bofetada en la cara del mundo, pues su vulnerabilidad es una muestra del desamparo que viven todas esas personas que se ven forzadas a buscar una vida mejor, más esperanzadora, lejos de la miseria en la que se hunden miles y miles de seres humanos en países donde no son nada. Ese es el contexto de 3934 Kilómetros, novela del escritor Juan Carlos Quezadas (Ciudad de México, 1970) ilustrada por Armando Fonseca, la cual relata la historia de una niña migrante de doce años, Irene Madariaga, conocida como la Gata, quien abandona su casa en El Salvador y se ve empujada a padecer las experiencias que puede vivir cualquier migrante en un contexto de violencia y marginación, en medio del cual esta niña mantiene su humanidad a pesar del cruel engaño de las fronteras, a pesar de la violencia contra los niños y las comunidades más vulnerables, y que subraya la solidaridad entre mujeres. Publicada por Ediciones Castillo, esta narración cuenta un periplo lleno de sufrimiento, dolor y ternura, y nos ofrece un recorrido en torno al tema de los desplazamientos de las niñas y niños que se se han visto obligados a abandonar sus hogares y atravesar las peligrosas rutas del exilio de Guatemala y El Salvador hacia los Estados Unidos, teniendo que cruzar las fronteras centroamericanas hasta llegar a la mexicana, en cada una de las cuales el mundo es un infierno, un mundo de problemas, con autoridades y grupos armados que intentan robarles todo, incluida su frágil humanidad. Ganador con esta obra del Premio Hispanoamericano Castillo de Literatura Infantil y Juvenil 2019, Quezadas confiesa haber descubierto con la escritura de esta novela la verdadera dimensión de la violencia y los peligros que enfrentan los niños que recorren esos caminos, niños de cinco a siete años que día a día, en este mismo momento, intentan cruzar esas fronteras y comprueban lo espantoso que es el peregrinar de cualquier migrante; unos niños que, como muestra el autor, muchas veces ni siquiera saben a dónde van y qué es lo que se van a encontrar en ese universo que se podría resumir en una de las frases más crudas que aparece en esta narración, cuando la pequeña protagonista lee una pintada que a la sazón, dice: “El Muro es el principio del fin del principio del infierno”.
ÓRALE GÜEYES, ASÍ HABLAMOS LOS MEXICANOS
La segunda edición del Diccionario del español de México, con sus respectivas actualizaciones, ya está en la nube. O lo que es lo mismo: online. Fruto de más de 40 años de investigación, el Colegio de México acaba de publicarla gracias al trabajo del único equipo especializado en lexicografía que existe en Hispanoamérica. Como quien dice, un equipo de los más chido del mundo. Este diccionario reúne las palabras propias del español hablado y escrito en tierras mexicanas desde 1921 a la fecha, y contiene voces tanto de la tradición culta, usadas en la literatura y en la ciencia, como de la tradición popular, campesina, coloquial, de jergas juveniles y caló. La neta del planeta, en esencia. Se trata, en efecto, de un valioso instrumento para apreciar la riqueza del español de los mexicanos y a la vez un determinante apoyo para la educación en las escuelas, como ha declarado el doctor en lingüística Luis Fernando Lara, director de este proyecto desde 1973, quien destaca que la consulta al portal, además de ser gratuita, ofrecer secciones que ayudan a conjugar verbos, permitir entender el uso de los tiempos verbales y conocer las reglas de ortografía y puntuación, es un zaguán enorme de acceso al habla de México, el país con mayor número de hispanohablantes en el mundo y donde ha evolucionado la lengua española con tal libertad que las ataduras prescriptivistas de la tradición académica se la pelan, forjando un habla propia y singular a la que este diccionario se aproxima mediante 32 mil 650 artículos lexicográficos, los cuales engloban cerca de 90 mil acepciones y otros tantos ejemplos de uso, desde el tristemente célebre vocablo “feminicidio” al presidencialmente sobado “fifí”, sin descontar los populares “huachicol”, “chauiztle», “chairo” o “despapaye”. ¿Los entiende? ¿No? Busque, indague, consulte. Pero no se haga güey.
UN MUNDO RARO
Lo dijo Bernard Shaw: “Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia”.
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