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La pregunta más temida

La pregunta más temida

El escritor Carlos Salem ha decidido rendir cuentas con el pasado de su país escribiendo una novela en la que un represaliado por la dictadura argentina decide vengarse años después de un ex militar al que encuentra por casualidad. Una ficción, pues, que plantea una paradoja: si torturas al torturador, ¿te conviertes en torturador?

En este making of Carlos Salem cuenta el origen de Tango del torturador arrepentido (Alrevés).

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La idea que dio origen a Tango del torturador arrepentido vino conmigo desde Argentina hace más de treinta años. La «culpa» fue de Mario Benedetti y una de sus frases magistrales: «Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo».

Como explico en una nota al final del libro, cuando Videla y sus secuaces dieron su golpe de estado, yo era apenas un adolescente que vivía en la Patagonia, lejos de las grandes ciudades, donde detenciones ilegales, desapariciones forzosas, torturas y asesinatos eran el pan de cada día. Nada de esto se difundía por los medios de comunicación, pero incluso así, me enteraba de lo que estaba ocurriendo.

"Cuando llegué a Barajas, sabía que acabaría por cumplir la determinación de ser novelista, que mantenía desde los diez años. Pero no cuándo me sentiría capaz de escribir esta novela"

Cuando volvió la democracia y tuve un panorama completo de las atrocidades cometidas (miles de desaparecidos, quinientos niños nacidos en cautiverio y separados de sus padres, setecientos centros de detención ilegal y un desgarrador etcétera), colaboré, como pude, con organizaciones de Derechos Humanos y esos horrores me fueron transmitidos de primera mano. También me indigné con las sucesivas leyes decretadas por gobiernos democráticos para perdonar al mayor número posible de represores y alejar el peligro de nuevos alzamientos militares.

Ese desencanto fue el sello de mi billete de ida a España.

Cuando llegué a Barajas, sabía que acabaría por cumplir la determinación de ser novelista, que mantenía desde los diez años. Pero no cuándo me sentiría capaz de escribir esta novela. Comencé con otras historias, que me dolieran menos. Pero el torturador seguía rondando. Me obsesionaba pensar en que familiares de torturados y desaparecidos pudieran encontrarse en la iglesia, en el cine o en el supermercado, con los asesinos de sus familiares, que por cientos campaban libremente después de haber sido amnistiados.

¿Qué ocurriría, qué impulso tendrían?

"Durante la pandemia abordé a fondo el proceso, supe que ya era capaz de contar lo que quería y como quería, pero seguía doliendo demasiado"

Quería escribir sobre lo ocurrido y sus consecuencias, pero desde una perspectiva diferente, provocando que quien quiera enterarse pueda hacerlo, pero que no fuera ese el centro de la historia, sino el catalizador. No me sentía preparado todavía para abordar todos los matices en una novela, por eso en torno a 2000 escribí una obra de teatro, que unos diez años después representó Brétema Teatro bajo la dirección de María Suanzes en Barcelona y tuvo forma de libreto.

Pero yo seguía queriendo desarrollarla como novela, profundizar en el pensamiento de los personajes, en la fragmentación de las personalidades ante algo tan rotundo como la posibilidad o la imposibilidad de la venganza.

Durante la pandemia abordé a fondo el proceso, supe que ya era capaz de contar lo que quería y como quería, pero seguía doliendo demasiado. Algunos de los personajes de este libro se basan en gente que conocí o amé. Así que dejé que creciera sin prisas, hasta que la necesidad de escribir la novela se volvió urgencia.

El próximo libro que publicara sería el número 50, y en mi país natal se encaminaba al poder un personaje siniestro que entre sus banderas llevaba la de negar el genocidio y considerar la masacre como una guerra justa.

"¿Si te vengas torturando a tu torturador, no te conviertes en lo mismo que él? Espero que cada persona que lea la novela tenga su propia respuesta"

Así tomó forma final esta historia de alguien que se salvó y se siente culpable por ello, que se impone la obligación de una venganza que acaso no quiere cometer, pero cuando llega la hora de la verdad, muchos años después, sabe que si no lo hace, su vida no habrá tenido sentido. Como contraparte, un «malo» que de cerca no parece tan malo, que dudó cuando sus camaradas cercenaban vidas sin parpadear. Alguien que parece en paz consigo mismo, pero que cuando se queda a solas es incapaz de mirarse en los espejos.

No quería escribir una novela más sobre la dictadura y los desaparecidos, ya hay unas cuantas y algunas son excelentes. Me torturaba, valga la redundancia, la pregunta más temida: ¿si te vengas torturando a tu torturador, no te conviertes en lo mismo que él? Espero que cada persona que lea la novela tenga su propia respuesta.

Yo todavía la estoy buscando.

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Autor: Carlos Salem. Título: Tango del torturador arrepentido. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros.

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