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La prehistoria de Lou Reed y John Cale, el capricho musical de Andy Warhol y la fascinante Nico

La prehistoria de Lou Reed y John Cale, el capricho musical de Andy Warhol y la fascinante Nico

El título de esta crónica podría servir para aproximarnos a una de las bandas más curiosas y desconcertantes de la segunda mitad de los sesenta, una rara avis, pura provocación, creadora de un álbum —el primero— que forma parte de historia de la música rock. El disco se titulaba simplemente The Velvet Underground & Nico. Sobre una portada blanca se dibuja un enorme plátano, muy pop-art, obra de Andy Warhol, que fue el productor (teórico) del invento y el animador de ese grupo formado por tres jovenzuelos algo despistados y con ansias de comerse el mundo underground de Nueva York: Lou Reed, John Cale, el guitarrista Starling Morrison y, como contrapeso ante tanto ego desatado, la percusionista Moe Tucker, una joven de aspecto muy discreto y la única que tenía un trabajo estable.

Pero vayamos al principio. Y el principio fue 1942. El mismo año que abrió los ojos Paul McCartney nacieron también estos tres tipos incontrolables, a los que les gustaba pasearse por el abismo y tentar los límites, tanto en la música como en su propia vida; tres tipos que coincidieron en 1965 (se habían entremezclado varias veces), el mismo año en que los descubrió Andy Warhol y les impuso, como cantante, a su musa alemana, Nico. Ellos son los seis —o cinco: Moe no da mucha guerra— protagonistas de esta historia del Nueva York alternativo, pura experimentación artística entre la contracultura, lo beat, el pop-art y la droga, mucha droga y sexo libre; una historia poblada de personajes —algunos muy famosos— que pululan en ese ambiente mientras los Beatles conquistaban Estados Unidos con otro tipo de música y de mensajes.

"Eran como dos almas casi gemelas que podían aniquilarse. Lou Red le enseñó sus primitivas canciones, que modificadas pasarían a la futura Velvet"

El primero en aparecer es Lewis Allan Reed, un bello joven de aspecto frágil y fuerte carácter, que quería ser escritor, y en sus canciones contaba historias de realismo sucio, pero realismo al fin, sobre drogas y marginalidad, como en Heroin, que a nadie le interesaban. En la Universidad tomó un curso de escritura creativa con Delmore Schwartz (un poeta de poderosa voz que tiene un libro de cuentos traducido al español), quien influyó en el Nobel Saul Bellow y, por supuesto, en el joven inconformista, quien siempre lo admiró. De él aprendió la belleza de las frases sencillas, y de Warhol (llegaría después) el valor de la repetición. Se apuntó al curso con su primera novia Shellery Albin, la chica que le inspiró los relatos de aquel tiempo y algunas de sus primeras canciones; juntos fueron al concierto de Bob Dylan, y poco después de romper (no era una chica dócil) se metió como compositor para otros en una pequeña discográfica independiente. Ahí fue cuando intentó formar una banda con otros compañeros para promocionar un disco; entonces conoció a John Cale, otro espíritu inconformista; y Lewis Allan se convertiría —se iniciaba 1965— en Lou, Lou Reed.

Lou Reed y Nico

Nacido en Gales, y de formación musical clásica, John Davies Cale había llegado año y medio antes a Nueva York, el único lugar del mundo donde podría romper barreras y llevar su experimentación al límite. Por allí andaban Yoko Ono, John Cage o Joseph Beuys, y lo suyo era la música de vanguardia: minimalismo, repetición, ruido, tan apreciada por algunos intelectuales, mezclada con otras disciplinas artísticas, tendiendo hacia la performance. El encuentro con Lou fue algo así como descubrimiento, reconocimiento y lenta compenetración desde unas posturas artísticas aún muy distintas. Eran como dos almas casi gemelas que podían aniquilarse. Lou Reed le enseñó sus primitivas canciones, que modificadas pasarían a la futura Velvet. A Cale le gustaron esas letras tan radicalmente nuevas, pero había que electrificar las melodías, quitar ese toque folk (Dylan al fondo) que todas llevaban y que tanto aborrecía.

"Sólo tocaron tres canciones, pero el resultado fue desastroso: los que no se fueron los abuchearon. Era todo un triunfo"

El primitivo grupo —The Primitives— se deshizo, pero ambos continuaron juntos, ya que eran dos creadores en plena ebullición y evolución: tocaron juntos, incluso en la calle; contaron con algún que otro miembro, hasta que un día, en el Metro, se encontraron con un tipo alto e irascible que Lou conocía de la Universidad de Siracusa: Sterling Morrison. También había asistido a las clases de escritura y llevaba el ritmo de la guitarra en las venas. Junto a un vecino y amigo de Cale formaron un grupo, The Warlocks, y durante meses no se movieron del circuito del penoso cine underground, donde actuaban y ponían música de fondo a aquellas cintas imposibles de soportar. Ahí conocieron, sin embargo, a Barbara Rubin (la que puso en contacto a Dylan con Warhol), su mayor fan, quien les consiguió su primera actuación en un concierto de rock, como teloneros.

Quedaban pocos días para el concierto cuando el percusionista abandonó el grupo y tuvieron que buscar rápidamente a… ¿quién? Entonces se acordaron de que la hermana de un compañero de la Universidad tocaba la batería: era Moe Tucker. Y así, improvisadamente, el 11 de diciembre de 1965, se presenta oficialmente The Velvet Underground (acababan de cambiarse de nombre por este, tomado del título de una novela erótica). Sólo tocaron tres canciones, pero el resultado fue desastroso: los que no se fueron los abuchearon. Era todo un triunfo. Tras la debacle, les contrató la dueña del Café Bizarre, un lugar de referencia artística en el Village, para animar el ambiente, pero amenazó con echarlos si incluían sus propias improvisaciones, esas que espantaban a la clientela. Antes de que sucediera, Barbara Rubin, que iba a todos los días, solía invitar a sus amigos al lugar, y uno de ellos fue Warhol y su troupe de la Factory.

Lou Reed

Andy Warhol, que es posible que se hubiera tropezado con ellos en una de las sesiones de cine underground, llevaba dando vueltas a la idea de crear un grupo que expresara musicalmente lo que ya estaba experimentado con la pintura y el cine. Y al ver aquella manera de entender la música (seguían tocando canciones propias) supo que ya lo había encontrado. Comenzaba oficialmente la historia de The Velvet Underground. Su primer trabajo fue el de poner la música en vivo a una de sus películas experimentales, que era lo que habían estado haciendo hasta entonces. Y luego Warhol, que se erigió en su mánager, se comprometió a buscarles conciertos y una discográfica, pero había una pequeña condición: la voz y la imagen de The Velvet Underground sería la de su protegida, la cantante, actriz y modelo alemana Nico.

"Finalmente, en marzo de 1967 salió su primer disco, con el flamante plátano del artista como portada, titulado The Velvet Underground & Nico"

Muy a regañadientes lo aceptaron, pero dejaron bien claro que Nico no sería uno de los miembros del grupo. Los desacuerdos continuaron cuando Nico quiso cantar la canción que Dylan (el insólito Nobel se asoma por todas partes en esta historia) le había regalado: «I’ll Keep It With Mine». No se lo permitieron, pero Lou escribió «Femme Fatale» para ella, a sugerencia de Warhol. Finalmente, en marzo de 1967 salió su primer disco, con el flamante plátano del artista como portada, titulado The Velvet Underground & Nico, en donde se alternaban las voces de Nico y Lou Reed. El álbum pasó totalmente desapercibido, mientras que tres meses después apareció Sgt Pepper’s…, de los Beatles, un gran éxito y un trabajo que impactó y revolucionó el rock. Hoy los dos álbumes se han convertido en míticos y forman parte de la historia de la música, ya que la Velvet ha influido directamente en movimientos posteriores como el rock alternativo y, sobre todo, el punk.

Si su primer concierto oficial en Long Island ya desesperó al público con sus improvisaciones y repeticiones, en el segundo, celebrado en un congreso psiquiátrico, la gente se preguntó por qué estaban siendo torturados por esos majaras. Y es que el lema de Andy Warhol podía desesperar a cualquiera: «Si el público puede aguantar 20 minutos, dale 30». Con Andy Warhol el grupo pudo salir de su más absoluta marginalidad y ser aceptado por la prensa y los circuitos de música, pero a su vez perdía identidad. De hecho se la conocía como «la banda de jazz de Andy Warhol». Así que tras la experiencia del primer disco —el mejor, por cierto—, se separaron de Warhol, y lo primero que hicieron fue echar a Nico, algo que ya se temía la cantante y actriz alemana. Años después declaró al respecto: «Todo el mundo quería ser una estrella. Por supuesto, Lou siempre lo era. Pero los periódicos se fijaban en mí todo el rato. Así es como me despidieron».

"Incluso aparece Leonard Cohen, quien coincidió en el Chelsea Hotel con Nico, y obnubilado por su belleza le regaló un armonio e intentó conquistarla"

Esto son tan solo unos apuntes narrativos, una pequeña historia para aquellos que no conozcan la apasionante aventura de la Velvet, pero a los que quieran saber más, mucho más, todos los detalles sobre el grupo, su evolución y sus integrantes, los invito a leer The Velvet Underground y etc., un estupendo y muy recomendable libro de Rafa Cervera, muy bien escrito y con tanta información que alumbra y agobia a la vez: son innumerables los personajes de la literatura, el arte y la música —famosos y menos conocidos— que se mueven en ese microcosmos del Nueva York alternativo de la segunda mitad de los años sesenta y principios de los años setenta. Incluso aparece Leonard Cohen, quien coincidió en el Chelsea Hotel con Nico, y obnubilado por su belleza le regaló un armonio e intentó conquistarla, pero la cantante alemana, que siempre estaba en condiciones de elegir, lo rechazó; aún no era Leonard Cohen y prefería a los más jóvenes, aunque Alain Delon, el padre de su único hijo, es contemporáneo a nuestro cantante favorito.

Rafa Cervera y Lou Reed, en uno de sus encuentros de hace ya unos cuantos años.

En fin, es tanta la información pormenorizada y los personajes de este libro de Rafa Cervera que ese «etc» pequeñito del título tiene mucho que decir. La edición, por otro lado, de Libros Cúpula, está muy cuidada: tapa dura, buen papel, índice de nombres y de títulos, amplias fuentes, así como una discografía actualizada de The Velvet Underground y de sus componentes una vez que se separaron. Posiblemente sea el libro de su vida de Rafa Cervera, ahora centrado en la novela, un crítico musical tan fan de Lou Reed —al que entrevistó en varias ocasiones— que en su Valencia natal se le conocía como Rafa Velvet.

Esto nos lo recuerda Ana Curra, en un atractivo prólogo, entre confesional y generacional, en el que nos habla de la enorme influencia que para ellos, los de la movida madrileña, tuvo Warhol —hay que recordar el Cascorro Factory de Ceesepe—, la Velvet Underground y Lou Reed. De hecho, Olvido, su compañera musical de los Pegamoides, tomó el nombre de Alaska de la letra de una canción del álbum Berlin: «All of her friends call her Alaska». Ana Curra, lo mismo que este cronista, entró en el mundo de la Velvet por Nico, aquella enigmática mujer a la que posiblemente fuese mejor admirar de lejos que amar de cerca. Leonard Cohen, entusiasmado, no lo supo ver.

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carlos
carlos
8 meses hace

Pues yo casi considero superior el «White Light/white heat»