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La responsabilidad de tus elecciones

La responsabilidad de tus elecciones

Es verdad que puede caer un tiesto desde una ventana y te toque decir adiós sin que tus actos hayan tenido mucho que ver con el resultado, pero la realidad es que un gran porcentaje, y por supuesto la mayoría, de las cosas que nos pasan son causa de elecciones hechas por nosotros. Por cosas que hemos hecho, que hemos dejado de hacer, que hemos dicho, que no hemos dicho, por las que hemos sido protagonistas o ausentes conscientes. Pocas veces el resultado de lo que te pasa en tu vida es, ciento por ciento, consecuencia de un azar maligno que nos persigue, o de un hada madrina que nos protege.

Esto lo aprendí de muy pequeño, y me hizo mucho más libre. Porque saber que eres en gran parte responsable de lo que te pasa en la vida, te hace libre. Te permite elegir lo que quieras en función de la consecuencia que quieras generar. Y puedes elegir hacer el acto en sí porque te hace feliz, o hacer el acto porque te satisface la consecuencia. Es decir, si eliges hacer algo aun cuando la consecuencia pueda ser incierta e, incluso, nociva, pues perfecto. Si haces algo que te haga poco feliz, como trabajar en algo que no te gusta, porque quieres conseguir dinero para hacer algo que te gusta, como es viajar, pues perfecto.

Elegir te hace libre.

"Y, por supuesto, no siempre elegimos lo que queremos. No siempre elegimos lo que es mejor para nosotros. Y eso es algo que ya ni me planteo como objetivo"

Siempre estamos tomando elecciones y lo peor es, sin duda, que no te des cuenta de ello. Cualquier acto rutinario que hagas o no hagas en tu vida es una elección. Condicionada por una decisión anterior o simplemente una nueva elección. Madrugar e ir al gimnasio o no. Estudiar una cosa o no. Elegir hacer algo porque lo has decidido conscientemente tú o te lo ha dicho otra persona. Aceptar o quejarte. Vestirte de una forma o no. Usar un smartphone o no usarlo. Dejar que tus datos estén en manos de todo el mundo o no. Usar I. A. o no. Comer carne o pescado o hacerte vegano. Proteger la seguridad de tu ordenador o no. Seguir estudiando pese a ya tener trabajo. Tratar bien a la gente o tratarla mal. Criticar a una persona o ayudar. Ver un programa de televisión o leer un libro. Criticarte, aceptarte o mejorar en lo que fallas.

Todo es una elección.

Y, por supuesto, no siempre elegimos lo que queremos. No siempre elegimos lo que es mejor para nosotros. Y eso es algo que ya ni me planteo como objetivo. Elijo lo que quiero hacer en base a muchos factores. A lo cansado que esté, a las ganas de vivir que tenga, a lo enfadado que me encuentre conmigo mismo por haber fracasado o las ganas que tenga de demostrarme algo a mí mismo. Elegir me hace libre, y elegir en base a lo que me dé la real gana más aún.

"Ahora estamos en un momento en el que como sociedad tenemos que elegir. Tenemos que elegir cómo queremos que sea la sociedad que estamos construyendo en base a la tecnología que estamos creando"

Ahora bien, luego no me quejo. Quejarse de lo que te pase después de haber elegido lo que querías es trampa. No vale. Error. No compila. Elige, sí, pero sé responsable con lo que consigas. Puede que hayas elegido una cosa mala para conseguir una consecuencia buena y luego no haya salido. Pues piensa qué has evaluado mal. Qué podías haber hecho mejor. Tal vez has errado, como todos, que fracasamos muchas veces en la vida. Fallar y fracasar es parte del aprendizaje para elegir mejor la siguiente vez.

Por eso, cada vez que te salga algo mal, evalúa si ha sido un tiesto que ha caído al azar fuera de tu control, y si no es así, busca cuántas cosas podrías haber elegido distinto para que el resultado hubiera sido distinto. Que mañana es otro día tan bueno como ayer para volver a tomar elecciones. Y eso te hace libre, ya sean pequeñas o grandes elecciones que te permitan cambiar el rumbo de algo poco a poco o drásticamente. Tú eliges.

"Tendremos que reflexionar sobre a dónde queremos llevar la tecnología, para que no sea la tecnología la que nos lleve a nosotros"

Ahora estamos en un momento en el que como sociedad tenemos que elegir. Tenemos que elegir cómo queremos que sea la sociedad que estamos construyendo en base a la tecnología que estamos creando. La inteligencia artificial lo está cambiando todo, al igual que lo hizo Internet, lo hicieron las grandes plataformas, las redes sociales o el mundo del Big Data, que nos llevó a escándalos como el de Cambridge Analítica. La única diferencia es que en esta ocasión, la Inteligencia Artificial lo está haciendo más rápido todavía que las anteriores.

Y, además, en la línea de flotación de las capacidades más humanas. Ya os hablé de ello en el artículo de “La supremacía cognitiva del hombre sobre la Inteligencia Artificial y el trabajo”, y vamos a tener que empezar a tener que tomar elecciones al respecto. Algunas vendrán en forma de regulación —como tenemos reglas en Internet, en privacidad, en telecomunicaciones, en fiscalidad, en seguridad, etcétera—, otras serán en forma de debate público.

Tendremos que reflexionar sobre a dónde queremos llevar la tecnología, para que no sea la tecnología la que nos lleve a nosotros. Las fake news, el Big Data y las redes sociales nos llevaron a la división de todas las sociedades del mundo en “ellos” y “nosotros”. A las burbujas de información, donde “nosotros” somos los listos, y “ellos” los que no se enteran de nada. A odiar a nuestros hermanos. A dividirnos. A querer pelearnos por cosas que no son ni verdad, ni parecidas.

“Antes dos políticos discutían por si algo que sucedía era bueno o malo, ahora dos políticos discuten por si algo está sucediendo o no”, escuché decir a uno de los líderes mundiales un día en una de sus charlas. Y era dolorosamente cierto. Y es dolorosamente cierto, aún.

"Vamos a ver cómo cada día la inteligencia artificial toca más pilares troncales de nuestra sociedad, de nuestra concepción como seres humanos. De nuestra confianza al sentirnos útiles y necesarios"

Tenemos que elegir qué modelo de sociedad queremos. Apalancando en la tecnología, por supuesto. Y en la Inteligencia Artificial, no hay duda. Pero es el momento de elegir los valores, las reglas, los negocios que queremos construir con ella y los que no. Elegir cómo hacemos que las sociedades sean mejores gracias a las empresas que usan tecnología e inteligencia artificial, y cómo las personas son más felices gracias a la tecnología. No algunas sí y otras no. Todas. Cómo hacemos que la tecnología haga que nuestro mundo sea más humano y que nuestras vidas sean más plenas. Más felices.

Y nos queda mucho que hacer al respecto.

Tal vez me equivoque, pero en breve los debates se van a acelerar. Vamos a ver cómo cada día la Inteligencia Artificial toca más pilares troncales de nuestra sociedad, de nuestra concepción como seres humanos. De nuestra confianza al sentirnos útiles y necesarios. Y en esos momentos habrá que estar a la altura como personas. A pensar en el mundo que queremos construir con la tecnología. En la sociedad que queremos pintar a nuestros sucesores. A cómo entregamos a las generaciones venideras un mundo mejor, gracias a la tecnología. Y no es fácil, ¿verdad? Por eso tenemos que elegir ahora, y mañana, y cada día, qué queremos hacer. Y entender en todo momento, que somos responsables de nuestras elecciones.

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Ricarrob
Ricarrob
1 año hace

Sr. Alonso, todo cierto y todo falso. Quizás todavía está usted en esa edad en la que, en nuestra madurez, creemos que dominamos nuestra vida y que nuestras decisiones, que si que son importantes, por supuesto, lo dirigen todo. Y digo, junto con usted que es importante decidir bien.

Pero… el azar es parte importantísima de nuestras vidas y de ello quizás nos damos cuenta cuando tenemos realmente tiempo y edad para reflexionar sobre todo lo acontecido anteriormente.

Aquella entrevista que estuvimos a punto de no hacer; aquella persona que nos presentaron por azar en un lugar al que estuvimos a punto de no ir; el fortuito encuentro con el amor de nuestra vida que podría no haberse dado por escasos diez minutos; aquellos dos trabajos que tuvimos para elegir y de los que no teníamos todos los datos posibles, ni era posible tenerlos; aquella chica que nos rechazó, bendita sea por ello; aquel síncope que, impredecible, estuvo a punto de cambiarlo todo; aquellas líneas de código que nunca se ejecutaban porque el flujo del programa no pasaba por allí… hasta aquel día. Aquel… … …

Nuestra vida la conforma el azar en gran medida. Y los hechos fortuitos. Todo aquello que no nos es dado controlar ni predecir. Y, por muy poderosos, prepotentes y tecnológicamente puestos que nos sintamos hoy en día, es falso. La vida humana es tremendamente frágil y los antiguos conocían este hecho. Frágil e inestable. La tecnologîa y el tipo de sociedad que tenemos nos hacen pensar que gestionamos nuestras vidas.

Si tiene usted tiempo, cosa que dudo, sr. Alonso, piense en el pasado, reflexione y, por muchas buenas decisiones que usted haya podido tomar, entresaque todos los hechos de su vida que, perfectamente, podrían no haber ocurrido.

A veces hasta pienso, mirando atrás, que las moiras, las hilanderas, el destino, quizás tengan sentido como lo tenían para los antiguos. Pero nuestra civilizaciòn Occidental nos ha hecho prescindir de todo ello, aunque el sustrato inconsciente esta ahí. El azar, el destino, una bipolarización que nos persigue desde siempre y que hemos rechazado en nuestras omnipotentes sociedades.

Todo lo dicho no quita que, efectivamente, saber tomar buenas decisiones y tomarlas sea muy importante… siempre teniendo en cuenta nuestra fragilidad y apartando la idea absurda de omnipotencia.

Saludos.

Chema Alonso
1 año hace
Responder a  Ricarrob

Si no cuentas con «el azar» a la hora de tomar una decisión, es que no la has meditado suficiente, pero eso no impide que debas ser consciente que eres parte activa y primordial en las consecuencias de que lo que te pasa por las decisiones que tomas o no tomas. No ser consciente de eso, y dejarte en manos del azar es una decisión consciente, y tendrás que aceptar lo que venga. Como dice en el artículo, te puede caer un tiesto. Así que, no es que todo sea cierto y falso, es que al azar hay que darle su hueco en los datos de entrada. Unas veces jugará poco, otras llega una pandemia o comienza una guerra a 3000 km. Pero eso está dentro del círculo de la incertidumbre con la que hay que contar siempre y vivir con ello. No te puede incapacitar a tomar decisiones saber que hay azar. Saludos

Ricarrob
Ricarrob
1 año hace
Responder a  Chema Alonso

De acuerdo totalmente. Con la única salvedad de que el hueco dejado al azar es muy grande. Pero si, sus palabras son las que es necesario transmitir a los más jóvenes. Las mìas son ya las de un lobo viejo y solitario que se lame las viejas heridas y los azarosos aconteceres en un discreto rincón, recordando y añorando los hechos, fortuitos o no, de una vida, si no feliz del todo, bastante satisfactoria por lo conseguido. Si de algo me quejo es de que el azar, la suerte, las moiras, las nornas o las meigas, o quizás también el azar genético, reparten el destino de forna bastante injusta. La perspectica cambia cuando ese azar afecta a un ser querido con una enfermedad incurable. Ahí, en ese caso, no ha lugar a decisiones buenas o malas, equivocadas o no.

Muchas gracias por su contestación, por sus palabras y por su paciencia. Le deseo muchos años de buenas decisiones.

Saludos.

Bibiana Silva
1 año hace

Excelente artículo! Un saludo desde Colombia

Chelo
Chelo
1 año hace

Amén. Eso y que no puedo estar más de acuerdo, es lo único que puedo decir.