Cuando le expliqué a una amiga vinculada al mundo editorial, cuya opinión me merece mucho respeto, que estaba dándole vueltas a la idea base de esta novela, me comentó que era evidente que estaba rememorando mis lecturas juveniles.
Simon Sinclair es joven, gran deportista, se ha formado en Cambridge, domina varios idiomas, entre ellos el árabe, y gestiona, junto a su padre, la mas reputada tienda de antigüedades de Londres. En definitiva, un miembro distinguido de la alta sociedad londinense de principios del siglo pasado, que lleva una doble vida. Nadie podría imaginar que tras su apariencia sofisticada se esconde un experto ladrón de obras de arte.
A lo largo de la novela, seguiremos a Simon por los más variados escenarios. Le veremos robando unos vasos canopeos en el Museo de Antigüedades de El Cairo, por encargo de Lord Carnarvon, el descubridor de la tumba de Tutankamón. Luchando como teniente en Siria, durante la Gran Guerra. En Montecarlo, en París. En Londres, por supuesto, y en Barcelona, donde pasa buena parte de su tiempo y donde amarra su magnifico velero. Le encontraremos luchando contra un peligroso espía y extorsionador alemán, un falso barón que ha instalado en Barcelona su base de operaciones.
Un personaje de estas características no podía menos que estar rodeado de hermosas mujeres, de manera que a lo largo de la novela se cruzará con varias de ellas, aunque su corazón seguirá perteneciendo a la bella Lavinia, un amor en apariencia imposible que, como corresponde a una novela que pretende ser sobre todo entretenida y amable, acabará felizmente.
Decía al principio que me he divertido contando con la colaboración de dos personajes imaginarios. Pero también me he divertido mucho introduciendo elementos y lugares reales. Así, los restaurantes, los teatros y los espectáculos, el sastre y el sombrerero ingleses, existen y están activos, cosa muy inglesa, desde hace bastante más de cien años muchos de ellos. La residencia de Lord Carnarvon y la descripción del museo de El Cairo, o de la casa de Dueñas, que los duques de Alba poseen en Sevilla, se corresponden a la realidad. También existe el cuadro que la Pimpinela roba —y más tarde devuelve— en el citado palacio. Y así otras muchas más cosas…
Creo que introducir datos y detalles reales en una obra que es pura ficción, como La última aventura de la Pimpinela Escarlata, le dan una cierto toque de realidad que contribuye a que resulte más entretenida para el lector, que es precisamente lo que pretende el autor.
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Autor: Jesús Ulled. Título: La última aventura de La Pimpinela Escarlata. Editorial: Roca Editorial. Venta: Todostuslibros y Amazon
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