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La universidad ante ETA: De la coacción a espacio de libertad y resistencia

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La universidad ante ETA: De la coacción a espacio de libertad y resistencia

«La universidad pasó de ser un espacio de coacción a un foco de libertad y resistencia cívica contra el terrorismo». Esta es una de las conclusiones del libro de la historiadora Ana Escauriaza, que relata cómo ETA violentó a la universidad, pero también cómo esta reaccionó y contribuyó a la derrota de la banda.

Editado por Tecnos, Violencia, silencio y resistencia. ETA y la universidad (1959-2011) es un trabajo de cuatro años que parte de la tesis que Escauriaza defendió el pasado mes de enero en la Universidad del País Vasco y que decidió centrar en la «relación» ETA-universidad, porque pese a que para la banda este ámbito educativo era clave, nadie hasta ahora había profundizado en ella.

Como la propia autora escribe en la introducción, «se trata de dos términos (violencia y universidad) completamente antagónicos, pero que a lo largo de estas últimas décadas en el País Vasco y Navarra han entrecruzado sus caminos».

Conducida por los directores de su tesis, Santiago de Pablo y Gaizka Fernández Soldevilla, la autora ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación, con numerosas fuentes y 35 entrevistas orales que le han servido para desgranar en 451 páginas una historia que no había sido contada.

Y lo ha hecho con la mirada de una persona de 30 años, es decir, «sin prejuicios» y desde la objetividad y la «sana» distancia que le permite no haber vivido en primera persona el paso de ETA por la historia más reciente de España, tal y como recalca Escauriaza en una entrevista con EFE.

UN VIOLENCIA OMNIPRESENTE

Prologado por Pello Salaburu y Manuel Montero, que fueron rectores de la universidad vasca, el libro divide en cinco capítulos las diferentes etapas de esa «relación», desde el franquismo hasta la declaración por parte de la banda del fin de la violencia.

La primera de esas etapas abarca desde 1959 a 1980, un periodo en el que la universidad de Navarra, gestionada por el Opus Dei, se convirtió en una «auténtica obsesión» para ETA.

Fue objeto de numerosas acciones violentas de la banda, aunque, como dice Escauriaza, las universidades públicas de la comunidad foral y de Euskadi también sufrieron una violencia «más constante, omnipresente, mas sibilina, pero que amedrentaba y provocaba miedos y sufrimiento».

El miedo —enfatiza Escauriaza— de toda una comunidad universitaria que tuvo que vivir esa amenaza en un ambiente donde parecía que una minoría quería «ocupar» toda la diversidad ideológica que tiene que tener una universidad.

Y si la universidad «fue atacada y objetivo de ETA desde el principio, también desde el principio ha reaccionado contra ETA, aunque en los primeros años de manera más discreta, al igual que el resto de la sociedad», como se pone de manifiesto en el libro.

EL ASESINATO DE TOMÁS Y VALIENTE: EL PUNTO DE INFLEXIÓN

La portada del libro incluye una fotografía de la movilización de estudiantes tras el asesinato en 1996, en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid, del catedrático y expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente. Fue el movimiento de las manos blancas, «el punto de inflexión» en la reacción de la universidad a ETA.

Además, fue una plataforma de universitarios la que poco después creó el Foro de Ermua, una reacción al secuestro y asesinato del entonces concejal del PP en esa localidad vasca Miguel Ángel Blanco.

Ya había habido «puntos de luz» en esa reacción, en un momento en el que en las universidades navarra y vasca convivían dos realidades: la que apoyaba los fines de ETA y la que estaba en contra.

Pero fue imponiéndose la segunda, no sin antes dejar en el camino a profesores que, por miedo, tuvieron que abandonar la universidad, mientras que ETA, cada vez más debilitada, se daba cuenta de su pérdida de influencia. Por eso, hasta llegó a poner bombas en los campus ya con el inicio del nuevo milenio.

Hoy, la mayoría de los universitarios no ha vivido nada de todo lo que Escauriaza relata en su libro. Algunos sí fueron testigos de lo que ocurrió el 13 de octubre de 2021 en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la universidad vasca en Leoia (Bizkaia).

Un joven de 21 años realizó diez disparos con una escopeta. No hubo heridos, pero sí una reacción: «Son cosas que pasan en Estados Unidos y no te imaginas que puedan pasar aquí».

Nadie recordó en ese momento que durante años ese mismo campus había sido hostigado por ETA.

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Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

Hace un par de años, quince encapuchados dieron una paliza a un estudiante de Vitoria. Quince contra uno y ocultando la cara, tan valientes como siempre. Como el ‘bulo del culo’, pero esta paliza, que fue real, no hizo el mismo ruido mediático, porque los medios debieron pensar que ‘algo habría hecho’. Qué basura.