Vale. Era una pregunta rendundante y chorra pero, qué cojones, también esa y no otra era la que me rondaba cada sábado por la mañana, de vuelta al bareto para celebrar otra derrota de nuestro equipo de colgados resacosos en la liga más patética de todas las que se disputaban en el foro.
Entonces, si no perdonaba una, qué mierda pintaban esas bandejas repletas de gambas, las grasientas morcillas y las cañas desparramadas por la barra donde horas antes, la madrugada anterior para ser exactos, habíamos reeditado nuestra ceremonia de dispendios etílicos nunca subvencionados. Todo pagado de su bolsillo. Barra libre. Y si eso era la hostia, todavía más que, derrota tras derrota, Fernando lo celebrara llenándonos el buche y regando el gaznate sediento de unos niñatos con querencia al frasco a cuenta de la casa. Un día le pregunté qué coño nos ofrecería si ganáramos. ¿Caviar? “Pues macho, se perdería la gracia. Además, tengo controlados los riesgos: no vamos a ganar en la puta vida”. Otra gamba. A chupar cabezas.
Así descubrimos que el sabor de la derrota no es amargo sino salado, a gamba cocida. Celebrar una derrota no te convierte en un perdedor sino en un gestor de egos. Los de los nuestros se diluían en la certeza de que, en ese bar, entre vasos de tubo, éramos una cofradía. Y si lo cuento años después es porque ahora abren y cierran bares pero no se está en ellos. Porque, telita, mejor beber solos, enredados delante del móvil. Y no mola. Me gustaba más lo de antes: tenías un bar, la parroquia laica de homilía con los amigos. Ahora, bueno, ahora vale un FaceTime y ya. A mí no. Prefiero el sabor a gamba y que Fernando no hubiera cerrado el cuaderno y echado el cierre al Chiqui.
Joder, ese día estuvo raro. Bajó por última vez la valla metálica con el gesto de un sepulturero ante la fosa de un muerto. No hubo flores pero sí silencios. Nos miramos con cara de huérfanos. Un “¿y ahora qué hacemos?”, que era en realidad un “¿y ahora dónde bebemos?”. Yo tiré para casa rumiando que siempre fui abstemio y si estaba tan jodido es porque el Chiki no era mi bar: era mi hogar, como la casa en la sierra del fin de semana. Quien la tenga, claro.
Al día siguiente me contaron que hubo bronca y un par de gilipollas se llevaron una somanta de hostias de mis colegas. Estaban mis cofrades como para aguantar a dos sobraos justo el día en que algo se nos murió en el alma cuando un bareto, el nuestro, se fue. Esa noche no hubo ni gambas ni derrota. Les dimos lo suyo pero no lo celebramos. Qué amarga es la victoria. No sabe a nada.
-
Dos víctimas, el nuevo enigma para el inspector Strafford
/marzo 21, 2025/Los ahogados es la nueva entrega de la serie protagonizada por el forense Quirkle y el inspector John Strafford, inmersos en la Irlanda de los años cincuenta y en el enigma que comienza con el hallazgo de un coche vacío en el campo y un hombre que cree que su esposa se ha ahogado en el mar. Strafford es llamado desde Dublín, y buscará la ayuda de su viejo conocido Quirkle para resolver el caso de la misteriosa desaparición. Con un estilo preciso y alusivo, Black nos introduce en un caso de desaparición que se convierte en una transición hacia…
-
Cómo engañar a Wikipedia y qué tiene que ver la Reina del Sur con ello
/marzo 21, 2025/En 2010 un periodista del diario londinense The Times, Hugo Rifkind, se propuso intentar ver si era capaz de engañar a Wikipedia colándoles un hecho falso, sin que además nadie pudiera evitarlo, ya que lo haría siguiendo las propias normas del famoso sitio web. Así que buscó una fecha próxima en el calendario (29 de abril), y entre los hechos históricos ocurridos en tal día añadió este, completamente inventado: “1872 – La reina Victoria de Inglaterra es llevada a un hospital en Inverness (Escocia) tras romperse un dedo del pie mientras pescaba en Balmoral”. Según las normas de Wikipedia, cualquiera…
-
Miedo a salir de la cama
/marzo 21, 2025/El narrador despierta en una habitación que no conoce, hotel, prisión u hospital, y por algún motivo no puede levantarse de la cama. Quizás sea porque nos lo presentan en ese estado de duermevela, esa aparente confusión al despertar en un lugar extraño en la que Loriga le dota de una extrema lucidez para ir recordando el pasado, preguntando al presente y encontrándose a sí mismo. No se trata del devenir tanto como de lo que ya se es, de la importancia del yo en la juventud y de lo que queda cuando se llega a la edad adulta, una…
-
3 poemas de Salve, de Aitana Monzón
/marzo 21, 2025/Dice Luis Alberto de Cuenca que “los versos de Aitana son enigmáticos, pero tan sugerentes y tan hipnóticos como un atardecer samoano en la isla de Vailima con Robert Louis Stevenson oficiando de narrador ante un grupito de nativos ensimismados”. ¿Hace falta decir algo más? En Zenda reproducimos tres poemas, uno de ellos en prosa, de Salve (Espasa), de Aitana Monzón. *** Génesis de una poética: Tener sed quiere decir no tener ojos Un dibujo de Toulouse-Lautrec. Costó que entrara por los ojos. Es una mujer elegante, con ese gesto de dignificación que trae la derrota. Unos guantes larguísimos. El…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: