Este libro recoge las vidas de cincuenta mujeres que, con su visión talentosa y su actividad polifacética, trataron de construir un mundo más igualitario a nuestro alrededor. Entre ellas, una ilustradora antifascista, la guerra de Lepanto, la creadora de Mariquita Pérez…
En este making of Alicia Vallina despieza el impulso que le llevó a escribir Únicas: Historias desconocidas de mujeres extraordinarias (Plaza & Janés).
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La mujer fue, a lo largo de los siglos, relegada de la esfera pública, sin poder participar en las cuestiones más relevantes de la política, la cultura, la economía y, en general, de la sociedad. Solo algunas de ellas escaparon a tan injustos designios gracias a su valor, su lucha, su inteligencia y a una enorme capacidad de lo que hoy llamamos resiliencia, que no es otra cosa que esa fuerza interior que las empujó a sobreponerse a la adversidad y a sacar lo mejor de ellas mismas en circunstancias tan extremas como determinantes.
Todas ellas fueron mujeres adelantadas a un tiempo en la historia de España en el que su espacio era muy limitado y su capacidad de acción prácticamente nula. Fueron también muchas y muy variadas las razones que las empujaron a alzar la voz para reivindicar su trabajo o la situación de opresión y desesperanza a la que se vieron sometidas: el hambre y la miseria, el amor y el sufrimiento, el abandono o el hastío fueron solo algunas de estas causas. Pero, a pesar de los siglos que las separan, a pesar de sus tendencias políticas y de las situaciones económicas, sociales y personales a las que tuvieron que enfrentarse, existen varios elementos comunes a todas ellas: su inteligencia natural, su capacidad de sobreponerse a las dificultades, su enorme coraje y el tremendo respeto que sintieron por el oficio que desempeñaron.
Así, por ejemplo, Raquel Meller, excéntrica, seductora y con muy mal carácter, fue la más aclamada artista española de su tiempo y una pionera en el modo de cantar cuplé con su famosa «Violetera». El mismísimo Joaquín Sorolla la retrató, en 1918, con una hermosa pamela (el cuadro se conserva en el Museo Sorolla de Madrid) y hasta el hijo del pintor se enamoró perdidamente de ella. Fue portada de la revista Time en 1926 y amiga de Chaplin y de Rodolfo Valentino. Otra joven cupletista, esta vez malagueña, Anita Delgado, fue seducida por el maharajá indio de Kapurthala, quien se enamoró de ella y no paró hasta lograr que se casaran allí, en una ceremonia tan suntuosa que la novia ¡iba hasta en elefante! ¡Y qué decir de Adelina Patti!, toda una estrella del bel canto y madrileña de nacimiento. Debutó con 8 años en el teatro y cuentan que hasta el mismísimo príncipe de Gales se quedaba embelesado escuchándola y que el emperador Guillermo de Prusia jamás osaba perderse sus funciones.
Elena Sanz también tuvo una historia destacada, pues fue una exitosa cantante de ópera que lo dejó todo por el amor de un rey: Alfonso XII. Con él tuvo dos hijos jamás reconocidos, aunque estos, tras la muerte de su madre, presentaron una demanda en un tribunal parisino reclamando una compensación económica. Nada se pudo hacer y perdieron estrepitosamente. Alfonso, el mayor, falleció a edad avanzada en Estados Unidos y Fernando, el segundo, se dedicó al ciclismo y al boxeo, aunque, desgraciadamente, murió con apenas 44 años.
Clotilde García del Castillo y sus hijas María y Helena Sorolla destacaron también en el mundo artístico de su tiempo. La primera por ser la esposa del insigne Joaquín Sorolla y sin la cual el arte del maestro no hubiera podido desarrollarse como tal, y María y Helena por dedicarse a la pintura y a la escultura, respectivamente, a la sombra de su padre.
Por su parte, Raimunda Elías comenzó a recibir sus primeras lecciones de vuelo sin motor en el Aero Club de Cataluña, pero esta actividad estaba vetada a las mujeres. Por eso, no dudó en hacerse pasar por hombre, bajo el nombre de Raimundo, aunque sus profesores se dieron cuenta del engaño y trataron de expulsarla. Tras continuos enfrentamientos, Raimunda logró su objetivo y fue admitida hasta convertirse en la primera mujer española que, en 1934, obtuvo el título de piloto de vuelo sin motor.
Otra de las grandes mujeres de su tiempo fue la deportista Lili Álvarez que, junto a la catalana Rosa Torras, fue la primera mujer española en acudir a unos Juegos Olímpicos (París 1924), alcanzando los cuartos de final en la modalidad de dobles en tenis. También fue la primera tenista de nuestro país en participar en el torneo londinense de Wimbledon, en 1926, llegando a la final ese año y los dos siguientes (perdió las tres). Finalmente ganó, en la modalidad de dobles femeninos, Roland Garros en 1929, y dos años más tarde sería la primera tenista en usar falda pantalón en el torneo sobre tierra parisino (también lo emplearía en Wimbledon, confeccionado por la famosa modista Elsa Schiaparelli).
¿Y qué me dicen de Margarita Manso?, gran artista vallisoletana de vanguardia, primera mujer (y única) de la que Lorca se enamoró y a quien le dedicó su poema Remansos (en un claro juego de palabras que aludía al apellido de Margarita). Otra artista fue Nela Arias-Misson, primera mujer de origen hispano (nacida en La Habana, pero con padres de origen avilesino) que participó activamente del movimiento expresionista abstracto desarrollado especialmente en Nueva York de la mano de su maestro, Hans Hoffman. También forma parte de este trabajo la madre del genio de la pintura universal, María Picasso, de la que este adoptaría su apellido para la historia. La malagueña, extrovertida y amante de la lectura, del teatro y de la costura, fue la más fiel impulsora del arte de su hijo, y con él mantuvo una estrecha relación y una fluida correspondencia durante años desde el momento en que Picasso se trasladó a París.
Rosario Weiss, Alejandrina de Gessler, Marcelina Poncela, Remedios Varo, Ángeles Santos, Laura Albéniz (hija del famoso compositor gerundense) o Pepeta Tolrà destacaron en el mundo de las artes y de la ilustración, mientras otras como Ana Caro de Mallén, Carolina Coronado, Marcela del Carpio, Rita de Barrenechea, Magda Donato, Matilde Huici o Sofía Casanova fueron grandes y fieles cronistas de su tiempo, manejando con soltura y libertad la pluma y cultivando todos los géneros, en aras, buena parte de ellas, de los derechos de las mujeres.
Otras, como María López de Mendoza (esposa del líder de los comuneros, Juan de Padilla), Nicolasa Escamilla “La Pajuelera” (torera a la que Goya inmortalizó en sus grabados de La Tauromaquia), Consolación Sanz-Pastor (pionera del estudio de los museos en España), Pinito del Oro (la más importante trapecista de todos los tiempos), Isabel Gramesón (la primera mujer que atravesó la Amazonía ecuatoriana en 1769), Flora Villareal (modista de origen burgalés que vistió para su boda, en 1947, a la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James), Amalia Domingo Soler (primera mujer dedicada al espiritismo en España), Margarita Alexandre (actriz y una de las primeras directoras de cine de nuestro país) o Pilar Prades (conocida como La envenenadora de Valencia y última mujer ajusticiada en España por garrote vil en 1959), también están recogidas es esta obra, a pesar de que son cientos, miles, las que aún permanecen eclipsadas por las pesadas páginas de una historia escrita, hasta no hace muchos años, únicamente por hombres. Es el momento de darles voz y de que descubráis las apasionantes historias de estas mujeres que, como todos nosotros, sufrieron el miedo, la desolación, las dudas, la indiferencia y el rechazo, pero que lograron trascender hasta convertirse en ÚNICAS.
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Autora: Alicia Vallina. Título: Únicas: Historias desconocidas de mujeres extraordinarias. Editorial: Plaza & Janés. Venta: Todos tus libros.
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