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Las cartas de Fuset a Lorca, el futuro represor amigo de la futura víctima

Federico García Lorca en 1914

Dicen que cuando Lorenzo Martínez Fuset se enteró que habían asesinado en Granada a Federico García Lorca, uno de sus grandes amigos de juventud, dijo que «si yo hubiera estado allí, eso no habría pasado«. Pero Martínez Fuset, en agosto de 1936, ya no era el jovencito que en Baeza escuchaba a Antonio Machado y que escribía largas cartas a Lorca. En aquellas fechas su cometido era más dramático al haberse convertido en el asesor jurídico de Franco en los primeros momentos de una represión que tendría en el poeta a una de sus primeras víctimas inocentes.

"Las cartas de Martínez Fuset son los únicos documentos que reflejan aquella amistad"

Lo que sigue a continuación son las cartas que Fuset escribió a un joven Lorca que en aquel momento dudaba entre la música y la literatura. Conservadas en la Fundación Federico García Lorca, son los únicos documentos que reflejan aquella amistad porque las respuestas del granadino parece ser que fueron destruidas hace mucho tiempo, probablemente por el receptor de las cartas. Tampoco se sabe nada del resto del archivo de Martínez Fuset, quien pasó los últimos días de su vida en Canarias como notario.

Lorenzo Martínez Fuset

Lorenzo Martínez Fuset, veinte años después de cruzar cartas con García Lorca.

Antes de pasarse al lado oscuro del franquismo, Fuset era un apasionado de la literatura, teniendo la ventaja de nacer y vivir su infancia y juventud en Baeza, coincidiendo con la etapa en la que Antonio Machado tomó posesión de su cátedra de Lengua francesa en el Instituto General y Técnico, entre 1912 y 1920. Fue precisamente la presencia del autor de Campos de Castilla la que propició que en 1916 fuera a visitarlo un grupo de estudiantes granadinos encabezados por el catedrático de Teoría de la Literatura y de las Artes de la Universidad de Granada Martín Domínguez Berrueta, buen amigo de Machado.

Las cartas que se publican aquí nos permiten conocer algo más de la relación entre los jóvenes Federico García Lorca y Lorenzo Martínez Fuset, su manera de entender la vida y la literatura, su fascinación por un maestro como Machado, los tanteos del granadino por y para la música e, incluso, las pasiones sentimentales no correspondidas y propias de la adolescencia.

Fuset emplea un lenguaje barroco, propio del adolescente que busca su voz literaria, aunque la suya queda muda ante el resurgir de un coloso del tamaño de Federico García Lorca. Pero eso no impide que aparezca con fuerza el querer estar a la altura, el intentar acariciar aunque sea una brizna de ese brillo, aunque sin evidente suerte. Es la historia de un escritor frustrado para desgracia nuestra porque muy probablemente, de haberse sumergido en la república de las letras, Lorenzo Martínez Fuset no habría acabado, codo con codo, junto con Franco. Sabemos que, en los primeros días del golpe, el futuro caudillo por la gracia de Dios, confió la suerte de su mujer y su hija en Fuset si a él le pasaba algo. No pudo cumplir ese cometido.

"Franco confió la suerte de su mujer y su hija en Fuset si a él le pasaba algo"

Martínez Fuset estaba en Bayona cuando asesinaron a Lorca. No se sabe cómo se enteró de la noticia y de su reacción. ¿Se acordó de la dedicatoria que le dejó Lorca en su primer libro, en Impresiones y paisajes, en la sección “Albaicín”, donde se refiere a él como “gran amigo y compañero”? ¿Se acordó de sus conversaciones en Baeza? ¿De sus charlas con Machado hablando del joven pianista granadino que quería ser poeta? Nunca lo sabremos.

Lo único seguro es que Martínez Fuset, fallecido en 1961, ocultó su amistad con el poeta que fue asesinado por la maquinaria franquista que él ayudó a construir.

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