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Las manos de las madres

Las manos de las madres

La historia que agita las páginas de Las madres no, de Katixa Agirre, arranca de otros tiempos. En esta novela conviven Génesis y Apocalipsis; es la historia de dos madres que, por estricta definición, dan vida, pero que pueden llegar a destruirla (tras dar a luz, una madre usará sus manos para crear y la otra para matar).

Las madres no narra un infanticidio (Alice madre ahoga a sus dos bebés) y una investigación (la narradora —madre y escritora, escritora y madre— investiga para un libro las circunstancias que llevan a Alice a asesinar a sus hijos: desde que Alice ni siquiera tiene ese nombre, hasta la sentencia del juicio por el doble homicidio).

"Dos mujeres que, en apariencia nada tienen en común, se reflejan como la misma cara de la misma moneda. ¿Puede una madre matar a un niño?"

Las dos protagonistas son madres primerizas. Las dos protagonistas tuvieron un leve vínculo en el pasado. Sobre ambas planea un sentimiento de culpa, de impostura, de fraude al enfrentarse a la maternidad.

Investigar es otra forma de narrar, y Katixa Agirre construye, por medio de una investigación sobre un doble asesinato, una trama paralela en la que dos mujeres que, en apariencia nada tienen en común, se reflejan como la misma cara de la misma moneda. ¿Puede una madre matar a un niño?

A la manera de Capote en A sangre fría o la celebrada Cabaret Biarritz de José C. Vales, Katixa Agirre desarrolla un argumento por medio de una indagación que en un principio es periodística y literaria, pero que acaba asemejándose a una pesquisa policial.

En este título (esta prosa que es atributiva sin atributos) conviven armoniosas Sylvia Plath, Medeas y Normas, a modo de recorrido extenuante por el concepto de «madre».

A diferencia de los autores antes mencionados, Katixa Agirre no solo narra, no solo coloca su mirada de escritora en el narrador testigo, no solo acompaña esta travesía de ficción como una cámara fija sobre el hombro, no solo toma notas —como la protagonista/narradora— ni hace solo preguntas (ni se hace a sí misma, o a la posible lectora-madre, preguntas), en Las madres no, Katixa Agirre se enfanga en la narración, convierte la creación literaria en un asunto personal, se mimetiza con las reflexiones de los personajes y consigue así que la novela golpee al lector hasta la náusea convirtiendo su lectura en una experiencia turbadora.

"Katixa Agirre provoca la arcada en el lector, una arcada que es presagio de que todo puede ir a peor"

Metida en ese fango en el que es difícilmente discernir qué es lo moralmente admisible, Katixa Agirre provoca la arcada en el lector, una arcada que es presagio de que todo puede ir a peor. El lector puede, en un cierto punto, enfangarse con la autora en esta escalofriante crónica (haciendo de su lectura íntima un asunto personal); puede embarrarse en estas 200 páginas que saben a metal y a sangre y tratar de salir indemne; puede olvidar —por un momento— qué está bien o qué está mal y dilucidar en pequeños instantes, arrojados por un cuentagotas, los mimbres literarios que soportan el trabajo de la escritora. Esos instantes, los mimbres que aparecen (de tanto en tanto), cohesionan, empacan, dan peso a una obra que merece a la vez toda nuestra atención y toda la distancia emocional que seamos capaces de darle.

Esta nueva reflexión literaria sobre el concepto de la maternidad se enarbola como una obra única. Se trata de una pieza insultantemente imprescindible y literariamente provocadora. No se la pierdan.

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Autora: Katixa Agirre. Título: Las madres no. Editorial: Tránsito. Venta: Amazon y Casa del Libro

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