Urko Pínaga, protagonista de esta novela inédita hasta la fecha, y que Tusquets rescata para su seminal ‘colección andanzas’, formó parte del contingente de niños vascos enviados a Londres por sus familiares en las postrimerías de la Guerra Civil ante la inminencia de la derrota republicana y la incertidumbre del futuro.
No faltan en la novela personajes secundarios que, en su dibujo grueso y cargado de humanidad, aportan el consabido color local a una novela de género que a la vez es una novela realista y una novela familiar. Así, tenemos a un sacerdote rubicundo y de brazos hercúleos que está en el secreto, pero que por lealtad a las prerrogativas de su ministerio, no puede hacer otra cosa que acompañar al protagonista en el progresivo encaje de las piezas del rompecabezas. Regina, muchacha desarraigada, de brillo ambiguo, profesora de filosofía y que, tras ser presuntamente abandonada al nacer a las puertas de un convento carmelita, fue adoptada por las Pínaga, la tía Flora y la madre del protagonista, al poco de ser enviado este al exilio londinense. La tenaz y metódica investigación de Urko Pínaga desvelará al lector cuánto hay de verdad y cuánto de relato inventado en todo ello.
Como sucede en alguna de las novelas de Christie, la mansión donde se desenvuelve y desenrolla el drama, tiene presencia y personalidad propias. En el piso de arriba, tía Flora alzó una suerte de santuario de tintes sombríos a la memoria de ¿una presencia? ¿un ser real?, defendiéndolo, con ferocidad de vestal, de la intrusión de propios y extraños. Será Pínaga quien, acudiendo a la llamada terminal de su tía, obedeciendo al mandato de la sangre y cumpliendo los preceptos de la anagnórisis, el reconocimiento de la tragedia clásica, se hará cargo de todo un pasado polvoriento, ensabanado, que cobrará vida ante su mirada cada vez más comprometida y menos escéptica.
Una vez hallada la paz, en un último gesto existencial que lo emparenta esta vez con el Dr. Rieux, ese tan humano héroe que dibujara Albert Camus en La peste, Urko decidirá no perturbar el frágil equilibrio de Regina con la revelación de hechos que alterarían, sustancialmente, el relato que la joven se ha construido para sobrevivir. ¿Hace bien, hace mal el protagonista?
Urko Pínaga decide regresar del largo exilio londinense e instalarse en Guetxo. En unas horas, las excavadoras, por mandato municipal, comenzarán a demoler el viejo caserón familiar.
«¿Volver? Vuelva el que tenga, / Tras largos años, tras un largo viaje, / Cansancio del camino y la codicia / De su tierra, su casa, sus amigos […]», dejó escrito Luis Cernuda desde un exilio del que no regresó.
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Autor: Ramiro Pinilla. Título: El hombre de la guerra. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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