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Las rolas de Lola: «All Along the Watchtower»

Las rolas de Lola: «All Along the Watchtower»

La semana pasada, al hablar de la serie Battlestar Galactica, mencionamos de pasada que Bob Dylan tenía en ella un cameo de cierta importancia, aunque no en forma de personaje, sino a través del uso de esta canción que, según las cuentas de los expertos, es la que más veces ha interpretado en sus conciertos en directo. BSG es una serie de ciencia ficción que tiene como motivo central aquello de que «todo esto ya ha ocurrido antes y volverá a ocurrir otra vez», en concreto el uso excesivo de tecnología por parte del ser humano, que lo llevará de una forma u otra al desastre, y si sobrevive será solo a base de que los pocos supervivientes que queden decidan renunciar a ella. Pero poco a poco, cuando el pasado se olvide tras muchas generaciones, el ciclo volverá a comenzar y el desastre volverá a ocurrir. Esta es la razón por la que los humanos de la serie tienen dioses cuyos nombres nos suenan, y planetas con denominaciones solo ligeramente diferentes a nuestros signos del Zodiaco, y hasta cosas cotidianas como cigarros, mesas de billar, apellidos exactamente iguales a los nuestros (Kelly, Hughes, Da Silva) y varias cosas más. Es decir, que tras cada nueva regeneración de la especie se supone que habrá una «memoria genética», a modo de restos de un naufragio, a veces sin ton ni son, que en ocasiones emergerá en nuestro subconsciente de una forma u otra. En este caso, sin embargo, son sí que tiene, y es que la música de esta canción es la que se utiliza para revelar quiénes son cuatro de los últimos cinco cylons (robots artificiales con apariencia humana) que están camuflados, sin ellos mismos ni saberlo, entre los cincuenta mil supervivientes humanos que quedan esta vez. Esos cuatro empiezan a oír una especie de ruido, luego melodía, que los atrae a todos a la misma habitación, donde reconocen lo que les acaba de ocurrir.

Todo esto sucedió en 2009, y para entonces la canción, compuesta en 1967 mientras Dylan se recuperaba de un accidente de moto, tenía más de cuarenta años. Sin embargo, la versión más conocida, antes de ser grabada en el siglo XXI por Pearl Jam y luego por Bear McCreary para la serie, es la de Jimi Hendrix, publicada solo seis meses después de la original, y que a Dylan siempre le ha gustado más que la suya. La letra al principio parece ser el inicio de un cuento vagamente medieval protagonizado por un bufón y un ladrón, y en el que también se mencionan una atalaya, unos príncipes, unos sirvientes descalzos y unos jinetes, antes de acabar con una nota amenazadora y premonitoria entre un viento aullante. Hay quien interpreta que la canción está al revés, con la descripción del lugar al final y la conversación subsiguiente al principio, y hay quien interpreta que una vez acabada la canción se puede volver a comenzarla y así se entiende mejor (sabemos entonces por qué el bufón le dice al ladrón que tiene que haber una salida de allí), justo lo que se supone que le está pasando a la raza humana en la serie cada vez que provoca su propia destrucción. También se ha encontrado un pasaje similar de la Biblia (Isaías, 21) con una imaginería muy similar de príncipes, jinetes y atalayas durante la caída de Babilonia, que a su vez es, mire usted por dónde, una de las grandes catástrofes mitológicas provocadas por el género humano en la noche de los (nuestros) tiempos. De hecho, como es una canción bastante corta (dos minutos y medio), en directo a menudo Dylan vuelve a cantar la primera mitad, contribuyendo a ese efecto retorno, ese moverse en círculos, que es uno de los leit motifs de la serie.

Al aplicarla a la serie hay que tener cuidado de no pasarse de frenada, porque al ser la canción una obra preexistente no tiene por qué haber una correspondencia entre el bufón o el ladrón y algunos de los personajes de la trama. Esto ocurre mucho cuando se buscan canciones para acompañar escenas en cine y televisión, e incluso hay directores que rechazan coincidencias demasiado perfectas entre imagen y sonido cuando estas ocurren (David Simon es uno de ellos, por ejemplo) y prefieren referencias más oblicuas, menos clavadas. En este caso, los elementos necesarios para la comparación ilustrada son el deseo de escapar como sea de donde estás, el saber que este no tiene por qué ser nuestro destino final, la sensación de urgencia porque se hace tarde y se acaba el tiempo, y la llegada de una ominosa amenaza exterior.

Esta es la versión original de Dylan, esta es la de Jimi Hendrix, aquí está la instrumentación de Bear McCreary para la serie, y esta es la escena donde el tema aparece usada en el episodio correspondiente, con cada uno de los cylons pronunciando las cuatro primeras frases de la canción, como si les sonara de hace mucho, sin saber por qué (ojo, spoiler multiplicado por cuatro).

Letra y traducción:

«There must be some way out of here», said the joker to the thief.
«There’s too much confusion, I can’t get no relief.
Businessmen, they drink my wine, plowmen dig my earth…
None of them along the line know what any of it is worth».

«No reason to get excited», the thief, he kindly spoke.
«There are many here among us who feel that life is but a joke,
but you and I, we’ve been through that, and this is not our fate,
so let us not talk falsely now, the hour is getting late».

All along the watchtower, princes kept the view,
while all the women came and went, barefoot servants too.
Outside in the distance a wildcat did growl,
two riders were approaching, the wind began to howl.

«Tiene que haber alguna forma de salir de aquí», le dijo el bufón al ladrón.
«Hay demasiada confusión, no puedo encontrar ningún alivio.
Hombres de negocios se beben mi vino, campesinos aran mi tierra…
Ninguno de ellos en toda la fila conocen el valor de nada de esto».

«No hay razón para alterarse», habló el ladrón amablemente.
«Hay muchos aquí entre nosotros que sienten que la vida no es más que una broma,
pero tú y yo ya henos pasado por eso, y ese no es nuestro destino,
así que no digamos falsedades ahora, que se hace tarde».

Por toda la atalaya los príncipes mantenían la vista,
mientras todas las mujeres iban y venían, sirvientes descalzos también.
Afuera en la distancia un gato montés gruñó,
dos jinetes se acercaban, el viento comenzó a aullar.

Traducción de Rogorn Moradan

En el bar de Lola, cuando ella está de humor, a veces te deja pedir una canción. Eso sí, te vas tú a la máquina, te la buscas y te la pones tú, y luego te las apañas con los aplausos o los abucheos de la concurrencia. Si algún zendadano se anima, que busque cambio en el bolsillo, pida la siguiente y nos cuente algo sobre ella.

Todas las rolas de Lola, aquí.

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