En 1980 Bruce Springsteen ya llevaba siete años de carrera musical (y cuatro LPs), y ya le llamaban The Boss (El Jefe) pero aún se le resistían las canciones de éxito: lo suyo era más el álbum compacto y lleno hasta arriba de ideas e imaginería y la comunión en directo con sus fans (todo esto moderno de la Taylor y la Beyoncé haciendo conciertos de tres horas ya lo lleva él haciendo décadas). Sin embargo, un día Joey Ramone de los Ramones le pidió que les escribiera una canción, y esa misma noche ya tenía la que nos ocupa hoy, pero su productor y mánager, Jon Landau, le dijo que se la quedara él, porque ya le valía con lo de regalar canciones a Patti Smith o las Pointer Sisters y que esas sí se convirtieran en el single de éxito para las radios que siempre ayuda a ampliar tu base de seguidores. Y así fue: llegó al número 5 en las listas estadounidenses (solo 44 en las británicas), pero a pesar de eso fue nombrado canción del año por los lectores de Rolling Stone, y desde entonces ha sido tan popular como canción reconociblemente suya que es de las primeras que queda cortada de sus conciertos cuando quiere inclinarse por sus temas menos trillados. Grabado en junio de 1979, se pasó casi año y medio en la fresquera hasta que salió como primer sencillo del mítico álbum The River. Se publicó solo dos meses antes del asesinato de John Lennon, y de hecho el mismo día de su muerte el de Liverpool acababa de decir que era una gran canción que le recordaba a su propia «(Just Like) Starting Over».
Su tema es el de alguien que a pesar de haber logrado la existencia que, por lo que parece, querría mucha gente (mujer e hijos, aunque sea en Baltimore, Jack), su corazón tiene «hambre» de otras cosas. El título y la imagen vienen de un verso de Lord Tennyson, de un poema sobre Ulises, a quien describe «always roaming with a hungry heart» (siempre vagando con un corazón hambriento). Springsteen siempre ha sido el cantante del varón currante americano, tanto en sus esfuerzos físicos en la fábrica, como en su amor por los deportes, como en su paso por la mili, como (en este caso) sus ansias de pillar cacho con otra que no sea la parienta, aunque viva en Kingstown, a 120 kilómetros de distancia. ¿Y cuando lo consigue qué pasa? Que la cosa no funciona. Y aunque al final te quedes sin ninguna, todo el mundo necesita una casa, un lugar para descansar y a nadie le gusta estar solo. El río que no sabe por dónde va, el dinero del curro, el coche americano por la carretera y la sensación de estar representando un papel son otros toques de imaginería muy suya en la canción. Acaba siendo un tema muy socorrido cuando en una película alguien quiere ilustrar insatisfacción y ganas de otra cosa, aunque sea cagándola.
Audio oficial
Vídeo oficial, hecho en 1995, cuando se reestrenó
Cómo les habría quedado a los Ramones (hecho por alguien que no son los Ramones)
Versión de Rod Stewart
Versión de los Jefes Cansinos
Letra y traducción:
Got a wife and kids in Baltimore, Jack.
I went out for a ride and I never went back.
Like a river that don’t know where it’s flowing,
I took a wrong turn and I just kept going.
Everybody’s got a hungry heart.
Everybody’s got a hungry heart.
Lay down your money and you play your part.
Everybody’s got a hungry heart.
I met her in a Kingstown bar.
We fell in love, I knew it had to end.
We took what we had and we ripped it apart.
Now here I am down in Kingstown again.
Everybody’s got a hungry heart.
Everybody’s got a hungry heart.
Lay down your money and you play your part
Everybody’s got a hungry heart.
Everybody needs a place to rest.
Everybody wants to have a home.
Don’t make no difference what nobody says.
Ain’t nobody like to be alone.
Everybody’s got a hungry heart.
Everybody’s got a hungry heart.
Lay down your money and you play your part.
Everybody’s got a hungry heart.
—
Tenía esposa e hijos en Baltimore, Jack.
Salí a dar una vuelta en coche y nunca volví.
Como un río que no sabe hacia dónde fluye,
hice un giro incorrecto y y simplemente seguí hacia adelante.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Pones tu dinero e interpretas tu papel.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
La conocí en un bar de Kingstown.
Nos enamoramos y supe que aquello tenía que acabar.
Cogimos lo que teníamos y lo rampimos en pedazos.
Ahora aquí estoy en Kingstown otra vez.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Pones tu dinero e interpretas tu papel.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Todo el mundo necesita un lugar donde descansar.
Todo el mundo necesita tener un hogar.
Lo que diga nadie no supone ninguna diferencia.
A nadie le gusta estar solo.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
Pones tu dinero e interpretas tu papel.
Todo el mundo tiene un corazón hambriento.
(Traducción de Rogorn Moradan)
En el bar de Lola, cuando ella está de humor, a veces te deja pedir una canción. Eso sí, te vas tú a la máquina, te la buscas y te la pones tú, y luego te las apañas con los aplausos o los abucheos de la concurrencia. Si algún zendadano se anima, que busque cambio en el bolsillo, pida la siguiente y nos cuente algo sobre ella.
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