En el bar de Lola, cuando ella está de humor, a veces te deja pedir una canción. Eso sí, te vas tú a la máquina, te la buscas y te la pones tú, y luego te las apañas con los aplausos o los abucheos de la concurrencia. Si algún zendadano se anima, que busque cambio en el bolsillo, pida la siguiente y nos cuente algo sobre ella.
Las hermanas Sledge (Debbie, Joni, Kim y Kathy) formaron el cuarteto musical que lleva su apellido en 1971, cuando la menor, Kathy, tenía solo 12 años. Nacidas en Philadelphia, eran hijas de un bailarín de claqué y una actriz, y nietas de una cantante de ópera. Como muchos artistas negros, empezaron su contacto con la música en su iglesia local y en actuaciones benéficas, y su educación cristiana se reflejaría en el futuro en su tema más conocido, «We Are Family», además de en su resistencia a cantar algunas de las letras menos sutiles de las canciones disco que las hicieron famosas. Todo esto tardaría en llegar, sin embargo, ya que sus primeras grabaciones tuvieron cierto éxito solo en el Reino Unido, Japón, e incluso África, donde llegaron a actuar junto a James Brown, pero no en Estados Unidos, donde siempre hay un gran superávit de artistas de todo tipo de músicas negras. Como decía el personaje de Antoine Baptiste en la serie Tremé, «soy el sexto mejor trombonista de Nueva Orleans, lo cual me convierte en el mejor en cualquier otro sitio». Así, tuvieron que esperar hasta 1978 para que uno de los grandes nombres de la música disco, Nile Rodgers, las eligiera a ellas como conejillo de indias en su deseo de escribir temas para otros artistas aparte de para su propio grupo, Chic. Rodgers, por cierto, debería ser mucho más conocido de lo que es, habiendo producido y escrito conocidas canciones para David Bowie, Madonna, Mick Jagger, Diana Ross, Duran Duran, INXS, Bryan Ferry, Christina Aguilera, Lady Gaga y varios otros. Las Sledge casi nunca han sido nombradas en la primera línea de los grandes representantes de la música disco, adelantadas en eso por Donna Summer, Gloria Gaynor, los Bee Gees, los Village People o incluso parte de la obra de Michael Jackson, pero desde el 22 de enero de 1979, cuando se lanzó el LP We Are Family, le pueden disputar a cualquiera el laurel de mejor disco de música disco. Aparte del tema que da título al álbum, también contiene canciones como «He’s The Greatest Dancer», «Thinking Of You» o la que nos ocupa hoy, «Lost In Music».
Hay que decir también que mucha gente odia la música disco con gran pasión. A veces este nombre se le da a cualquier cosa que se pueda bailar, pero en sentido estricto es un estilo nacido en los años 70 que en contra de la tradición rock de ser ruidoso, rebelde, descarado, protestón incluso políticamente, y con el mínimo imprescindible de postproducción, en este caso es una música hedonista, visual, sensual, centrada en el disfrute y dada a conceder gran importancia a los arreglos con violines u otros instrumentos de orquesta y a los coros y coreografías, usando la guitarra como una caricia (todo ese chaka-waka, chaka-waka), no como una motosierra. Además, en lugar de ser dos o tres minutos de energía rápida, las composiciones disco tienden a la abundancia de arreglos y retoques en la sala de grabaciones, que se iban a los cuatro minutos y pico, y para las que se inventó el single de doce pulgadas, del tamaño de un LP normal, también llamado maxi-single, lleno de remezclas y versiones extendidas destinadas a alargar el placer de que tu canción preferida sea la que ahora ocupe la pista de baile. Una de las imágenes más conocidas del disco, e incluso icónicas en el sentido más apropiado del término, sería por ejemplo la de John Travolta bailando «You Should Be Dancing» en la película Fiebre del sábado noche. Es decir, que aquí no se trata de ir a beber y pegar brincos con la misma ropa que has llevado toda la semana, sino de maquearse, practicar y luego epatar a las masas con tus pasos de baile.
Para cuando nuestras hermanas llegaron a su momento de gran triunfo, sin embargo, mucha gente ya estaba un tanto cargada con esta música de disfrute sin mayores preocupaciones, en medio de guerras y violencia, tanto internacional como urbana. Solo siete meses después de publicarse el álbum, en julio de 1979, ocurrió el incidente conocido como Disco Demolition Night, cuando un disc jockey de radio, hater total del disco, montó junto al equipo de fútbol americano de los Chicago White Sox un evento consistente en hacer una pila de discos de disco en medio del estadio, entre partido y partido, y volarlos con explosivos. Lo que en principio iba a ser solo una especie de gamberrada local para llamar la atención y llenar el campo se convirtió en un evento con cincuenta mil asistentes, donde muchos llevaron no ya LPs de música disco, sino de cualquier artista negro que pillaron en sus fonotecas, dándole a la idea un tono siniestro, racista y hasta nazi. En ese día exacto las seis primeras canciones de las listas de éxitos en Estados Unidos eran temas disco. Tres meses después, en septiembre, ninguna de las diez primeras lo eran. El incidente se recuerda también con el nombre de The Day Disco Died, y es fácil exagerar su importancia en el declive de este género, pero lo cierto es que muchas carreras relacionadas con este estilo de música nunca más llegaron tan alto como hasta entonces.
Volviendo a nuestras hermanas (que tras la muerte de una de ellas y la adición de nuevas primas, hijas y hermanas al grupo aún siguen siendo una family y cantando de vez en cuando), y a la canción, la he elegido por su motivo central de sentirse tan «perdido dentro de la música» que incluso deseas dejar tu empleo, no buscar otro jamás (excepto si tiene que ver con ser parte de un grupo o banda musical), pasar de responsabilidades y dedicar todo tu tiempo a sentir ese éxtasis perfecto en la combinación de música estimulante, lugar adecuado y gente de tu misma persuasión. Al menos hasta que se acabe la noche.
Aquí puede verse la versión normal, pero recomiendo esta extendida, con un vídeo de acompañamiento que algún youtubero ha montado, tan setentero que solo de verlo te puede salir bigote. Se avisa.
Letra y traducción:
We’re lost in music.
Caught in a trap.
No turnin’ back.
We’re lost in music
We’re lost in music.
Feel so alive.
I quit my nine to five.
We’re lost in music.
Have you ever seen some people lose everything?
First to go is their mind.
Responsibility to me is a tragedy.
I’ll get a job some other time.
I want to join a band and play in front of crazy fans.
Yes, I call that temptation.
Give me the melody, that’s all that I ever need.
The music is my salvation.
In the spotlight the band plays so very tight
each and every night.
It’s not vanity to me, it’s my sanity.
I could never survive.
Some people ask me: «What are you gonna be?
Why don’t you go get a job?».
All that I could say: «I won’t give up my music.
Not me, not now, no way, no how».
—
Estamos perdidos en la música.
Atrapados en una trampa.
No hay vuelta atrás.
Estamos perdidos en la música
Estamos perdidos en la música.
Me siento tan viva.
Dejé mi trabajo de 9 a 5.
Estamos perdidos en la música.
¿Alguna vez has visto a alguien perderlo todo?
Lo primero que se les va es la cabeza.
La responsabilidad para mí es una tragedia.
Ya encontraré trabajo en otro momento.
Quiero formar parte de un grupo y tocar delante de fans locos.
Sí, a eso lo llamo tentación.
Dame melodía, es lo único que necesitaré en la vida.
La música es mi salvación.
Bajo los focos el grupo toca tan bien
todas y cada una de las noches…
Para mí no es vanidad, es mi cordura.
Nunca podría sobrevivir.
Algunos me preguntan: «¿Qué vas a a ser?
¿Por qué no encuentras un trabajo?».
Lo único que puedo decir: «Nunca dejaré mi música
Yo no, ahora no, de eso nada, de ninguna manera».
Traducción de Rogorn Moradan
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