Detalle de la portada de La palabra del mudo, de Julio Ramón Ribeyro.
Últimamente me ha dado por pensar que, como no leo suficiente, no tengo derecho a escribir, y que si lo hago soy un farsante, un impostor. Y eso me lleva a leer menos todavía, para así no tener el más mínimo atisbo de duda de que escribir supondría un acto casi criminal, una burda ofensa. Y así, puedo prolongar la sequía.
Cada vez que veo un libro de portada tentadora, lo esquivo con un ágil quiebro; miro hacia otro lado; o lo tomo subrepticiamente con la mano, minimizando el contacto visual, para luego colocarlo boca abajo en una creciente e irregular torre de Babel de ejemplares apetitosos.
En la cúspide de esa torre están los cuentos completos de Julio Ramón Ribeyro. Los compré hace años porque quería aprender del maestro peruano, pero a medida que leía sus cuentos me daba cuenta de que estaba más cerca de sentir la obligación de escribir para imitarle. Y entonces, cerraba el libro de sopetón, entre jadeos… como quien se salva in extremis de una tragedia. Y lo volvía a poner en su lugar, atusándolo, para que pareciera que jamás hubiera osado tocarlo.
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Título: La palabra del mudo. Autor: Julio Ramón Ribeyro. Editorial: Seix Barral. Venta: todostuslibros · amazon
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