De Leonardo Padura dice el escritor Rafael Grillo que es «el más entrevistado de todos los cubanos y sin embargo, el más silenciado en Cuba», un agravio al que una joven periodista ha desafiado con un documental que se muestra ahora en el Festival de Cine de La Habana.
Náyare Menoyo, recién licenciada en Periodismo, eligió la figura del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 para su tesis de fin de carrera, materializada en el documental Leonardo Padura: Una historia escuálida y conmovedora, una cinta que contra todo pronóstico ha llegado a la gran pantalla cubana. Porque a Padura, traducido a más de 30 lenguas y considerado la voz literaria cubana de mayor proyección contemporánea, en su país le rodea un «muro de silencio» en los medios oficiales que contrasta con el cariño que le profesan sus paisanos, ávidos de conseguir sus libros, que cuando se publican en Cuba lo hacen con años de retraso.
«En mis novelas no hay ni una sola mentira sobre la realidad cubana», dice el escritor en un momento del documental.
«Los cubanos tenemos hambre de Padura», sentenciaba el miércoles uno de los espectadores que abarrotaron la sala de cine en la que se proyectó el documental, en presencia del escritor y de la joven periodista que firma la cinta de unos 45 minutos de duración. La acogida del proyecto ha sido tan buena que de una sola proyección prevista se ha pasado a tres.
«Que ella haya decidido hacer un documental que tal vez en alguna instancia no era lo que hubieran preferido (…) es importante», afirmó a Efe el autor de La novela de mi vida, satisfecho por que la iniciativa pertenezca a una joven que además ha dedicado dos años al proyecto, sin ningún tipo de financiación.
Para el escritor, «una sociedad tiene que tener la capacidad de mirar y proyectarse hacia adelante, y si no cuentas con los jóvenes no estás mirando ni te estás proyectando hacia adelante. Y el desangramiento de jóvenes cubanos muy preparados que hemos sufrido en estos años es algo que nos va a pasar factura y que hay que evitar que esa factura siga creciendo».
Recibido con aplausos en el cine, Padura aseguró que lo más importante que le ha pasado en su carrera como escritor —»y me han pasado algunas cosas importantes»— ha sido «encontrar en los cubanos una respuesta» a su trabajo. «Y ver acá este documental es muy estimulante, y como dije cuando se presentó en Cuba El hombre que amaba a los perros, ojalá sea el principio de algo diferente, de una posición mucho más lógica, por decirlo de la mejor y más suave de las maneras», zanjó Padura con una sonrisa.
El escritor adora el Festival de Cine de La Habana porque fue uno de los primeros periodistas en cubrirlo cuando el evento echó a andar en 1978, aunque también le ha dejado sinsabores como la retirada sin explicaciones de la película Regreso a Ítaca (basada en La novela de mi vida) de la programación de la edición de 2014. El filme fue finalmente proyectado meses después en Cuba, y en la edición del Festival de 2017 también se pasó Vientos de La Habana, basada en la novela Vientos de Cuaresma y con guión del propio Padura y de Lucía López Coll.
SILENCIOS ALEATORIOS
Son silencios aleatorios «que a veces se rompen», como reflexiona Padura en un momento del documental, justo después de contar que pensó que El hombre que amaba a los perros nunca se publicaría en Cuba, pero lo hizo. A la autora del documental le pasó algo parecido. Llegar hasta el festival habanero parecía imposible, pero aún así presentó la cinta pues «es una figura muy atrayente y por la virginidad del tema, porque no existe ningún material audiovisual que hable sobre la vida de Padura, que es uno de nuestros escritores más importantes». «Para nadie es un secreto que alrededor de Padura existe una cierta zona de silencio que no sé quién la decreta, si las personas que dictan la política cultural del país, eso no nos queda claro y el documental en ese sentido es bastante denunciante», comentó Menoyo a Efe.
Como ejemplo, recordó que solo dos cubanos han recibido el Princesa de Asturias: el saltador de altura Javier Sotomayor y Padura. Pero si el galardón para el atleta tuvo un enorme eco en los medios oficiales de la isla, el de Padura se topó con el silencio en torno a la noticia. «Y eso es uno de los mayores acicates que me llevan a producir un documental, además de satisfacer mi amor personal por su literatura», agregó la joven, que ha tratado de «ir a las esencias» que explican la manera de escribir del autor cubano.
¿DE QUÉ VA A VIVIR?
Desde el perro «Chorizo» a entrevistas con la nonagenaria madre de Padura o con la mujer de su vida y «lectora despiadada», Lucía López Coll, el documental bosqueja un retrato cercano del niño que quería ser cronista de béisbol y acabó en «escritor visceral que se pregunta en cada novela para qué la escribe». Los años de periodista en El Caimán Barbudo y Juventud Rebelde, el paso por la guerra de Angola, el proceso de escribir, la recepción del Princesa de Asturias y su «compromiso con una generación y un país», como sentencia el escritor Alex Fleites, van arrojando luz sobre un Padura cuyo padre se preguntó «¿de qué va a vivir?» cuando supo que el hijo sería escritor.
También tiene un lugar destacado su hogar en el popular barrio de Mantilla, en el mismo terreno donde nacieron su padre y su abuelo y donde los vecinos le paran por la calle para saludarle o charlar con él. «Es importante que Padura esté en la gran pantalla cubana. Que no pase como con José Lezama Lima y con Virgilio Piñera y que los lectores lo puedan tener más cerca», sentenció la joven autora del documental pocos minutos antes del estreno.
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