Cuando Leonardo jugaba al ajedrez mientras dibujaba diagramas de partidas
Leonardo Da Vinci siempre es noticia y cualquier hecho relacionado con su vida u obra de inmediato se convierte en titular de primera en los rotativos del orbe como recientemente acaba de suceder con el dibujo inconcluso de San Sebastián hallado entre los papeles privados de una familia francesa. La noticia causó un revuelo importante en el proceloso mundo del arte aunque quedó muy lejos del impacto que produjo el hallazgo, hace ahora 10 años, en la biblioteca de la Fundación Coronini Cromberg de Gorizia, (Venecia) del códice italiano más importante del Renacimiento, que se creía perdido, sobre el juego del ajedrez: De ludo scacchorum overo la Schifanoia (c. 1499) del fraile franciscano y amigo de Leonardo da Vinci, Luca Pacioli (1445 – 1517), dedicado a la marquesa Isabel de Este e ilustrado por Leonardo que nunca llegó a publicarse.
Leonardo había iluminado tres años antes, en 1496 la obra capital del franciscano De la Divina Proporción, un tratado sobre la razón o proporción ligada al denominado número áureo así como a las ideas arquitectónicas de Vitrubio, y a los sólidos platónicos o regulares (De quinque corporibus regularibus), tan en boga en el quattrocento.
Pero el verdadero hallazgo surgió cuando uno de los estudiosos del códice, el arquitecto Franco Rocco, descubrió una de las facetas más desconocidas del genial pintor: su destreza para el juego del ajedrez y sus cuidados dibujos de las piezas para ilustrar las 114 posiciones diagramadas que primorosamente iluminan el códice y de las que ahora publicamos como primicia una selección cedida por la fundación Coronini Cromberg.
Historia de un hallazgo
Todo comenzó cuando el historiador italiano Duillo Contin solicitó permiso a la prestigiosa institución de Gorizia para poder trabajar sobre Piero della Francesca (1416-1492) y Luca Pacioli en su profusa y bien surtida biblioteca medieval que custodia más de 22.000 volúmenes. Durante el transcurso de la investigación el profesor fue advertido por la doctora Serenella Ferrari Benedetti, coordinadora de la Fundación, de la existencia de un manuscrito anónimo que desde hacía tiempo había llamado la atención de los estudiosos. Duillo Contin se puso de inmediato a trabajar sobre el atractivo manuscrito haciendo un profundo estudio paleográfico asistido por el mayor experto italiano en Pacioli el profesor de la Universidad de Perugia Enzo Mattesini, descubriendo que se trataba del tratado de ajedrez más buscado del Renacimiento: De ludo scacchorum o Schifanoia”del fraile franciscano Luca Pacioli, amigo de Leonardo quien le ilustró varias de sus obras entre ellas su trabajo más alabado, De Divina Proportione.
Aunque el manuscrito está dedicado como dijimos a la princesa Isabel d’Este, aficionada y mecenas del ajedrez, sin embargo, y a pesar de la ingente profusión de estudios sobre las obras de Pacioli y Leonardo, no se conocía al autor de los dibujos correspondientes a las piezas que acompañan a los diagramas, aunque por la fecha en que fue escrito, circa 1499, Leonardo trabajaba con su amigo Luca Pacioli en Mantua como huésped de la condesa d’Este y de su esposo Francisco Gonzaga, tras huir de Milán que había sido invadida por las tropas de Luis XII de Francia.
Según el arquitecto italiano Franco Rocco, Leonardo era un experto jugador de ajedrez aunque no existe documento que lo confirme. Muy al contrario, Pacioli, sí era un reputado jugador como testimonian sus coetáneos y algunas de las difíciles y complicadas posiciones de los diagramas de su libro recién descubierto así lo atestiguan.
Un códice único en la historia: dibujos de piezas en vez de iniciales
De las 114 posiciones incluidas en él, 26 de ellas siguen las reglas del ajedrez moderno, también llamado “a la rabiosa” o “de la dama”, modalidad de juego surgida en Italia a finales del s.XV y que modificaba sustancialmente el ajedrez medieval descrito por Alfonso X el Sabio en su Libro de los juegos. Las nuevas reglas conforman el ajedrez moderno, con las características básicas con el que se juega actualmente.
En el ajedrez medieval la pieza más poderosa era la torre, que mantuvo sus reglas de movimiento. También el caballo se jugaba como en la actualidad. Sin embargo la Dama se llamaba Alferza y movía solo una casilla en diagonal, con lo que su fuerza era poco mayor que la de un peón. El alfil, por su parte, movía saltando en diagonal a una casilla situada a dos pasos, con lo que su alcance y potencia era limitada.
El ajedrez a la rabiosa potenció la Dama, adoptando la capacidad del ajedrez moderno de mover cuantas casillas quiera en línea recta o diagonal, englobando los movimientos del alfil (que también alcanzó su movimiento moderno) y la torre. Además, se añadió la promoción del peón si llegaba a la última fila. Por otro lado los peones pudieron avanzar dos casillas si no se habían jugado y apareció el enroque. De este modo, el ajedrez rabioso terminaba muy frecuentemente en jaque mate, mientras que el ajedrez alfonsí acababa las más de las veces en ahogado o tablas.
Aunque el ajedrez alla rabiosa surgió en Italia a finales del siglo XV, muy pronto se adoptó en España quedando reflejado en el tratado del ajedrez moderno más importante de la historia del juego, el de Lucena: Repetición de amores e arte de axedrez con CL juegos de partido Salamanca c.1497.
Como decimos, en el códice encontrado mientras 26 de esas posiciones siguen las reglas nuevas o “de la dama” los otros 88 juegos restantes siguen las reglas del ajedrez viejo o medieval, donde no existe el enroque y el rey podía moverse saltando incluso por encima de otra pieza pero sin poder capturarla. 18 de estos diagramas presentan posiciones dobles, es decir dos partidas en cada diagrama y se pueden resolver estos problemas de mate haciendo primero una lectura del libro de forma natural y la otra volteándolo. Otra novedad con respecto al ajedrez medieval es que las piezas en el códice de Pacioli están dibujadas como tal. Leonardo, que según el estudio de Rocco, era un experto jugador, había dibujado las piezas en rojo y negro en los diagramas, en lugar de poner letras mayúsculas indicando el nombre de ellas como se hacía en edad media y Renacimiento.
La prestigiosa Fundación Coronini Cromberg, en vista del importante hallazgo guardado en su biblioteca pidió a varios especialistas italianos y europeos un estudio detallado de la obra, análisis del texto y de las figuras mediante un estudio comparativo con otras obras de Pacioli y Leonardo. Entre los destacados investigadores figuran los profesores Enzo Mattesini, de la Universidad de Perugia y experto en Pacioli, Attilo Bartoli, paleógrafo, Alexandro Sanvito, historiador, el arquitecto Franco Rocco y la profesora Serenilla Ferrari Benedetti, bibliotecaria y coordinadora de la Fundación, que puso sobre la pista del manuscrito al profesor Duilio Conti, y al historiador Diego Delia, entre otros. Por su parte la Fundación Coronini encargó al arquitecto Franco Rocco que reprodujera un juego de piezas de ajedrez a partir de los dibujos del manuscrito. Tras un año de estudio comparando los dibujos de las piezas del libro con el trazo de otros esbozos y apuntes de Leonardo, Rocco llegó a la conclusión de que el manuscrito de De ludo schacorum había sido ilustrado por Leonardo como otras obras que había dibujado para el fraile matemático Pacioli. «Los indicios recogidos (sobre la autoría de Da Vinci) son tantos que no dejan lugar a dudas», indicó el arquitecto». Y añadió que a la misma conclusión arribó precedentemente el historiador Duilio Contin, quien revisó el manuscrito, dedicado a la marquesa de Mantova, Isabella d’Este. El arquitecto subrayó la «extraordinaria modernidad» de los dibujos y la «rigurosa proporción» de cada uno de los elementos.
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