El día en que Lepisma se comió mi guía telefónica no pudo dejar de pensar en su infancia. No sé si sabréis que una hembra de pececillo de plata puede depositar alrededor de cien huevos, y que cuando eclosionan, las pequeñas ninfas reciben nombres de personajes literarios. Así, el hermano mayor de Lepisma fue bautizado como Blandín de Cornualles, mientras que la simpática parejita que nació tras él fueron Curial y Güelfa (actualmente aún viven juntos y residen en Valencia); Rebeca, Gil Foix i Baleñà, Adso de Melk, Alice Gould, Carrietta White… Uno tras otro, los 99 hermanitos fueron rompiendo el cascarón hasta que llegó la hembra que hizo el número 100. Y a los felices padres, que desde hacía un tiempo no leían más que lo que escribían sus amigos en las redes sociales y ya no se alimentaban de libros sino de papel pintado, no se les ocurrió ningún nombre para ella. Así que la llamaron Lepisma Saccharina, nombre científico de los pececillos de plata, que es como si tú fueras el menor de cinco hermanos y te llamaran Homo Sapiens Sapiens.
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