—¿Paranoid, de Black Sabbath? No. 21st Century Schizoid Man, de King Crimson, tampoco. Por supuesto Veteran of the Psychic Wars, de Blue Öyster Cult, también está descartada.
Con gesto inquisitivo el doctor Seward repasaba la relación de canciones que le había presentado para amenizar la fiesta de carnaval de Carfax, el psiquiátrico en el que estoy recluido por afirmar que soy amigo de un insecto bibliófago; pero vosotros esa historia ya la conocéis de sobra… o no, y si estoy loco es precisamente por pensar que hay alguien que lea estas historias que redacto cada semana.
—El Loco de la Calle, de El Último de la Fila menos aún —como os habéis dado cuenta, mi psiquiatra tachaba de la lista aquellos temas que hicieran referencia a trastornos mentales—. En nuestro baile tampoco sonará El Boig de la Ciutat, de Sopa de Cabra, ni Shine On You Crazy Diamond, de Pink Floyd.
Creí que con tanto tachón el bolígrafo se iba a quedar sin tinta, pero por fin llegó al final de la página y suspiré aliviado al observar que aún había conservado gran parte de mi selección musical. Pero…
—Muy bien, una vez censuradas las referentes a trastornos psiquiátricos, procedamos ahora a eliminar las canciones de contenido sexual. No se imagina la que se podría liar si sonara un tema como El chiringuito, de Georgie Dann, y los pacientes escucharan versos como Las chicas en verano no guisan ni cocinan. / Se ponen como locas si prueban mi sardina.
Adiós a Jane Birkin y Serge Gainsbourg, Lalo Rodriguez o Whitesnake. No conforme con eso, posteriormente eliminó los cortes que tuvieran la más mínima referencia a la violencia, a las drogas o que atentaran contra lo que él denominaba el buen gusto.
Comprobé decepcionado cómo no sobrevivió ni una sola de las composiciones que había decidido pinchar en la verbena; a cambio Seward me prestó Música Inocua para Trayectos en Ascensor, vol. VII, prometiéndome que con esa recopilación no me iba a poner ningún pero. Pero…
…la fiesta fue un fracaso en toda regla. Las melodías inocuas aburrieron a mis compañeros, los cuales además, al enterarse de la censura y ver que habían sido tratados como personas que no entendieran el contexto de las cosas, abandonaron la pista y regresaron a sus habitaciones. Una frase era la más escuchada, precisamente una perteneciente a una de las canciones que no habían pasado el filtro:
—No estamos locos, que sabemos lo que queremos.
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