Al alimentarse leyendo libros, la vista de los pececillos de plata está íntimamente ligada con su alimentación, y por eso para ellos ganar una dioptría es como para nosotros perder un diente. La de oculista es una de las profesiones más prestigiosas para estos insectos, al no dedicarse únicamente a la oftalmología, sino también hacer las veces de estomatólogo, gastroenterólogo y dentista.
Uno de los desórdenes alimenticios más frecuentes entre estos invertebrados es atiborrarse de lectura por la noche, justo antes de dormir y Lepisma Saccharina tenía esa costumbre; costumbre que no sólo podía provocar reflujo gástrico, obesidad y pesadillas, sino que también comportó su divorcio.
—O los libros o yo —proclamó su ex marido, harto de ver una pila de libros sobre una de las dos mesitas de noche.
—¿Es un ultimátum?
—Sí.
Y así fue como al día siguiente Lepisma había perdido un marido pero ganado una mesita más.
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