Los pececillos de plata prefieren viajar mediante la lectura a hacerlo de manera física, motivo por el que no sueles ver sus mochilitas en tus estanterías o en tu cuarto de baño. Pero en ocasiones, para salir de la rutina (algo que todos necesitamos: yo hoy he dibujado a Lepisma con un trazo distinto) se deciden a hacer las maletas. Sin duda los más aventureros son los insectos que habitan dentro de los libros que se hallan en las bibliotecas públicas: los que viven dentro de best sellers de temporada viajan sin parar de casa en casa y de préstamo en préstamo durante uno o dos años o hasta que la novela deja de estar de moda y a partir de ahí, cuando el ejemplar abandona la balda de Novedades y se dedica a reposar tranquilamente en una estantería, el insecto suele aburguesarse y perder el ansia de viajar. Si el pececillo vive dentro de un clásico su modo de vida es más tranquilo: el libro no se pasea tan frenéticamente de hogar en hogar pero a cambio no tiene fecha de caducidad, y la gente seguirá cogiéndolo en préstamo tanto este año como dentro de veinte… y aún más si se convierte en lectura obligatoria en las escuelas.
Y todo esto lo explico no sólo para acompañar las viñetas que he dibujado para este jueves, sino también para recordaros que quizá en este momento tengáis un libro de la biblioteca en vuestra casa, y que quizás ya tenías que haberlo devuelto. Hacedlo, por favor: podría habitar dentro un pececillo de plata que está deseando viajar y conocer otros hogares, porque ya está harto del vuestro.
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