Había pensado escribirle una “Carta” a Chencho Arias, pública y literaria, después de leer su nuevo libro, Esta España nuestra (Plaza & Janés), sobre su contenido y sobre la situación de España, en cuanto a la propia España y su relación con el mundo, que creo que no es otro el tema del libro, teniendo en cuenta además lo que ya conozco a Chencho, que es bastante, por los años pasados, por las entrevistas que le he hecho y por el contacto que he tenido con él.
Aprendemos mucho leyendo Esta España nuestra. Chencho Arias va desgranando, analizando, “esta España nuestra”, a partir de la maravillosa canción de Cecilia “Mi querida España”, y aunque en bastantes ocasiones nos cuenta cosas que no nos gustaría saber, por ser negativas para nuestro país, lo hace con tanto donaire, como diría Cervantes, de nuevo Cervantes, que el conjunto nos entra muy bien por los ojos, y por los ojos de la mente.
El autor ofrece datos, hechos, relatos, anécdotas, interpretaciones. Él dice que recorta muchos artículos de los periódicos, y me lo imagino, pero en el Chencho Arias que escribe y se documenta para este libro me imagino asimismo al embajador que fue, al diplomático que es, ya jubilado, y todas sus experiencias y buen hacer, memoria y reflexión, volcados en estas páginas.
Recuerdo algo que me dijo en una entrevista: de joven él quiso estudiar Periodismo y no pudo. Yo creo que Chencho Arias, aun habiendo sido diplomático, y muy destacado —un diplomático “famoso”, si me lo permite—, ha realizado esa su primera vocación por su cuenta, y tal vez esto explique todas sus colaboraciones periodísticas, de prensa, de radio y de televisión. También en estos libros que va escribiendo y publicando periódicamente: Confesiones de un diplomático (2006), Los presidentes y la diplomacia (2012), Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones (2016) y Con pajarita y sin tapujos (2019), por citar los que tengo.
Éste que publica ahora es un volumen extenso, de unas 400 páginas, el más largo de los citados si exceptuamos Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones. Son muchas páginas, suficientes para que el lector se zambulla en “esta España nuestra”, que es de todos, aunque a veces no lo parezca, una España agridulce, “esta España viva, esta España muerta”, como también cantó Cecilia —esto fue censurado en su tiempo—, que a todos nos gustaría que fuera mejor. Una España de un gran pasado y un gran presente, en mi opinión, en muchos aspectos.
Esta España nuestra es todo lo contrario que un libro escapista, todo lo contrario de una novela “de evasión”, aunque está escrito con vocación de entretener y por supuesto de aportar. En el diplomático se intuye mucho esos dos deseos: no aburrir, como diría Baroja —como tanto perseguiría—, y dar contenido al libro, contenido interesante, relevante. Chencho Arias nos introduce en los problemas y consigue que los comprendamos, en cualquier caso que los comprendamos mucho mejor que antes de leer el libro. Muchos temas se nos van aclarando gracias a su pluma.
En fin, si tuviera que recomendar Esta España nuestra a un amigo o conocido, diría algo muy similar a lo que he escrito aquí. Diría que es muy ameno, que Chencho Arias tiene mucha información interesante para entender España y el momento actual —en lo nacional y en lo internacional—, porque la tiene y porque se ha esforzado en conseguirla, y que escribe como el que posee el don de ganarse al lector, en cada línea, en cada párrafo, en cada capítulo, y de hacerlo a menudo con asuntos graves, asuntos de calado, muy serios.
Al final el suyo será un don de comunicación, algo innato o trabajado, no se sabe muy bien, pero que Arias demuestra que lo tiene, en sus libros y en sus intervenciones, de todo tipo, desde el artículo periodístico a la presentación de un libro, desde la tertulia de televisión a cualquier otro formato. También tiene algo que ver esto con su simpatía y cercanía, como ya apunté antes. O ésa es la experiencia del que escribe este artículo, lo que he observado, como lector y tratándolo personalmente.
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