La escritora chilena de origen palestino Lina Meruane, que participó en el festival barcelonés de literatura latinoamericana KM Amèrica, cree que la dictadura de Chile liderada por Pinochet, en la que ella creció, «palidece» al lado del Israel actual, que «se comporta como una dictadura» frente a Palestina.
La sociedad israelí, con una resistencia «cada vez más minoritaria», considera que ha sido «adoctrinada militarmente» para pensar en los palestinos como «enemigos, sujetos peligrosos y sin derechos», una condición «realmente estremecedora» que pudo comprobar durante una visita a Israel, en la que le «impresionó» la presencia militar «mucho más densa» que la que había vivido en Chile y completamente «normalizada» entre la población.
«El gran problema del relato actual es que se marcó el inicio de la crisis del 7 de octubre con el ataque de Hamás, pero no se dice que Israel ha producido las condiciones para ese ataque», apunta la autora en relación al asalto de la organización yihadista que provocó la última ofensiva desplegada por Israel en territorio palestino.
A su juicio, la narrativa sobre este conflicto ha «cancelado» asuntos como el hecho de que Israel estuviese informada del ataque previamente, que el país se encontrase en medio de una crisis política interna y que durante las casi ocho décadas de ocupación haya habido «rupturas» de la ley internacional, todo con el objetivo de «justificar el genocidio» perpetrado contra Palestina.
Sin voluntad de defender a Hamás, que califica de «grupo extremo», Meruane señala que «hay una descontextualización muy importante», algo que relaciona con el surgimiento de una «crítica a contextualizar para convertirlo en sinónimo de relativizar», una «ecuación peligrosísima» que rechaza, ya que defiende que contextualizar significa «entender a nivel histórico, no relativizar».
La autora, que considera que la voz de los palestinos queda constantemente al margen, ha dedicado toda su obra a «mirar hacia las periferias», una orientación que atribuye a la «consciencia de no ser del centro» como mujer, latinoamericana, de origen palestino y afectada por una enfermedad crónica, temas que ha explorado en escritos como Las infantas, Fruta podrida, Sangre en el ojo, Sistema nervioso o Palestina en pedazos.
En su último ensayo, Coloquio de las quiltras (Random House), reflexiona sobre el feminismo a través de los argumentos de dos perras callejeras que mantienen una conversación «transgeneracional, transfeminista y transatlántica (su interlocutora está inspirada en la escritora española Luna Miguel)», un debate con el que quiere «poner en tensión» opiniones de «feministas viejas como yo» con las de las más jóvenes.
«Todos los feminismos constituyen una multiplicidad en la que siempre va a haber posiciones distintas», afirma Meruane, que da por sentado que «el feminismo siempre va a estar en crisis» por ser «una manera de pensar que siempre se está repensando, y que lo hace a contrapelo de sí misma y de su tiempo».
Reconociendo que ella misma ha ido «reformulando» su posicionamiento feminista, la autora explica que, cuando está escribiendo sobre este asunto, le «ayuda» pensar «con un poco de ironía, y no desde la solemnidad de ciertos discursos que pueden ser más arduos». Esta perspectiva la consiguió poniendo voz a las quiltras, animales que, después del precedente sentado por obras como El coloquio de los perros, de Miguel de Cervantes, o El coloquio de las perras, de la escritora puertorriqueña Rosario Ferré, hablan desde un lugar «más pícaro» ante los «grandes problemas». «Para mí es muy importante no cerrar esa conversación porque estamos en un momento muy peligroso de cancelación de discursos», advierte la escritora, que concibe su texto como «una defensa del debate» y afirma que, en vez de la cancelación, a ella le interesa «la posibilidad de refutar los argumentos», sobre todo «para no quedarnos hablando solas».
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