Conocí a «Locus», hace unos 15 años, de los cuales 10 hemos estado trabando juntos. Una persona con la que he compartido mucho tiempo, experiencias, problemas, sueños, esfuerzo e ilusión. Le he visto crecer artísticamente desde sus primeros conciertos con su grupo Duo Kie, al igual que él a mí con mis inicios en la fotografía, le he visto abrir y cerrar negocios, al igual que llenar escenarios.
Un tipo, con carácter, personalidad fuerte, decidido y un gran luchador, gran amante de la música, la lectura y la moda.
Así se presenta él:
“Mi nombre artístico es Locus. el real Javier… Soy MC y productor de Madrid y llevo más de 15 años sacando discos con mi grupo Duo Kie. Gracias a este proyecto he madurado como artista y en muchos aspectos como persona. He conocido mundo, he conocido el éxito y también me he dado de cara con problemas grandes y pequeños”
Aquí nos deja una recomendación bastante interesante:
Estoy aquí para recomendar un libro que a mí me marcó especialmente. Siempre he procurado tener los pies en el suelo y eso es algo que choca con las religiones. El Tratado de Ateología de Michel Onfray me parece un libro esencial para devolver la cordura al ser humano. El primer libro que leo que habla de la necesidad de pasar a una era post cristiana donde las religiones formen parte del pasado. Que habla de la no existencia de Jesucristo como figura histórica sino como un simple mito… Muy interesante y muy recomendable para todo el mundo. Un foco de luz en este mundo cada vez más oscuro.
Próximamente publicaré mi primer trabajo en solitario desde 1998… Su título será Kraken. Un disco escrito de modo totalmente visceral como consecuencia del final de mi pequeño mundo tal y como lo conocía.
Nos deja a los lectores de Zenda un adelanto de una de las canciones de su próximo disco:
Os dejo unos versos que fueron inspirado por la muerte de seres cercanos…
«El mundo se me queda pequeño para lo que tengo entre manos.
Muerte a la muerte. Muerde a la muerte hasta hacerle daño.
He sido el cazador, también la presa en esta caza.
Vendí mi alma al diablo y esa fue mi gran estafa.
Estuve en guerras, en fiestas, en entierros y en orgías.
Era el chico triste de la disco al que el DJ salvó la vida.
Sé que tenemos alas y razones para abrirlas.
Recordaremos como hacerlo y un día lo haremos sin más…»
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