Las obras de Judi y Ron Barrett explotan como pocas las minas de las series materiales de la risa. Si en su clásico Nublado con probabilidades de albóndigas era la comida el elemento apoteósico (el poblado de Tragaycome, país de Jauja donde el alimento caía de los cielos, sufría un cómico Apocalipsis culinario, con diluvio de hamburguesas, borrasca de tortitas y tornados de kétchup), en Los animales no deberían vestirse el elemento material fuente de la risa es la ropa. Comida, ropa, excrementos, corporalidad… Todos ellos son elementos universales que integran la figura humana, su dimensión orgánica, y que, como tales, como principios fundamentales, están en la raíz de su risa, entendida esta como un eje de cohesión y supervivencia del grupo. La risa surge de aquello que somos y nos une.
El talento cómico se aplica a esta veta universal (especialmente vívida en los niños, que se desenvuelven en un estadio de naturaleza más primitivo, más exuberante y más igualitario) y le da forma llevando sus posibilidades al extremo. En el caso de los Barrett, el planteamiento no puede ser más sencillo ni más logrado: los animales son puestos frente al espejo de la vestimenta humana (y con ello, los humanos ven en el reflejo de dicho espejo su condición). En sucesivas ilustraciones dispuestas en página impar, se complementan los argumentos dispuestos en los grandes letreros de las páginas pares. Estos explican la afirmación que da título al álbum (“Los animales no deberían usar ropa…”), y así leemos: “porque sería desastroso para el puercoespín”, mientras vemos su jersey de lunares asaeteado por las púas o “porque le complicaría la vida a la gallina”, mientras un huevo queda atrapado en el pantalón estampado de flores de esta y no consigue ser depositado en el nido.
La elección de los animales y las ropas incide en el disparate (las serpientes se escurrirían de las perneras de un pantalón, las zarigüeyas se pondrían la ropa al revés, al vivir cabeza abajo, las jirafas necesitarían siete corbatas, las morsas llevarían siempre el traje mojado). ¿Qué ocurriría si una señora se encontrara con una elefanta ataviada con su mismo vestido? Este disparate nos lleva a pensar en el peculiar tipo de animal que somos los humanos, necesitados de ropa y constructores de una cultura en torno a ella. Y nos reímos al verlo.
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Autor: Judi y Ron Barrett. Título: Los animales no deberían vestirse. Editorial: Pastel de Luna. Venta: Todostuslibros.
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