Los Beatles son para el verano, de Liverpool a la Costa Brava

Es la llamada Beatleweek, Semana Beatle, una convención más que un festival, donde actúan alrededor de 70 bandas de 20 países con conciertos en distintos escenarios de la ciudad, y en especial en el Cavern, lugar en el que empezaron a tocar los Beatles el 9 de febrero de 1961 tras su regreso de Hamburgo y donde les descubrió, a finales de ese año, su futuro manager y hombre clave de sus éxitos, Brian Epstein. Liverpool se convierte cada verano en el centro de peregrinación de beatleamanos —algunos, disfrazados con la melena francesa, imitando a  John, Ringo, George y Paul—, y junto a la música conviven las exposiciones, charlas, encuentros y fiestas nocturnas. El primer ensayo de este festival fue en 1977 en Mrs. Picwick’s Club, y  a partir de 1996 el Cavern Club —muy renovado y nada que ver con el inmundo garito donde tocaban— se hizo cargo de la organización de lo que ya se llamó oficialmente Internacional Beatle Week Convention.

Este año se cumplen los 60 años de la primera gira internacional de los Beatles por Estados Unidos, que se inició el 19 de agosto en San Francisco, recorriendo 30 ciudades. Y luego se continuó durante dos años más. Fueron tres largas giras internacionales por Europa y Estados Unidos, a las que llamaremos (por el personaje protagonista) la gira Dylan, la gira Elvis —el año que actuaron en España— y la gira Jesucristo. Cualquier aficionado a la música entenderá el porqué de esos nombres que acabamos de apañar. Conmemorando estas giras, se han producido en Europa algunos homenajes, tributos o festivales; pero lo que realmente movió con urgencia a los fans de los Beatles fue el asesinato de John Lennon, en diciembre de 1980. Al dolor de su muerte se añadía, la desesperanzada de que ya era imposible que la banda volviera a juntarse, algo en lo que aún se creía.

Y sucedió que a los tres meses de la muerte de Lennon (del 16 al 18 de marzo de 1981) se celebró en Valencia la  Primera Convención Europea Beatles Fans, limitada 300 asistentes, llegados de distintos países, a los que se les entregó una carpeta conmemorativa, que incluía un EP especial —grabado por Emi para la ocasión— con las canciones «Long Tall Sally», «I Call Your Name», «Slow Down» y «Match-box», que hoy es un valioso objeto de coleccionistas. Los organizadores, como muestra la  rudimentaria imagen hecha para la ocasión, fueron Josép Maria Francino, Joaquín Luqui, el amigo español de Paul, Luis Merino, director de Los 40 Principales, Javier Belda y  Alfonso Carboné. Todos ellos, grandes nombres de la radio española de aquel tiempo.

Y cuatro décadas después, Luis Merino sigue siendo uno de los animadores beatles, como pudimos comprobar  en el Weekend Beatles de l’Estartit. Este festival, que se celebra en un pequeño pueblo de la Costa Brava —tres mil habitantes que se multiplican en verano— es el más constante y longevo de los que se realizan en España. La iniciativa se debe, como suele ser en estos casos, a un gran coleccionista y fans de los Beatles: Ramón Moreno, y al interés de su ayuntamiento que, desde el año 2006, nunca ha dejado de apoyarlo. Nació de una forma modesta —Weekend en lugar del Week de Liverpool—, pero ha ido consolidando su trayectoria, y salvo el año de la pandemia, se ha desarrollado puntualmente en el mes de julio.

La idea no era hacer una convención —una reunión para fanáticos— sino un festival, en el que, además de las exposiciones y las charlas, fuese la música lo que llegara a todos los públicos, tal como reconoce su impulsor, que ha intentado involucrar a las edades más jóvenes, pero no es una tarea fácil. Por el festival han pasado algunos de los personajes que se movieron en el mundo beatle, como Leslie Cavendish, que ya contó sus experiencias con los chicos de Liverpool en su libro El peluquero de los Beatles, o Joana Biarnés, la fotógrafo que se coló en el hotel Avenida Palace de Barcelona y burló la vigilancia para llegar hasta la habitación de los Beatles. Le abrió, tal como contó, Ringo Starr, y como les cayó bien, logró hacer un gran reportaje fotográfico —que el director no quiso publicar— y estuvo tres horas fabulosas con ellos. También han pasado por el Festival los líderes de los Sirex, el grupo telonero en su actuación en Barcelona, y Santi Carulla, el cantante de los Mustang, el grupo que hacía las versiones de los Beatles en castellano, y su Submarino amarillo tuvo aquí más eco y ventas que el original.

Quizás los dos personajes más interesantes o insólitos que se movieron por Estartit pertenecen a la prehistoria de los Beatles, donde quedaron rezagados y a la deriva. Uno de ellos fue Rod Davis, uno de los cuatro amigos de John Lennon con el que formó los Quarrymen en septiembre de 1956, y que tocaba el banjo, como la madre de Lennon, quien, por cierto, le enseñó a tocar Maggie Mae. Rod Davis, que era más miope que John, reconoció que a su amigo le espantaba que le llamasen «cuatro ojos» y por eso nunca se ponía las gafas. Más partidario del folk que del rock, apenas duró un año en el grupo, justo hasta que entró Paul. Y es el único de la primitiva banda que se ha dedicado a la música, refundando los Quarrymen durante dos años (entre 1992-1994), y ya, de forma definitiva, en 1997, con motivo de la reapertura del Cavern. Rod Davis y los Quarrymen actuaron en el Weekend Beatles de l’Estartit en el 2019, interpretando las canciones del primitivo grupo y algunos temas folk. De hecho Davis, más volcado en esta línea, ya chocaba entonces con Lennon, partidario del rock.

En la edición del año pasado el invitado fue Pete Best, el batería de los Beatles hasta después de grabar su primer disco, Love Me Do, ya que fue en ese momento —tras un comentario indirecto de George Martín— cuando Joh, Paul y George decidieron sustituirle por Ringo Starr, con quien tenían mejor sintonía. Pete Best era el favorito de las chicas, pero aquel golpe —una traición en toda regla— le dejó sumido en una muy larga depresión. Había vivido los tiempos duros —esas ocho horas en el escenario en Hamburgo—, la ilusión, la lucha por destacar, y es apartado unos meses antes de que estallará en todo el mundo la beatlemanía. Una cruel tortura, sin duda. Pete Best comentó que no se ha vuelto a ver con sus antiguos compañeros y que mantuvo el primer contacto beatle a partir de Anthologhy, donde hay temas en los que participa. Llegó al festival con su grupo, Pete Best Band, con quien lleva ya 20 años dando conciertos con las canciones que tocaba con los Beatles entre 1960 y 1962. También le acompañaba —batería, como él— su hermanastro Roag, que ha creado un nuevo museo beatle en Liverpool, mientras que ambos están volcados en convertir la casa del Casvah —cuyo sótano fue el primer local donde actuaban regularmente John, Paul, George y Pete— en un hotel temático alrededor de los Beatles.

Este año, que se cumplía la 18ª edición, tenía previsto la llegada de Freda Kelly, la secretaria de Brian Epstein, uno de las mujeres que mejor conoce a los Beatles ya que los cuatro la consideraban como su hermana pequeña, pero su salud no se lo permitió. Y este cronista lo lamentó muy de veras, ya que la dulce Freda era una de las 21 mujeres  incluidas en Los Beatles y ellas, libro ilustrado por Marta Ponce, que se presentó en el Festival, y donde aprovechamos el momento para hacer un recorrido cronológico por las mujeres que se movieron en el entorno beatle y tuvieron, de alguna manera, relación con la vida o la obra de Paul, John, George y Ringo.

En esta edición también intervinieron, entre otros, Enrique Barcelona, que lleva años recorriendo los lugares que aparecen en las fotografías de los Beatles y recreándolas de nuevo. Y Luis Merino, el responsable de aquellas tazas, posavasos y discografía completa en CDs que lanzó El País hace años, y  autor del libro Cuando la música era redonda, quien resaltó la importancia de la radio en la trayectoria y promoción de los Beatles (en Inglaterra) y su colaboración continua con la BBC, que les permitió explorar nuevos formatos, mientras que  en Estados Unidos las radios eran locales y se apoyaron en la televisión.

Merino, uno de los grandes conocedores de la trastienda de la música, entrevistó a George, Ringo y Paul, quien acudió a Madrid a inaugurar el estudio de Los 40 Principales, y fue un gran amigo de los que considera dos de los apóstoles españoles de los Beatles, ya fallecidos: Joaquín Luqui, autor de Los Beatles que amo, y Josep María Francino, autor de Beatlemanía, una histora personal, hombre de radio, alma de este festival,  y uno los grandes coleccionistas de los Beatles, cuya vasta documentación ha sido donada a la biblioteca de Estartit.

Precisamente de ella se tomó el material para los dos exposiciones de este año: Los Beatles en la radio, y Versiones beatles. La música, como es habitual en todas las ediciones, llenó las tres jornadas con conciertos de canciones beatles en la plaza del lugar y en el Molinet, un maravilloso escenario junto al mar. Y como es costumbre, el último día se realizó al  Magical Medes Tour, un recorrido en un barco amarillo hasta esos islotes, amenizado por las canciones en vivo de Two Of Us. Este año, la mar estaba crecida.

El ejemplo de este Festival contagió a Barcelona, que hizo su particular Weekend Beatles, pero sólo durante dos ediciones. Una trayectoria más larga ha tenido —o tiene— el Almería Beatles Weekend, que prosperó tras constituirse la asociación Lennon Almería Forever, y donde el periodista Adolfo Iglesias ha hecho lo imposible por situar a su ciudad en la geografía beatle, aprovechando que John pasó allí dos semanas grabando la película Cómo gané la guerra, y en sus playas compuso una de sus mejores canciones: Strawberry fields forever.

El pasado otoño tuvo lugar en Sevilla el llamado Beatlefest, lo que iba a ser el mayor festival beatle hecho nunca en España, pero tanta ambición los superó y los resultados no fueron los previstos. Sería deseable que en el verano del 2025, aprovechando los 60 años del concierto de los Beatles en las Ventas, se celebrara en Madrid —con una organización más profesional que entusiasta— ese gran festival y encuentro que los Beatles, cada día más vivos, merecen.

Por de pronto sabemos que el Beatles Soul de Cantabria, quizás la asociación de fans más estable de España, quiere festejar sus 20 años a lo grande y están preparando para el año 2026 un programa en el que no se descarta un seminario o curso de verano en la Universidad Menéndez Pelayo. Los Beatles ya se asomaron a las aulas, en Almería, hace años, pero la Universidad de Verano de Santander, inspirada por Pedro Salinas, el autor de La voz a ti debida, sería el marco ideal para que se estudiara y se debatiese sobre esta banda, que no sólo es historia de la música, sino que fue el escaparate y motor de una nueva clase social que empezó a forjarse al principio de los 60: la juventud.

P.S. Contradiciendo al título de esta crónica, anunciamos que ya hay fechas para la 24 Semana Beatles de Latinoamérica, que será entre el 18 y 24 de noviembre, y como es habitual, habrá un concurso de las mejores bandas. El acto está organizado por The Carvern Buenos Aires, que junto al museo Beatles —los dos creados por Roberto R. Vázquez— sitúan a la capital argentina en la ciudad donde mejor se respira el espíritu beatle —después de Liverpool, claro—, ¡y eso que la banda nunca pisó Buenos Aires!