Me da pereza; mucha pereza. No veo, ni hoy ni muchos días (igual muchos es mucho decir), sentido a la piscina. Para qué madrugar a las ocho, sacar al perro (esos días de invierno, lluvia, viento, casi nadie en la calle excepto los que van a trabajar o llevan los niños al colegio), ducharme antes (¿seguro que los que van a nadar se duchan antes en sus casas?), llegar hasta el aparcamiento, meterme en el vestuario, desvestirme (los zapatos en la bolsa azul, los calcetines, la camisa, los pantalones, el jersey, sacar el euro para la taquilla), el discurrir lento por el pasillo hasta las dos piscinas, el buenos días o el hola.
El esperar a que den las nueve (en el reloj de allí, que no coincide con el mío ni con el de los demás pero dentro nos regimos por ese y no por la hora, digamos, universal; dentro las reglas son otras, allí la autoridad, seas un directivo de un banco o profesor de matemáticas en la universidad) para meterme de un salto vertical en el agua. Las sensaciones fuertes mejor de un trago. No me tiro de cabeza porque nadie lo hace, bueno el policía… con un resultado desastroso. Y la mujer que es de Bilbao, o vivió allí, y que tenía un hijo que trabajaba en Alemania en plan científico o algo así. Ella va a su aire, siempre hace lo que quiere, que es nadar a croll sus 40 o 45 (no me acuerdo de su marca) y los hace por encima de lo que pida cualquier monitor. Ella y el vecino están como por encima de la ley, se les consiente cualquier cosa; a ella porque es mayor, simpaticona, bajita, gruesa y limitada en sus movimientos. Él porque es torpe (torpón). Le llamamos –o le llamo– cachalote. Cuando nada de espaldas casi lo hace vertical, quiero decir que apenas levanta los pies. Y las manos y los brazos no los estira hacia detrás con ímpetu, con ganas. Cuando llega al final de la piscina se quita las gafas, se apoya la cabeza entre los brazos y jadea. A mí no me da pena porque no es buen tipo. Está como consentido.
No sé por qué tiene que aparecer a las nueve y cuarto o y veinte, cuando los demás ya llevamos nuestros largos. Y ahí que aparece el señorito, se ‘pone’ su cara como de enfermo, se mentaliza durante algunos minutos y ahí que empieza a manotear, panzudo, ocupando buena parte de la calle, ajeno a lo que hagan los demás.
No sé por qué tiene que ir tarde, no tiene motivos. No lleva a ningún niño al colegio porque sólo tiene una hija y ya es mayor. Y no trabaja. Se ha debido llevar su buena indemnización y como estaba en un banco… No es que me dé envidia, simplemente preferiría no verlo, que no apareciera (o al menos a media clase). No es el único que aparece tarde. El chulo que anda con los brazos y los pies abiertos (como si llevara pistolas y fuese a batirse en un duelo en el Oeste) y la mujer que creo que trabaja en Televisión Española (y que parece que coquetearan; es más, pensaba que eran amantes, aunque lo que les une debe ser su zona de origen, no sé si León o Valladolid o por ahí. Sospechosamente llegaron a la vez más de una vez, o eso me pareció) también se toman sus licencias. Dejémoslo por hoy.
-
Aguafuertes sudacas: A mis queridos críticos
/abril 22, 2025/Decía, entonces, sucede que, harta ya de estar harta de escribir seriedades importantes que a nadie importan, hoy, señoras, he resuelto hacerme crítica de arte (todos de pie). Sí. Crítica. O para que suene más rococó diremos reseñista. Primero, porque escribo como el culo (imprescindible virtud para desempeñar tal oficio); segundo, porque descubrí que no sirvo para otra cosa; y tercero, me di cuenta de que el arte de verdad no está en pintar, componer, escribir, sino en lograr que la gente te tome en serio cuando hablas de lo que pintan, componen o escriben los demás. Ahora, entre nosotros,…
-
James Belich: “La peste llevó a una hegemonía global de los europeos”
/abril 22, 2025/Cuando James Belich tecleó “Imperialismo asiático moderno en Europa” para referirse a los otomanos, la frase quedó subrayada en su documento de Word como un posible error. El procesador de texto de Windows no estaba de acuerdo con la afirmación del director del Centro Oxford de Historia Global; para Microsoft, los asiáticos no tenían la capacidad para hacer imperios modernos y menos aún en Europa. La empresa de Bill Gates se declaraba eurocentrista.
-
Disparos desde el caballo blanco
/abril 22, 2025/Lejos de la costa estaba el crimen sin resolver, una pared ensangrentada o el boxeador caído en desgracia, la ciudad con sus mendigos y sus ratas: prodigios que ya eran viejos cuando Petronio escribía sobre ellos. Por supuesto, merodear por esos lugares no convertía milagrosamente a ningún mal juntaletras en un buen escritor, pero un buen escritor siempre lograba desbordar la mera prosa periodística cuando se alejaba de los topos habituales y se perdía por esos arrabales de la vida que nadie más tenía el deseo de pisar. Veinte años antes de que empezáramos a oír recurrentemente aquella memorable frase…
-
Zenda recomienda: Maestros de la felicidad, de Rafael Narbona
/abril 22, 2025/La propia editorial apunta, a propósito del libro: “La razón me reveló que la tristeza es un desperdicio y que la inteligencia siempre tiende a la alegría. El pesimismo no es más que una perspectiva parcial y frente a él, el amor cura e invita al optimismo. Esto es lo que quiero compartir contigo: que el ser humano puede elegir, que no es una marioneta en manos de la fatalidad, que es posible encontrar esperanza, que el dolor psíquico puede superarse y que el optimismo no es signo de ingenuidad, sino un ejercicio de lucidez. La filosofía es la herramienta que nos ayuda a vivir mejor“….
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: