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Los días perfectos, de Jacobo Bergareche

Los días perfectos, de Jacobo Bergareche

¿Existe algo más romántico que una carta de amor?, parece preguntarnos con cierta sorna Bergareche desde su primera novela. Y compone su novela epistolar de dos cartas, unas cuantas imágenes y múltiples reflexiones sobre el amor y cómo se vive, o al menos como lo hace su protagonista Luis. En la novela, Luis logra que el medio para el que está escribiendo lo envíe a Austin, Texas, para de allí sacar un artículo en principio sin mayor importancia. Su intención es investigar a Bob Woodward y hablar del Watergate, pero la vida lo coloca delante la correspondencia entre Faulkner y su amante, Meta Carpenter. Luis se siente irremediablemente atraído ellas, hasta llegar a casi obsesionarse. Reflexiona sobre sus vivencias y las une a las palabras del Nobel para que Bergareche pueda plasmar en dos misivas los sentimientos ante la ruptura y también ante el desgaste de quien se ha unido “hasta que el tedio los separe”. Porque sí, una carta es a Camila y otra es a Paula. Una es amante que rompe y otra esposa que aguarda.

Recordaba yo en ese momento aquellas Cartas de amor que Dylan Thomas dilapidaba entre esposa y amantes, y que hicieron suspirar a más de una cuando vieron la luz pensando en lo bonito que debía ser leer una misiva enfebrecida de pasión sin darse cuenta de que estaban ante el espejismo del una más, alimentado por la fugacidad del deseo y de los primeros días. Y frente a ello, al leer la carta que Bergareche construye a la esposa, me venía a la mente este matrimonio de fachada perfecta pero que ni siquiera se rozaba los pies en la cama que retrataba James Salter en Años Luz.

"El humor corrosivo que impregna este título permite que las interpretaciones sean a gusto del lector, que es dueño y soberano de compartir la reflexión escrita del protagonista o tildarlo de hombre despechado"

El autor desarrolla en su libro el amor y lo articula en la relación entre el Nobel y el periodista para poder hacerlo entre vivencias y relaciones, y lo hace con un toque de fatalidad, puesto que la pasión y el deseo son fáciles de mantener siete días en dos años, pero se apagan irremediablemente con la rutina. Dice también que “todo aquello que no he querido perder ha tenido un principio y tendrá un fin”, y deja al lector pensando si parte de esa felicidad se debe a lo fugaz y a querer atrapar el sentimiento antes de que se nos escurra entre los dedos. Porque el humor corrosivo que impregna este título permite que las interpretaciones sean a gusto del lector, que es dueño y soberano de compartir la reflexión escrita del protagonista o tildarlo de hombre despechado que ve llegar a su amante con marido a lo que él pensaba sería su punto de encuentro. Así de fácil es convertir el libro en algo propio. 

Y si hablábamos de lo extraño que resulta, aunque tal vez no lo expresé así, decir que una novela es epistolar cuando solo contiene dos cartas, añadiré ahora que además está compuesta por imágenes, fotografías y dibujos que relatan su propia historia en esta primera obra que me deja pensando qué será capaz de hacer Bergareche cuando coja confianza con las letras. Porque, si bien es cierto que en el fondo todos los libros tratan de amor, también lo es que quedan muchas maneras de relatarlo. Tantas como plumas. Y quizás, solo quizás, eso sea lo más llamativo de esta novela, que somos capaces de hablar de mil títulos para expresar cada una de las partes que vamos leyendo, y, aún así, saber que estamos ante una experiencia única. La de la disección de la felicidad y cómo la fugacidad es parte vertebral de ese sentimiento. Porque tal vez, y ahora que lo pienso un poco en voz alta, el libro no diseccione las relaciones en una suerte de tratado del amor. Puede que lo que el autor nos muestre sea la importancia de lo efímero para el alma humana. Sea como sea, estamos ante una primera novela notable. De esas en las que no sucede particularmente mucho, pero dejan al lector pensando.

Así que pasen y lean. Los días felices.

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Autor: Jacobo Bergareche. Título: Los días perfectos. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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