Las amamos, las necesitamos, en su interior hemos vivido historias apasionantes, como lectores y también como escritores. No podríamos vivir sin ellas. Sin sus guardianes. Librerías y libreros viven hoy su día grande. Disfrutan de su justo reconocimiento. En Zenda también queremos unirnos a este merecido tributo. Prisioneros, autores y colaboradores de la web han contestado a nuestras preguntas en el Día de las librerías.
1.- ¿Cuál es tu librería preferida y por qué?
2.- Un recuerdo o anécdota que te haya ocurrido en una librería.
3.- ¿Qué libro recomendarías para comprar este viernes en el Día de las librerías?
1.- En Oviedo, la librería Cervantes. La legendaria Concha Quirós la dirige con inteligencia y cariño, y en sus mesas y estanterías siempre encuentras ediciones hermosas y títulos inesperados. En Madrid hay varias: Antonio Machado, Rafael Alberti, Tipos infames, Cervantes y Compañía, Lé…
2.- Tengo muchos recuerdos, sobre todo de la librería Lorca que fundé en 1979, “nido” de poetas, rojos y letraheridos varios, pero contaré una anécdota que me ocurrió en la ovetense librería Ojanguren, en donde tuve una cuenta de pago aplazado durante 30 años. Fue en 1974, el año es importante porque los libros no se encontraban con la facilidad con que se encuentran hoy. La sección de poesía de esta librería está situada en un altillo desde donde se ve la planta baja. Yo estaba arriba, alborozado porque había encontrado el único ejemplar de El cementerio marino, de Paul Valéry, cuando oigo que abajo, un amigo recién llegado, pregunta por el mismo libro, así que me asomo a la barandilla y blandiéndolo como una presa largamente deseada, respondo: “Yo lo tengo”. Aún no he olvidado su cara de contrariedad.
3.- Los ojos de Rembrandt, de Simon Schama, en Plaza y Janés. Una biografía indispensable para conocer a uno de los grandes genios del arte. Además, el libro está editado con un mimo y una profesionalidad que resultan emocionantes.
2.- Ese es, por cierto, el recuerdo que sobrevive, aunque fragmentado, con más intensidad. Quizás algún día sea capaz de reconstruir los pedazos para Zenda.
3.- Mi recomendación, inevitable: El Club Dumas. Uno de los mejores libros sobre libros del mundo escrito para lectores, no por un novelista, sino por un inteligente, divertido, lúcido, singular lector.
Miguel Barrero ha publicado las novelas Espejo (premio Asturias Joven), La vuelta a casa, Los últimos días de Michi Panero (premio Juan Pablo Forner), La existencia de Dios y Camposanto en Collioure (Prix International de Littérature de la Fondation Antonio Machado). También es autor de los ensayos Las tierras del fin del mundo y La tinta del calamar.
1.- Como he vivido en varias ciudades, he ido haciendo colección de librerías. A la de mi infancia y primera juventud (La Torre, en Mieres) la siguieron la Cervantes de Salamanca y la Méndez de Madrid. La primera cerró hace poco, desgraciadamente. La segunda sigue siendo una referencia en el circuito de librerías madrileñas independientes, en parte por lo bien que cuidan sus fondos y en parte por el buen trato que se dispensa a los lectores. En casi todos mis viajes a la capital procuro dejar un hueco para pasarme por allí. En mi corazón tiene un hueco especial la librería Paradiso, que este año cumplió cuatro décadas de vida y que es sin duda uno de los lugares más interesantes de Gijón, tanto que recomiendo encarecidamente su visita a todos los que pasen por la ciudad, entre otras cosas porque la ciudad no se entendería sin ella. Y en Oviedo está la librería Cervantes, que es toda una institución y desarrolla a lo largo del año una programación cultural intensa y variada. Su propietaria, Concha Quirós, ronda los ochenta años y ahí anda, al pie del cañón. Cualquier reconocimiento es poco.
2.- En cierta ocasión, hace bastantes años, andaba buscando un ejemplar de El caballero de Sajonia, de Benet, y descubrí por Internet que figuraba entre los fondos de una librería ya desaparecida que estaba cerca de la casa en la que yo vivía entonces. Me presenté allí y el librero, hombre poco dado a la empatía, me juró y perjuró, sin levantarse del sillón de orejas que había dispuesto junto al mostrador, que ese libro no figuraba en su catálogo. Tuve que acabar asegurándole que no me iría de allí hasta que no entrase al almacén a buscarlo. Lo hizo y, evidentemente, salió con él a los pocos minutos. Recuerdo ahora que fue en otra librería, en Paradiso, donde me dieron la noticia de la muerte de Ángel González. Nos habíamos visto muy fugazmente apenas un mes antes, en el claustro de la Universidad de Oviedo, y aunque estaba muy mayor no me esperaba ese final tan inminente. Fue una mañana triste.
3.- Si tengo que recomendar uno de los últimos que he leído y que más me han impactado, recomendaría sin lugar a dudas Patria (Tusquets), de Fernando Aramburu. Un verdadero novelón, en el mejor sentido del término, y probablemente la obra más importante de cuantas se han publicado en España a lo largo de este año. Si tengo que decir qué libro me compraré yo, es muy probable que vuelva a casa con la recopilación que Fulgencio Pimentel acaba de sacar de los Tintos de verano de Elvira Lindo. Quizás caiga también No cantaremos en tierra de extraños (Galaxia Gutenberg), de Ernesto Pérez Zúñiga, un libro del que sólo he leído cosas buenas.
1.- Quizá no sea lo típico que se espera que responda, pero adoro La casa del libro de Gran Vía, en Madrid. Viajo siempre que puedo a la capital y no hay un solo desplazamiento en los últimos años en el que no me haya traído libros de allí. Creo que es algo parecido a una tradición.
2.- Encontrarme con cierto director manchego ganador de un Óscar y llevarme una decepción por el trato a un fan que fue a felicitarlo por su trabajo.
3.- Daré varios nombres que son, para mí, imprescindibles. Cualquiera de los libros de: Juan Gómez-Jurado, Gabri Ródenas, Dolores Redondo, Bruno Nievas, Roberto López-Herrero, César Pérez Gellida, Jorge Magano y Gonzalo Jerez “El Selenita”. Y qué cojones, alguno mío. ;D
2.- Un recuerdo o anécdota que te haya ocurrido en una librería. Recuerdos muchos, pero me quedo con que en una librería fue donde conocí en persona a Juan Gómez-Jurado y César Pérez Gellida, con quienes hoy mantengo el contacto. ¡Las librerías tienen algo especial!
3.- Patria, de Fernando Aramburu.
Ulises Adrados es un segoviano a ratos, ingeniero, filósofo, de la grey de Epicuro y la cuadrilla de Arquíloco.
1.- Librería Ícaro de La Granja de San Ildefonso. Lo hacen todo bien: están reconocidos (son Librería de Referencia Cultural); seleccionan con acierto las novedades sin dejar de mantener un fondo clásico; editan libros de tema local —una labor impagable—, y te puedes sentar a tomar un café con un exquisito bizcocho. Y en estos tiempos de cierre de librerías, han ampliado a un precioso local cerca de la plaza mayor de Segovia. ¿Se puede pedir algo más? Sí, un descuento. Y a los amigos también nos lo hacen.
2.- Un conocido librero anticuario de la Cuesta de Moyano nos contó el sistema que utilizaban para marcar el precio al que habían adquirido un libro en el propio ejemplar, de manera que se pudiera disponer de una referencia para fijar el precio de su reventa sin que el potencial comprador lo entendiera. Algo sencillo e ingenioso: identificar los diez dígitos ordenados con las diez letras (ninguna repetida) de una palabra. Nuestro Turing de Moyano utilizaba REPUBLICAS, donde la R hace de cero, la E de 1, etc. Otras claves que se manejaban en la Cuesta eran HERMANITOS o HIJODEPUTA. Estas cosas ocurrían en el mundo previo a la existencia de la informática y las bases de datos.
3.- Cervantes, la figura en el tapiz, de Jorge García López (2015), editado por Pasado y Presente.
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