¿Por qué será que el boxeo y los boxeadores le interesan tanto a los buenos escritores? Los ídolos del combate cuerpo a cuerpo han seducido a los estadounidenses Norman Mailer, David Remnick y Gay Talese, al colombiano Alberto Salcedo Ramos o al mexicano Ricardo Garibay, por nombrar sólo algunos. La victoria o la derrota que implica son, sin duda, materia literaria. También las historias particulares de sus principales exponentes, que suelen ir de la desgracia a la gloria y de ahí a la ignominia. Pero quizá su principal atractivo sea que es una metáfora de la vida misma. “El boxeo apela a mi sólida creencia de que la vida es una pelea sangrienta”, sostiene J.R. Moehringer, un ex reportero de Los Ángeles Times, de quien se acaba de publicar en español El campeón ha vuelto (Duomo). “Esa pelea te define, te da forma, tal como debe ser y seguirá siéndolo hasta que se declare un vencedor, y entonces empieza la siguiente pelea, y la siguiente, hasta que llegues a la última pelea de tu vida, que perderás, como todos los que has conocido perderán la suya.”
Moehringer fue un becario muy poco valorado en The New York Times y, antes de dar el salto al diario californiano que lo consolidaría como un gran profesional, se formó en un “periodiquillo” de Denver (Colorado). A mediados de la década de los 90 del siglo pasado, cuando los ERE comenzaron a ser comunes en la prensa escrita, este periodista nacido en 1964 cerca de Nueva York se dio cuenta de que, tanto el dueño como los editores del sitio donde trabajaba, le daban “prioridad absoluta” a las (breves) noticias de última hora. Él, sin embargo, prefería investigar y escribir historias de largo aliento. Así que para conservar su puesto de trabajo cumplía con lo que sus jefes le pedían y, en sus ratos libres, se ocupaba de lo que realmente le interesaba con la esperanza de poder colar algo de “buen periodismo” en el suplemento dominical del diario.
Una tarde, mientras todos los miembros de la redacción empezaban a cerrar la edición del día, una de sus compañeras que cubría sucesos le enseñó un recorte amarillento. En él se hablaba acerca de una de las principales figuras del boxeo estadounidense, de quien se pensaba que había muerto pero que en realidad, derrotado y sin dinero, vivía en la calle. Se trataba de Bob Satterfield, todo un ídolo de los cuadriláteros en las décadas de 1940 y 1950. “Ahí hay una historia”, se dijo a sí mismo Moehringer y al instante salió en busca de la vieja gloria caída en desgracia.
Lo buscó en las calles y acabó hallándolo en un albergue. Tuvo varios encuentros con él y, cuando creía que ya tenía el material suficiente para escribir, uno de sus editores le dijo: “¿y si ese indigente no fuera el verdadero Bob Satterfield?” Al reportero le parecía imposible que el hombre con el que había charlado varias veces fuera un impostor porque le había dado muchos detalles de su vida personal y profesional, acontecimientos que había contrastado con la hemeroteca y con las declaraciones de algunos implicados. Pero la pregunta de su jefe sembró en él la duda. Por eso buscó a más personas que pudieran hablarle sobre el boxeador que tenía fama de golpear como pocos, pero que “era incapaz de recibir un puñetazo.”
Será mejor que ustedes mismos lean el resultado final de esa pesquisa. Baste decir que se encontrarán con unos golpes narrativos (nunca mejor dicho) extraordinarios. Después de poner el punto final a esta historia, J.R. Moehringer supo que quería ser un escritor de la realidad. No tardaron en premiarlo con el Pulitzer por un reportaje sobre los descendientes de los esclavos de Estados Unidos. Años después, con la publicación de El bar de las grandes esperanzas, su autobiografía reporteada a fondo, se colocaría entre las preferencias de los lectores y un tenista mundialmente famoso, Andre Agassi, le pediría que escribiera sus memorias (Open). “Cuando El campeón ha vuelto se publicó por primera vez, en mayo de 1997, me cambió la vida, porque me cambió la manera de sentir mi vida y el trabajo de mi vida. Me hizo replantearme qué era eso de contar historias, las posibilidades de temas y formas. Yo había peleado por aquella historia distinta de boxeadores destruidos, y a cambio aquella historia había luchado por mí”, confiesa en el prólogo que ha elaborado para esta primera edición del libro en español. Como para dejar claro el motivo de su afición, y de varios de sus colegas por este deporte, en la primera parte la obra, que primero fue un amplio reportaje publicado en Los Ángeles Times Magazine y una década después fue llevado al cine por el director Rod Lurie (El último asalto), el autor que creció sin padre y entre los borrachos que frecuentaban el bar de su tío, subraya: “si boxear es la metáfora definitiva de la vida, entonces, creo yo, es la metáfora definitiva de la escritura, que no es más que una destilación, una trasposición, una explicación de la vida.”
Sinopsis de El campeón ha vuelto: En 1997, a J.R. Moehringer le encargaron un reportaje sobre Bob Satterfield, un peso pesado que peleó entre 1945 y 1957 y sobre el cual nada se sabía. Se había esfumado del mapa. Moehringer andaba en busca de una buena historia, fue tras los pasos de un hombre que vivía en la calle y que juraba ser Bob Satterfield. Se hacía llamar el «Campeón» y decía ser Bob, «el mejor noqueador de todos los tiempos». Pero ¿era realmente el «Campeón»? Moehringer examina el corazón de su personaje y desgrana la historia de un hombre que se le convierte, a medida que lo observa como si fuera un entomólogo, en su Moby Dick particular: una persona que le revela, detrás de su misteriosa identidad, algo de su propio pasado, algo que tiene que ver con el valor, con el deporte y con el deseo constante de un hombre que busca a su padre.
_______
Título: El campeón ha vuelto. Autor: J.R. Moehringer. Editorial: Duomo. 101 páginas. Edición: Papel y kindle
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: