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Los hombres de barro

Existen poemas a los que uno siempre vuelve, como si fueran el hogar genuino del lector que va avanzando en sus lecturas. Igual que existen lugares por los que sentimos, de vez en cuando, la necesidad de regresar para acariciar la raíz, para recordar a qué sabían las cosas las primeras veces o, simplemente, para descansar, hay poemas que nos devuelven las primeras palabras, la poesía sin artificio ni juicios, la lectura limpia de cuando uno tiene quince años y no encuentra comprensión. La poesía de Benedetti es uno de esos hogares, con chimenea y olor a sándalo, al que sin obligación regresamos todos los amantes de la poesía de vez en cuando, un ratito, para recordar que el abecedario es más que una secuencia de letras.

Publica Alfaguara en plena pandemia (septiembre, 2020) una antología poética del uruguayo con tanto acierto, porque el antólogo es un símil del poeta, otro hombre hecho de tierra y barro, un juglar que supo conformarse con lo que la palabra escondía y no quiso otra cosa que no fuera jugar con las letras hasta ensuciarse las manos: Joan Manuel Serrat. Me gusta la gente que se adentra en la poesía sin miedo y la exprime hasta resultar incómodo. No concibo otra manera de dedicarse a este oficio: lo sabido ya está contado, lo aprendido está por escribir.

"Mario lo fue todo: viajero incansable, ciudadano comprometido, poeta de las cosas minúsculas, trabajador acostumbrado, escritor hormiga"

Así, la antología, titulada Mario Benedetti: Antología poética. Selección y prólogo de Joan Manuel Serrat, se desmarca del resto porque tiene en su haber la mirada subjetiva de Serrat. Mario y él parecen ser dos alter ego, dos rutinarios que imprimen belleza en sus modos, porque la vida reside en eso: en la forma de mirar, no en lo mirado. Dice Serrat: «No es fácil escoger lo más representativo entre la extensa obra de Benedetti, pero confío en que en esta antología estén representados todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila». Y así era, Mario lo fue todo: viajero incansable, ciudadano comprometido, poeta de las cosas minúsculas, trabajador acostumbrado, escritor hormiga. Y en todas sus facetas existen poemas en los que no se esconde, sino que con una generosidad propia de los más humildes muestra al mundo los hallazgos fruto de su lealtad a la vida.

Mario Benedetti es el poeta de los poetas. Y ese es un cargo que solo a los poetas que se han hecho a sí mismos no les pesa. No le conocí como hombre, pero intuyo en sus versos la arena mojada de sus dedos, y eso es casi igual de revelador.

Que viva Mario, que viva su poesía.

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