Foto: Valeria Bergalli, fundadora y editora de Minúscula
En octubre de 2000 se colocan en las librerías los dos primeros libros de la editorial Minúscula: Las ciudades blancas, de Joseph Roth, y Verde agua, de Marisa Madieri. Se cumplirán, pues, este año, dieciocho del nacimiento de un sello que quiso con su nombre “proponer libros sin recurrir a estridencias, casi en voz baja”, y, efectivamente, sin alharacas pero con decisión y profesionalidad han ido formando un catálogo digno de ocupar un lugar importante en el panorama editorial europeo.
Los editores de Minúscula han creado unas colecciones que, si bien se reconocen gracias a un diseño moderno, se diferencian en cuanto a que no se configuran a partir de los géneros y prefieren reunir los títulos desde lo que llaman “textos fronterizos”. Así, en la primera colección, “Paisajes narrados” (en la que destaca el color azul) exploran cómo desde la literatura se construyen los paisajes, y donde se encuentran títulos tan emblemáticos con Los relatos de Kolimá, de Varlam Shalámov. «Sin duda el más grande escritor de la experiencia de los campos de concentración del siglo XX, sea en los campos nazis o en el gulag soviético», dijo de él Jorge Semprún. Y Ricardo San Vicente dice en el posfacio: «Ni una gota de falsedad asoma en sus muchas páginas, lo que hace de la obra, más que un testimonio, un documento, una prueba ante el juicio de lo que es capaz de hacer un hombre, de aquello a lo que puede llegar en las condiciones narradas por Shalámov».
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió designar el 27 de enero Día Internacional de Conmemoración
en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Con este motivo la editorial Minúscula quiere recordar una de las más trágicas y grandiosas epopeyas del siglo XX vivida por Varlam Shalámov.
Otros autores que han publicado en esta colección: Elio Vittorini, Nikolái Gógol, Balzac, Pushkin, Savinio, José Luis de Juan…
En la colección “Alexanderplatz”, cuyo color distintivo es el rojo, se publican novelas y ensayos traducidos de la lengua alemana y de las áreas geográficas sobre las que esta cultura ha ejercicio su influencia, LTI. La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo, de Victor Klemperer, es un ejemplo. Otros autores han sido Karl Kraus, Franz Werfel, Klaus Mann…
“Tour de force», enfocada a lo contemporáneo, recoge voces que pasado el tiempo resultan más interesantes, como Shirley Jackson. Inició esta colección El tiempo es un canalla, de Jennifer Egan y ahora se publica Buena alumna, de Paula Porroni, una de las apuesta de 2018. La intención de esta línea es la de publicar autores en plenitud creadora.
“Con vuelta de hoja” reúne textos que exploran el ensayo, la biografía y la autobiografía, con autores tan prestigiosos como Marina Tsvietáieva, Giani Stuparich, Lou Andreas-Salomé y Pascal Quignard.
“Micra” es una colección pensada para subrayar las formas breves de extraordinaria calidad. Quemaduras, de Dolores Prato, es un ejemplo, “un relato sobre una adolescencia pasada entre los muros de un colegio de monjas”.
Minúscula publica una media de quince títulos al año, y entre las novedades previstas para 2018 están Amores, de Leonor de Recondo, una escritora que ejerce también de violinista barroca lo que, sin duda, favorece el ritmo de su escritura “que muestra las huellas de una hermosa tensión poética”, según Olivier Mony, de Livres Hebdo. También Una vida en las carreras, del australiano candidato al Nobel Gerald Murnane, al que voces autorizadas relacionan con Beckett y Teju Cole. Otro título es Sobre algunos enamorados de los libros, de Philippe Claudel, un repaso a una larga lista de escritoras que se convirtieron en víctimas de la literatura, personajes que perdieron la razón al no conseguir escribir los libros que querían; locos por la literatura… Y otra de las novedades será El corzo, de Magda Szabó, una novelista húngara, considerada como la mejor de su país, cuya novela cuenta la cruda historia de envidia entre dos amigas.
Hace ocho años, Álvaro Colomer entrevistó en Yo Dona a Valeria Bergalli, fundadora de Minúscula, quien ante la pregunta de si “a pesar de que el proceso de conversión de un texto en libro es menos artesanal y más tecnológico, le seguía fascinando”, y Bergalli respondió: “Aunque las cosas han cambiado mucho desde entonces, en Minúscula una parte importante del proceso de producción no ha perdido su carácter artesanal: la selección de los títulos, el trabajo con los autores, la búsqueda del traductor adecuado, el proceso de corrección, la elección de las imágenes para la cubierta… Nos implicamos tanto que cuando el libro sale de imprenta no puedo evitar sentir algo muy parecido a cuando mi abuelo abría el sobre que le enviaba la editorial y me mostraba su trabajo. Me parece igual de misterioso”. (El abuelo de Valeria Bergalli, el pintor Athos Cozzi, le enseñaba sus ilustraciones para novelas clásicas y, pasado un tiempo, le mostraba el libro ya publicado con esas mismas ilustraciones).
La editorial Minúscula cuenta, entre otros muchos galardones importantes, con el premio Qwerty 2008 a la mejor traducción y en 2009 a la mejor labor editorial.
A Valeria Bergalli, fundadora de este sello de calidad, le deseamos lo mejor, es decir, larga vida literaria.
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