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Los que no son como nosotros

Los que no son como nosotros

Desde Eugenia de Montijo a la Cayeborroka hay más de un siglo y muchas reinvenciones de España. De Alfonso XIII a Carmen Polo. De Don Algodón a Scalpers. De Isabel Preysler a Felipe Juan Froilán de Todos los Santos. De los clubs de campo a las monterías. De Bocaccio en Barcelona a Pachá en Madrid. Más de un siglo desde la primera vez que usamos la palabra “pijo” hasta que empezó a formar parte de nuestro vocabulario diario; desde que ser pijo constituía un insulto hasta que se convirtió en una cualidad.

Pero ¿qué es ser pijo?

La periodista y escritora Raquel Peláez indaga, pregunta y se pregunta, lee, reflexiona, imagina, cuenta. El resultado es Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España (Blackie Books). El resultado es, en el fondo, una radiografía de las aspiraciones de la clase media española.

Porque ser pijo tiene mucho que ver con esa palabra: aspiracional.

“La esencia de lo pijo, tal y como lo entendemos hoy, no nace de la exclusividad sino de la posibilidad”.

“Lo pijo, como todo lo aspiracional, es una cuestión de símbolos y el significado de los símbolos cambia dependiendo del contexto”.

Aspiracional.

"Segundo descubrimiento: lo pijo no tiene que ver necesariamente con el dinero, aunque sí con el patrimonio, sobre todo tiene que ver con el capital social o cultural"

Cuando yo trabajaba en Vanity Fair, la revista de las clases altas internacionales (y de los reportajes literarios de calidad), “aspiracional” era la palabra clave. Los personajes tenían que ser aspiracionales, las fotos, aspiracionales, los textos, aspiracionales. Y precisamente el origen de este libro se encuentra en Vanity Fair, en las entrevistas que Raquel Peláez hizo a lo largo de la década que trabajó allí y en una serie de reportajes que publicó. “Hace seis o siete años, cuando el grupo Carolina Durante lanzó Cayetano justo después del éxito de Taburete [la banda del hijo de Luis Bárcenas], me di cuenta de que había un resurgir de una estética y un concepto que habían definido de alguna forma los años 80 españoles. Con esa excusa me propuse trazar un retrato más o menos sociológico de ese perfil y trazar la línea que unía a los pijos de Hombres G con los ‘cayetanos’ que dibujaba Carolina Durante. Ese fue el punto de partida para una serie de reportajes veraniegos que hice para Vanity Fair, germen, a su vez, del libro”.

¿Los españoles tenemos una idea errónea de qué es ser un pijo?

“No: simplemente un pijo no es una única cosa, nunca lo será y además todos podemos ser el pijo de otro”.

Ah, entonces lo pijo es relativo: primer descubrimiento de este libro.

Segundo descubrimiento: lo pijo no tiene que ver necesariamente con el dinero, aunque sí con el patrimonio (casas, palacios, fincas), sobre todo tiene que ver “con el capital social (los amigos adecuados para trepar) o cultural (el conocimiento necesario para triunfar)”. Los verdaderos pijos no hacen alarde de dinero. En muchos casos, como confiesa una de las jóvenes entrevistadas para el libro, porque no lo tienen. Son rentistas, viven de las propiedades heredadas, así que no despilfarran. Lo que diferencia a un pijo del que aspira a serlo es fundamentalmente su círculo social. Los pijos se mueven en los mismos ambientes, llevan a sus hijos a los mismos colegios, veranean en los mismos sitios. Lo pijo se encierra en reservas protegidas como animales a punto de extinguirse.

"En Quiero y no puedo no solo encontramos una historia de lo pijo, sino un tratado sociológico de la clase media española. Con datos necesarios, citas certeras, extensa bibliografía"

Aunque no lo sean. Aunque ahora en España, la cruda estadística diga que el 10% de la población más rica acumula el 53,9% de la riqueza. Este es otro pilar del libro: la conciencia social. Raquel Peláez no habla de lo pijo desde algo así como la rendida admiración, habla de ello desde la sociología, es un fenómeno social digno de estudio pormenorizado; habla de ello desde el buen periodismo; y habla desde una cierta conciencia crítica, que no le impide dejarse seducir por las historias de los personajes que atraviesan el libro.

Por eso en Quiero y no puedo no solo encontramos una historia de lo pijo, sino un tratado sociológico de la clase media española. Con datos necesarios, citas certeras, extensa bibliografía. Y encontramos referencias literarias, la Andrea de Nada de Laforet, que en los años 40 se escapaba a la Costa Brava en el deportivo de dos chicos de clase alta; el Pijoaparte de Marsé, fascinado una década después por el glamour (y los cuerpos) de las chicas ricas del barcelonés Sant Gervasi. Encontramos referencias musicales, La moto de Los Bravos (1966), ¡Hey pijo! de McRandy (1990), Adoro a las pijas de mi ciudad de La Costa Brava (2003).

Y sobre todo, encontramos humor. Humor negro y autoparodia.

Raquel Peláez usa la ironía como arma afiladísima. Los ricos son así y asá, pero los ricos también lloran. Los ricos se matan en accidentes haciendo cosas de ricos (pilotando avionetas o navegando o esquiando) no cortándose con una radial o montando un andamio.

"El club de tenis, las nanies, los preceptores, los internados british, el cochazo con chófer, las vacaciones en Biarritz... Atención, que esos personajes no son estereotipos, son personas"

Y Raquel Peláez se ríe de sí misma. Se crea un personaje, una antiheroína que viene de la provincia, de la Ponferrada leonesa, nada cínica y muy sincera, quien, como buena provinciana, se asombra, se sorprende y mira al mundo “exterior” con los ojos abiertos. Esta antiheroína se cruza con pijos de provincia, con pijos de la izquierda caviar que fundan editoriales, con pijos de la derecha de monterías y Barbour, con pijos internacionales que inventan la costa marbellí, hasta hace amigos pijos, y lo observa todo, sí, con ojos abiertos. Y toma nota.

Porque ante todo, esta antiheroína es periodista. Y no puede dejar de serlo. Así que toma nota y pregunta. Las respuestas están a lo largo del texto, pero también al final, en un epílogo al que titula Diorama, que es como decir, mirad y admirad a estos personajes y encontrad muchas versionas distintas de lo pijo: doce testimonios directos y sinceros sobre la vida pija. El club de tenis, las nanies, los preceptores, los internados british, el cochazo con chófer, las vacaciones en Biarritz… Atención, que esos personajes no son estereotipos, son personas. Personas que nunca se habían preguntado si son o no pijos y que de pronto se sorprenden a sí mismas diciendo: “Yo me empecé a ver diferente en el colegio, donde había niños de pago y niñas que no, ahí me di cuenta de que existía otro tipo de gente que no era como nosotros”.

Otros que no son “como nosotros”. Ahí está la cuestión.

"Durante 20 capítulos hemos visto la evolución del pijo, del estilo del pijo, de lo que se considera pijo y de las aspiraciones de la clase media. Y al final, vemos al pijo en carne y sangre"

La clase media descubrió la vida de los pijos en ¡Hola! y ahora continúa indagando en ella gracias a las redes sociales. Y resulta que los pijos han descubierto a la clase media y nos lo cuentan. Aquí, en este final, los personajes desvelan sus verdades. Raquel los deja hablar sin trabas al estilo de Joan Didion, y lo que sale de ahí son una serie de escenas asombrosas que oscilan entre lo berlanguiano y las novelas de las hermanas Mitford. O sea, ¿que ese mundo existe de verdad en España?

Pero, ¿es el mundo al que aspira la clase media?

Probablemente no.

"Es la irrealidad real de los verdaderos pijos lo que nos deja anonadadas. Nos divierte, nos fascina, nos produce morbo. Y a la vez sentimos una punzada de envidia y una punzada de repugnancia"

Son las formas pecuniarias de ese mundo a las que aspira la clase media. Las casas, los coches, la ropa. Y al dinero, claro. No al estilo de vida, no a levantarse a las cinco de la mañana para ir a cazar ciervos, no a seguir los estrictos y surrealistas protocolos de una boda de postín. En ese Diorama está la piedra angular del libro. Durante 20 capítulos hemos visto la evolución del pijo, del estilo del pijo, de lo que se considera pijo y de las aspiraciones de la clase media. Y al final, vemos al pijo en carne y sangre. Esas entrevistas sostienen todo el libro, porque comprobamos que las teorías y las historias fabulosas que cuenta Raquel Peláez tienen una base real.

Una base real irreal.

Es la irrealidad real de los verdaderos pijos lo que nos deja anonadadas. Nos divierte, nos fascina, nos produce morbo. Y a la vez sentimos una punzada de envidia (de clase media) y una punzada de repugnancia (de clase media). Es como espiar la vida de los otros por un agujerito y contemplar breves y deslumbrantes escenas inconexas. Y en esas escenas está el libro entero. Están más de cien años de herencia de las clases altas españolas. Y está la esencia destilada de lo pijo.

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Autor: Raquel Peláez. Título: Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España. Editorial: Blackie Books. Venta: Todos tus libros.

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