Luis Mateo Díez, premio Nacional de Literatura y de la Crítica, viaja en su última novela a la edad efímera de la juventud con una historia para la que ha vuelto a crear una realidad paralela en un tiempo y un espacio sin concretar porque, asegura, él es un escritor «irrealista».
«Juventud de cristal», editado por Alfaguara, es el título de la nueva novela de Luis Mateo Díez, (Villablino, León, 1942) que protagoniza Mira, una mujer que recuerda desde la distancia de su edad adulta su juventud a través de los cuadernos que escribía.
«Es una novela sobre la juventud, pero no en un sentido generacional o testimonial, sino sobre el mito de esa edad», indica el escritor leonés y miembro de la Real Academia en una entrevista con Efe.
A través de su protagonista, el autor hace un recorrido por ese tiempo de juventud, «una época que se pierde sin remedio, una edad efímera, de tránsito, con la sensación de no haberla apurado», ha indicado Díez.
Espacios oníricos y de ensoñación vuelven a ser el escenario de esta última novela de Díez, que recrea en ella una de sus «ciudades de sombra», al estilo de su mítica Celama, el territorio simbólico y metafórico imaginado por él para retratar la extinción del mundo rural.
Un territorio que fue el escenario de tres novelas de Mateo Díez, «El espíritu del páramo» (1996), «La ruina del cielo» (1999 y ganadora del Premio Nacional de la Crítica y el Nacional de Narrativa), y «El oscurecer» (2002), con la que cerró la trilogía llamada «El reino de Celama».
En esta ocasión se trata de Armenta, una ciudad «de una provincia perdida en un tiempo que no se sabe si es pasado o presente», que se encuentra «al otro lado de la realidad» y en la que se cruzan personajes «disparatados»: «Soy un escritor irrealista», indica Mateo Díez.
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