Dice la autora de la obra que la verdad siempre proyecta luz en los lados oscuros. Ella, Rosalind B. Penfold convivió con su maltratador diez años, tuvieron hijos en común, el amor derivó en maltrato, primero psicológico y luego físico y sexual. El patrón de su relación se repitió como un rezo espeluznante: beso-bofetada-beso-bofetada-beso…
Cuando Rosalind salió de esa relación, los dibujos que la habían consolado en los momentos más duros se desvelaron como el trazo amargo de lo que era y no debía haber sido el amor: un frío dibujo en blanco y negro. La protagonista de la obra de Editorial Astiberri que hoy les traigo tiene la piel esquilmada por el daño infligido. Y esas heridas traspasan el papel con trazos negros de distinto grosor.
Rosalind B. Penfold no es una escritora al uso. En su obra descubre parte de su trayectoria personal (sufrió en primera persona el infierno de los malos tratos). Además, Rosalind B. Penfold no es siquiera ella, sino el pseudónimo que escogió una mujer canadiense para denunciar su situación. En su obra hay un grito unánime, el de la denuncia de la violencia cometida, hay un grito de ánimo hacia las víctimas y la exigencia urgente de que un libro como este, Quiéreme bien, no fuera necesario.
En esta novela gráfica la autora retrata de modo fidedigno las distintas fases del maltrato en la pareja. Desde la explosión amorosa de los inicios de una relación, los primeros conatos de violencia psicológica, el incremento de control por parte del abusador, la justificación de estos actos por parte de la víctima, la violencia física, la manipulación a la víctima a través del fingido arrepentimiento, la asunción de la culpa por parte de la víctima, la pérdida completa de la autoestima y los primeros pasos hacia la salida de este territorio hostil en que se convirtió la pareja: la toma de conciencia, la denuncia y el apoyo emocional y psicológico para la víctima. Una huida hacia adelante.
En esta novela Rosalind da a luz la historia de su vida con Brian. Una relación tóxica sin aparente salida de la que logró escapar gracias a sus allegados (familiares, amigos, terapeutas) que la acompañaron en esta huida. En esta novela, el trazo se oscurece en los episodios de mayor violencia y abuso. Como en las antiguas emisiones de televisión, la imagen se oscurece en un fundido en negro que resalta sobre el blanco del papel. Rosalind dibujó una década de dolor (un dibujo que le sirvió de consuelo en ese periodo amargo) pero también dibujó una década de autoconocimiento personal, del “no” a tiempo. Del “no” que es “no” y no un “sí” a medias.
La autora acompaña con sus dibujos la trayectoria vital de todas las mujeres maltratadas. Todas somos Roz, y nos vemos reflejadas en las páginas de Quiéreme bien, y la historia trazada durante una década por Rosalind sirve para dibujar de nuevo cada vil historia, despertando los fantasmas silentes de todas las mujeres.
Desde la editorial nos proponen una lectura complementaria a esta obra: Una entre muchas. Una novela gráfica de Una dedicada a “todas las otras”. Una es una niña de los 70, nacida en un momento de gran cambio en el que las minorías estaban consiguiendo su espacio en la cultura, la política y la sociedad.
La autora intercala en esta novela gráfica su experiencia personal como víctima de abuso con datos estadísticos acerca de la violencia contra las mujeres en su condado a manos de un asesino y violador en serie. Las cifras, muchas veces acalladas, sobrecogen tanto como su relato en primera persona.
Una se sobrepone al abuso fingiendo ser lo que se esperaba de ella. Pero ese abuso en su adolescencia germina dentro de ella haciéndola sentir diferente, pero también en su entorno que comienza a tratarla de modo irrespetuoso. Que una niña maltratada crezca en un entorno poco amigable y con ella crezca el miedo a un nuevo abuso es una situación que, por desgracia, ocurre muy a menudo. La autora lo retrata con delicadas y estilizadas figuras. Con ello resalta la inocencia de la joven prepúber que, según vemos en estos personalísimos retratos, se llega a ver a sí misma como un monstruo.
En esta novela el trauma por la agresión sexual se enraiza en la vida y en la conducta de Una y su entorno. Cada vez que tiene una pareja, el dolor sale a flote y la arrastra, y tras cada nueva agresión se enfrenta a un muro de silencio a su alrededor, a ese obstáculo continuo para que su denuncia sea escuchada, a un caudal ingente de tristeza en torno a sí.
No somos conscientes del daño que puede hacer la sociedad, la política, la cultura a una persona que ha sido agredida. En televisión, cine…, son continuas las alusiones a la violencia, actos violentos que se han normalizado y que se convierten en nuevos generadores de dolor para una mujer u hombre que han sufrido una agresión sexual y que no pueden evadirse de estos inputs en su vida cotidiana.
La obra, plagada de sutiles metáforas, es un canto a la no violencia y a la toma de conciencia social de que el abuso a las mujeres se ha generalizado en las últimas décadas y de que, con frecuencia, la sociedad culpabiliza a las víctimas buscando estigmas de su “dudosa moral”. Esta novela gráfica destapa esas anomalías de la sociedad contemporánea, esos fantasmas subterráneos que emergen eliminando cualquier vía de progreso, y recuerda la necesidad de un activismo social contra la violencia contra la mujer.
Dice Una en el epílogo de Una entre muchas: «Filomela tejió su propia historia cuando le cortaron la lengua». Esta novela gráfica es su contribución a la historia de todas las mujeres a las que la sociedad cortó la lengua.
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Autora: Rosalind B. Penfold. Título: Quiéreme bien. Editorial: Astiberri. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
Autora: Una. Título: Una entre muchas. Editorial: Astiberri. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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