Madrid, la ciudad de los hombres sin ciudad, Atenas, nacida de la enemistad de Poseidón y Atenea, o Varsovia, surgida de la amistad de un pescador y una sirena, son algunos de los orígenes legendarios de ciudades que Ana Rosetti ha recuperado para explicar en un libro la actualidad de la mitología.
Y aprovecha estas historias para relacionarlas con el papel de las mujeres a lo largo de la historia, las distintas formas de amor y sus consecuencias, el valor de la poesía, las migraciones o el tráfico de personas y animales.
«A la historia no se le puede añadir nada pero la mitología tiene varias capas de interpretación», asegura la autora en una entrevista con Efe, en la que habla de los orígenes de leyenda de ciudades como Madrid, Atenas, Varsovia, Medina Azahara y Cartago. Son historias en las que aparecen tanto mitos como personajes clásicos que han intervenido en la fundación de estas ciudades, como la de Madrid, en la que narra la leyenda de las aventuras vividas por Ocno Bianor para fundar la que es hoy capital de España.
Como cuenta la autora, este príncipe mitológico, a punto de suceder en el trono a su madre la reina de Mantua, tuvo un sueño que le conminó a andar durante muchos años hacia el lugar donde se ponía el sol, lo que hizo acompañado de una osa hasta que se convirtió en un hombre sin patria. Y en su camino encontró un paraje de encinas y madroños donde una voz le dijo que debía edificar una ciudad para aquellos que no la tenían. Porque allí vivía gente a los que llamaban «carpetanos», los «sin ciudad». La ciudad se llamó Metragirta y después se convirtió en Magerit: «Ahora se llama Madrid y sigue siendo la ciudad de todos», indica Rosetti.
La autora aprovecha el origen mitológico atribuido a Atenas para explicar la prohibición de votar que las mujeres han padecido a lo largo de siglos. Una ciudad nacida en la disputa entre dos dioses, Poseidón y Atenea, fue elegida para dirigir los destinos de la población gracias a los votos de las mujeres, mientras que los hombres apoyaron a la deidad masculina. «Nunca había pasado nada igual. Los votos favorables o en contra sobre cualquier consulta siempre habían estado repartidos entre hombres y mujeres sin que la condición del sexo pesara sobre las decisiones, pero de pronto se constataban dos cosas: que los intereses de unos y otros diferían notablemente y que las mujeres estaban en mayoría», indica la autora. Y así la ciudad pasó a llamarse Atenas. Pero Poseidón tuvo mal perder y una tempestad arrasó la ciudad, lo que provocó resentimiento y venganza contra las mujeres por parte de los hombres, que pensaron que las desgracias sucedidas eran por su mala elección, indica Rosetti, que explica cómo la furia del dios se cebó en ellas, a las que prohibieron el voto. «A partir de entonces entre hombres y mujeres se abrió una brecha que se fue agrandando con los siglos», dice la autora, que agrega que lo más infame de esta historia es que Atenea no hizo nada para defenderlas y prefirió permanecer al lado del poder.
El libro transita también por el peregrinaje de la reina Dido hasta asentarse en lo que será Cartago, y por las aventuras que vivieron otros dos héroes de leyenda: la sirena Sawa y el pescador Wars. Una leyenda cuenta cómo Sawa salvó a la llamada ciudad de Wars, una aldea fundada por un antiguo pescador con este nombre, que anteriormente la había liberado tras ser apresada. La sirena prometió ser la guardiana de la ciudad que pasó a llamarse «de Wars y Saba», que se convirtió con el tiempo en Warszawa, o sea, Varsovia. Ella es en la actualidad su símbolo, y su imagen aparece en numerosos lugares de la villa.
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