En una comida familiar, Alfonso, un primo político, nos contó cómo era la vida en el país al que le habían destinado por trabajo. «En Arabia Saudí, las mujeres tienen menos derechos que los niños. Una mujer no puede salir sola a la calle, necesita un tutor que la acompañe y este tutor puede ser su hijo de once años. Las mujeres tienen que ir tapadas de pies a cabeza, excepto los ojos, pero no se te ocurra mirarlas a los ojos: es una falta de respeto y te pueden multar o algo peor».
«Llevar públicamente símbolos de otra religión es delito. También lucir pantalones cortos, mostrar afecto en público o sacar fotos a un saudí sin permiso. Hay otros delitos más graves, como tener porno en el móvil, introducir en el país carne de cerdo, alcohol o drogas, ser gay o hacer magia. Los castigos pueden ir desde una simple multa, pasando por la cárcel o unos cuantos latigazos, hasta la muerte. Las ejecuciones las hacen en la plaza pública y no se andan con tonterías: por un simple robo pueden cortarte la mano; por un asesinato la cabeza».
Una idea comenzaba a formarse en nuestros cerebros acostumbrados a bucear en las aguas turbias del misterio y el crimen. «Un hombre se despierta en un hotel de Riad, le duele mucho la cabeza, la noche anterior estuvo en una fiesta de un príncipe saudí. La cama está mojada, cuando se mira las manos, descubre que es sangre. A su lado, tiene el cadáver de una mujer occidental. Le han arrancado el corazón y lo han dejado sobre la cama. En ese momento, la policía saudí llama a la puerta de la habitación: Abra o tiraremos la puerta abajo».
Era un buen inicio. Meter al protagonista en una situación imposible nada más empezar la novela. «Además, tiene que ser ritmo de thriller, muy rápido. Y todos los capítulos tienen que tener una cuenta atrás».
Nuestra idea inicial era escribir una novela negra, una historia de investigación de un crimen o una historia de venganza.
Entonces, comenzamos a documentarnos sobre el país. No hemos viajado a Arabia Saudí, pero Alfonso vive allí, y a través de sus vídeos, fotos y comentarios hemos conocido de primera mano el día a día de la gente. También hemos leído mucho, novelas como Buscando a Nouf o La ciudad de los velos, de Zoe Ferraris, y ensayos: El reino del desierto, de Ángeles Espinosa.
Buscando información por internet se pueden encontrar datos muy curiosos. Hace años que Emiratos Árabes compró motos voladoras para la policía de Dubái y hay vídeos de su entrenamiento en YouTube. «Los árabes son muy competitivos y siempre quieren estar a la última. Pongamos que en Arabia Saudí tienen motos voladoras aún mejores».
Hay otras noticias impactantes. Un príncipe saudí construyó una réplica de La Alhambra en mitad del desierto, cerca de Riad. Otro príncipe fue detenido en Bruselas conduciendo una réplica del Batmóvil que le había costado más de dos millones de euros. «¿Cuánto les habrá costado la réplica de La Alhambra?». Otras noticias como el asesinato del periodista Yamal Khashoggi también nos impactaron y alimentaron la trama.
Por otra parte, Arabia Saudí es la cuna del islam. La Meca y Medina son dos ciudades santas a las que el acceso está prohibido a los no musulmanes. Antes de Mahoma, los árabes eran politeístas y adoraban muchos ídolos que custodiaban en la Kaaba y que fomentaban el comercio atrayendo innumerables visitas de creyentes. Mahoma predicó el monoteísmo y esto hizo que los comerciantes de La Meca, los Quraish, vieran amenazada su forma de vida, desatando una persecución contra Mahoma y sus seguidores. El profeta tuvo que huir a Medina, hecho que se conoce como la Hégira (622 d.C.) y que marca el año cero del calendario musulmán. Entonces, comenzó la guerra entre los Quraish y los musulmanes.
Hay muchas biografías de Mahoma, películas y novelas. Uno de los libros que más nos ha gustado es La joya de Medina, de Sherry Jones, que relata su vida desde el punto de vista de Aisha, su esposa más joven. En la segunda parte, Aisha y Alí, la autora relata la relación de Aisha con los cuatro califas ortodoxos o «bien guiados» que sucedieron al profeta y que fueron la causa de la escisión entre suníes y chiíes.
Todos estos elementos se iban mezclando rápidamente en la coctelera de nuestra cabeza para dar forma a una historia que tiraba más hacia la aventura. «Podría ser un misterio histórico, una trama de investigación relacionada con los orígenes del islam. Y la figura de Aisha tiene que tener un papel importante».
Aisha fue consejera de Mahoma y gracias a ella los musulmanes ganaron batallas como la de la Trinchera, en la que partían con una gran desventaja numérica.
Mahoma cambió las leyes para dar más derechos a las mujeres y dio protagonismo a sus esposas en la vida política del momento. ¿No fue Mahoma el primer feminista árabe?
Esto nos llevó a otro tema que nos interesaba, el feminismo árabe, que nos ayudaría a caracterizar a uno de los personajes principales.
Hemos asistido a varias conferencias, hemos visto vídeos y escuchado podcast de feministas, tanto musulmanas como laicas, que cuentan su propia experiencia y analizan la situación actual del mundo árabe. Un ensayo de referencia es El himen y el hiyab, de Mona Eltahawy, una activista que fue violada y torturada durante las manifestaciones de las primaveras árabes en El Cairo.
El sufismo es la rama más mística del islam y está prohibido en los países islamistas más radicales como Arabia Saudí. Uno de sus principales representantes fue Ibn Arabi, que nació en Murcia en el siglo XIII y recorrió todo el norte de África y Oriente Medio hasta morir en Damasco. Este santo sufí dejó una prolífica obra que refleja su pensamiento. Los sufíes creen que el arte es un camino hacia la iluminación, y por eso trabajan distintas disciplinas artísticas como la música, el baile o la poesía. Su arte está plagado de símbolos muy interesantes que podrían vertebrar la trama de misterio. «¿Y si las pistas que van siguiendo están relacionadas con símbolos sufís? El Círculo, El Espejo, La Perla, La Luz Negra, La Rosa, La Granada, La Mujer».
Nos sorprendió mucho descubrir que los musulmanes también creen en Jesús, aunque para ellos no es el hijo de Dios, sino un profeta, como Mahoma. Al fin y al cabo, Jesús y Mahoma hicieron lo mismo en lugares y épocas distintas. Jesús trajo el monoteísmo al Imperio romano; Mahoma lo trajo al mundo árabe.
Profundizando aún más en el islam, encontramos la profecía que da título a la novela. Los musulmanes, sobre todo los chiíes, creen que al final de los tiempos vendrá el Mahdi, el nuevo mesías que unirá a todos los musulmanes bajo su mandato. «Bien, me gusta. Imagínate una carta escrita por un maestro sufí, Ibn Arabi, que da una serie de pistas para encontrar un objeto mágico. El que encuentre este objeto se convertirá en el Mahdi».
La trama de aventuras iba tomando forma y nuestro personaje femenino también. Nur tenía que ser sufí y feminista árabe. Entonces nos acordamos de una guía turística que conocimos en un museo de Ibiza, documentándonos para otra historia. Nos llamó mucho la atención que era licenciada en Historia del Arte y bailarina árabe y había actuado para gente importante de la isla, como los dueños de una conocida discoteca. Después descubrimos por internet a Sara Guirado, a la que algunos califican como la bailarina del vientre más famosa del mundo, que ha actuado para grandes estrellas de Hollywood, como Sean Penn.
Queríamos que hubiera aventura, acción, misterio y amor. Necesitábamos un personaje aventurero que diera el contrapunto a la personalidad más reflexiva de Nur. Los árabes son unos apasionados de la cetrería, así que decidimos que Mahmed fuera un experto cetrero que trabajaba para un príncipe saudí. Pero Mahmed no podía tener un simple halcón o un águila. «Necesitamos algo más especial para una historia de aventuras». Hay muy poca información sobre el toghrol. En algún sitio hemos leído que es un tipo de águila originaria de Oriente Medio, en otros, que es un ave mitológica. Optamos por esta última opción e inventamos un tipo de águila que podía ser tan fiel como un perro.
«Bien, ya tenemos todos los elementos. Estructuramos y nos ponemos a escribir».
Terminamos la novela poco antes de la pandemia y el confinamiento duro nos pilló revisándola. Estuvimos trabajando codo a codo con Ana Escarabajal, que nos ayudó a pulir el manuscrito. Tenemos un recuerdo agridulce de ese momento. A pesar del miedo y la incertidumbre, la novela nos transportaba a un mundo de aventura, de paisajes exóticos y personas hospitalarias de piel oscura. Los musulmanes que hemos conocido siempre nos han sorprendido con su amabilidad y simpatía, que nada tiene que ver con la generalizada visión negativa que se tiene de ellos en España y en casi todos los países occidentales.
Cuando terminamos de revisar el manuscrito, llegaba la prueba de fuego, ¿algún editor apostaría por un thriller de aventuras con el marco del mundo árabe y el islam? Leo Teti, editor de Umbriel, nos envió una respuesta que no dejaba mucho espacio para la esperanza.
«En principio, no estamos publicando autores hispanos en Umbriel, pero le echaremos una mirada».
En menos de una semana, nos llegó el siguiente email que nos sorprendió tanto por su rapidez como por su entusiasmo.
«Hoy te traigo buenas noticias. La verdad que me ha encantado, es excelente. Vamos a lanzar una colección de autores hispanos, para poder incluir esta novela».
Tuvimos que leer el email varias veces para creerlo.
«¿No están publicando autores de habla hispana, pero van a crear una colección nueva para publicar nuestra novela?».
Eso quería decir que les había gustado mucho.
Además, Leo quería publicarla este mismo año en España y toda Latinoamérica.
Después de tanto tiempo de documentación, de escritura y revisiones, nos encontrábamos ante el oasis que todo escritor ansía: un editor entusiasmado con la obra. Así que no dudamos ni un momento. Sabíamos que Umbriel iba a ser la casa de La profecía de desierto.
Ahora ya la suerte de Nur y Mahmed queda en manos de los lectores.
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Autores: Ana Ballabriga y David Zaplana. Título: La profecía del desierto. Editorial: Umbriel. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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