Abrázame hasta que esta vida deje de dar puto asco es una recopilación de viñetas dibujadas entre 2016 y 2020 que ha editado Autsaider. Cuando me preguntan sobre el proceso creativo, las motivaciones y esas cosas, suelo responder lo mismo: dibujar me sirve como catarsis, para soltar la rabia. Si no hiciera estos dibujos igual salía a la calle con un palo para agredir a transeúntes o incendiar cosas. Metafóricamente, claro. Por mucho que te pueda molestar una viñeta, los dibujos son inofensivos. Ojalá con lápiz y rotuladores se pudiera acabar con las injusticias, las desigualdades y con este sistema económico que nos chupa hasta la última gota de nuestra sangre.
Salvo el paso por el Photoshop CS3, el resto del proceso lo sigo haciendo a mano, usando una mesa de luz que me hice con un cristal de una mesita que usurpé a mamá, una lámpara de un Todo a Cien y dos libros, uno de Crumb y otro de Joyce, porque tienen el mismo tamaño y así el cristal está más o menos firme y por debajo puedo colar la lamparita.
Me gustaría seguir dibujando así siempre. Mis manos tiemblan muchísimo. Mi sobrino David suele decirme:
—Deja las manos quietas.
Y sonríe cuando ve que es imposible que no parpadeen como una estrella de esas que se ven en las noches oscuras. Pese a tenerlas reventadas, necesito sentir el contacto del lápiz o el rotulador con el papel, apretar mucho, equivocarme cien veces, darle vueltas a la viñeta hasta que todo encaje. Luego está la tipografía de mis dibujos: la letra es grandísima. A muchas personas esto les echa para atrás. Pero para mí es innegociable.
El amor por el dibujo me viene de mamá y del punk. Mamá dibujaba muy bien y tenía unas libretas de cuando estuvo en la escuela en Francia donde hacía collages, dibujos… Encontrar esas libretas de pequeño en un cajón fue descubrir que uno mismo se podía hacer sus propias revistas. Cuando llegó el punk, supe que tus propias revistas se llamaban fanzines y que solo necesitabas papel, lápiz, una fotocopiadora y grapas para hacerlos. Mamá guarda todos mis dibujos, desde que estaba en la guardería. Suele recordarme que de niño solía decirle que de mayor quería pintar tan bonito como lo hacía ella.
El resto me viene del punk. De las páginas de Pedro Pico & Pico Vena, de Azagra, cuyos dibujos decoraban mi carpeta cuando entré al IES Montes Orientales. De escuchar a Eskorbuto o a Cicatriz. De descubrir en las páginas del TMEO a Roger Peláez y Tamayo, que son los dibujantes a los que más admiro y mis mayores influencias.
Hace unos años me invitaron a dar una charla para estudiantes de una escuela de diseño de la ciudad donde vivía. Tras pensarlo un poco, dije que no. Me sentía un impostor y me daba mucho corte hacerla, porque esos estudiantes me podrían enseñar mucho más a mí de lo que yo podría enseñarles a ellos. También porque mi relación con el dibujo en el ámbito escolar fue un poco rara: solía suspender dibujo en la EGB y en el instituto. Llevo dibujando casi 25 años y todavía me pregunto muchas veces ¿qué hago aquí?
Quizás las viñetas son como un antidepresivo que me sienta bien.
—————————————
Autor: Juarma. Título: Abrázame hasta que esta vida deje de dar puto asco. Editorial: Autsaider. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Rosa, Juarma… hembra. ¡De punkarra!