Mientras escribo este texto, Manuel Bartual sigue contando su historia con más de 250.000 usuarios de Twitter pendientes de cada mensaje. Mientras me lees, puede que el relato continúe o ya haya acabado, quién sabe, pero sin duda el número de seguidores del dibujante será mucho mayor.
Ando de vacaciones desde hace un par de días, en un hotel cerca de la playa. Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras. pic.twitter.com/6gd7Rqs6bL
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 21 de agosto de 2017
La historia de @ManuelBartual es la ficción del verano. No hay libro, ni serie de moda en canal de pago, ni película capaz de aglutinar a tantos espectadores al mismo tiempo por la vía legal. Tan sólo el fútbol y la televisión en abierto consiguen más audiencia simultánea. Así que, te guste o no el cuento de sus vacaciones, hay que reconocerle el mérito.
En un entorno en el que captar la atención es más difícil que nunca, Bartual lo ha conseguido llevando la contraria a los gurús de lo digital. En primer lugar, su relato se basa fundamentalmente en el texto, con apoyos visuales que hacen avanzar la narración. Eso quiere decir que cuando queremos, leemos. Además, su historia contradice a quienes afirman que preferimos consumir la ficción de un modo no lineal, siguiendo nuestra propia agenda. El dibujante ha cimentado su éxito precisamente en lo contrario, en el directo, en la generación de una experiencia compartida que pierde bastante sentido en diferido.
En las redes sociales somos bastante ansiosos, no paramos de actualizar nuestros perfiles para ver los siguientes mensajes. Esa tensión, esa ansia viva que nos pierde cuando miramos la pantalla del móvil, ha sido aprovechada por el autor para mantenernos en vilo, para ir captando nuestra atención y sumar audiencia conforme avanza la historia.
Tampoco ha tirado Bartual de sesudos estudios basados en datos para afinar sus tramas ni ha dejado que la audiencia interactúe con el argumento principal de la historia. Vamos, que según el manual del narrador del futuro lo ha hecho todo mal. ¡Ja!
Como cada vez que alguien consigue hacer algo relevante, ya han aflorado los críticos. Hay quien insiste en que Manuel Bartual no es el primero en contar así una historia. Cierto. Pero hay que recordar que J.J. Abrams no inventó las series ni George R.R. Martin los culebrones o las historias de caballeros y dragones. También hay una línea de charlistas tuiteros acusando al autor, oh, sorpresa, de estar inventándose la historia. Estos últimos no hacen más que demostrar que la evolución de los homínidos es dispar y que aún hay algunos compañeros de especie a los que no les ha acabado de cuajar el cerebro.
Por último, hay quienes equiparan el formato narrativo utilizado por Bartual, el hilo en Twitter, con los blogs o las novelas. Y también se equivocan. Esto que estás leyendo es un blog, y no te ha perdido el ansia por saber cuál iba a ser mi siguiente frase ni has podido comentar la jugada y ponerme a parir o alabarme con desconocidos mientras yo iba escribiendo. No podrás hacerlo hasta dentro de dos frases.
Sean bienvenidos aquellos que saben sacarle partido a los nuevos formatos narrativos, ojalá su trabajo se vea recompensado. Que pase el siguiente.
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