Tendría que haber sido un año sabático lejos de Sidonie, pero Marc Ros se enfrascó en un proceso arduo para escribir su primera novela. «Y aprendí que eso se hace con las manos, no solo con corazón», explica a Efe ante la publicación de El regreso de Abba, que, de rebote, inspiró el nuevo disco de su banda.
A la pregunta de qué le llevó a zambullirse en la escritura tras 20 años de carrera en la música, la respuesta es inmediata: «El culpable de todo al final es (Jack) Kerouac, por cosas buenas y malas. Leí En el camino con 16 años y eso me lanzó a la carretera, a formar un grupo. Hasta el descubrimiento de ciertas drogas fue por leer ese tipo de literatura».
El catalán, que reconoce que últimamente es más de «mantita, té y pastas» con escritores «inglesitos» del siglo XX como E. M. Forster y Una habitación con vistas, se lanzó a este debut como autor en prosa tras el final de la promoción del álbum Lo más maravilloso (2018), cuando Sidonie prometió darse un largo período de descanso.
«Pero como soy imbécil, en vez de descansar o pegarme un viaje, me metí en esto sin saber lo duro que es escribir un libro, sobre todo el primero, porque te acercas a la literatura con mucho respeto y a la vez con ganas de jugar», rememora Ros (Barcelona, 1974).
Cuenta que pronto aprendió que «las canciones se pueden hacer con el alma, esperando que llegue la musa, pero lo de la novela requiere remangarse y trabajar como un loco». «Fue muy duro y estuve a punto de dejarlo», confiesa, tras destacar que siempre contó con el apoyo de sus compañeros en Sidonie Jesús Senra y Axel Pi.
A pesar del título, El regreso de Abba no versa sobre el celebérrimo grupo sueco, aunque está trufado de referencias musicales (también cinematográficas) y su protagonista tiene algo de «Dancing Queen», por «esos estribillos tristes que se podían bailar».
«Como dos de los personajes son músicos y hacen canciones cuyos títulos me inventaba, un día cogí un día la guitarra y me dije: «¿Cómo sonarían?». Y me puse a hacerlas. Acabé durmiendo 2 o 3 horas por noche, con crisis de ansiedad y recurriendo al diazepam para poder aguantar el trabajo que se me venía encima», relata.
En la mesa de su estudio apuntó «poco a poco»; así fueron saliendo las páginas y los temas del que será el undécimo disco de estudio de Sidonie, el décimo con material inédito y el primero desde El peor grupo del mundo (2016).
Fundamental para el desarrollo del libro fue encontrar el escenario, que es el Cadaqués de Dalí, pero también de la infancia de Marc Ros. «Quizás mi época más feliz», apunta sobre el que ha sido el espacio escogido también para rodar el videoclip del primer sencillo del álbum, la jovial «Me llamo Abba», que vio la luz en pleno confinamiento.
Anticipa en ese sentido que su nuevo LP «estará lleno de voces alegres» y que el grupo sueña con la posibilidad de que vea la luz en septiembre, ya que cuando se decretó el estado de alarma en marzo «estaba todo grabado, salvo dos o tres temas a los que faltaba poner voz».
«Había 4 o 5 canciones que podían ser sencillos, lo cual no nos había pasado en otros discos. Pero como «Me llamo Abba» llevaba en el título el nombre de la protagonista de la novela, con los versos del naufragio y la balsa, pensamos que era un mensaje ideal y bonito para lanzar a la gente que buscaba un poquito de luz», explica.
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