Marco Lemurio nació como un chispazo en mi cabeza en un momento impreciso del que ahora mismo no podría dar detalles. Cuando miro hacia atrás, siento como si el personaje llevara conmigo mucho tiempo, pero lo cierto es que su génesis no pudo producirse hace mucho más de tres o cuatro años. Yo había dejado el colegio en el que daba clases de secundaria y me disponía a regalarme a mí mismo un año en el que desarrollar otros proyectos. Con la ilusión de quien sabe que todas las horas del día le pertenecen, me senté frente a la temida página en blanco y, de alguna manera, ahí estaba él, esperando a que contara su historia.
Marco Lemurio, el protagonista de Oscura Roma, es ante todo un superviviente. La Roma en la que ha nacido no es un lugar plácido y amable: es la Urbe en la que los partidarios de uno y otro bando de las primeras guerras civiles se mataron entre ellos con el ánimo de exterminar al enemigo y, de paso, hacerse con sus patrimonios. Marco nace y vive en una Roma sucia, de barro y adobe, en la que todavía no existe un teatro de piedra permanente, y en la que un mal paso en una noche oscura puede acabar con un puñal entre las costillas de uno. Su barrio, la Subura, pasa por ser el más duro de toda Roma, un espacio en el que la plebe lucha por arrancar a la jornada un poco de comida y otro poco de suerte para llegar a ver un nuevo amanecer. Un mundo de ínsulas de varios pisos en las que se hacinan varias familias, casas de madera que arden al mínimo contacto con una chispa, por las que pagan unos alquileres de auténtica usura. Ese es el mundo de Marco, la Roma plebeya y cruel. Y ese fue el mundo que se abrió ante mis ojos aquel día en el que comencé a teclear para dar vida a su historia.
Pero en la Roma de Marco Lemurio hay mucho más. Su madre, la difunta Neóbula, era una hechicera tesalia que, antes de ser asesinada víctima de las proscripciones y las leyes de Sila, había legado a Marco parte de sus conocimientos. Marco Lemurio tiene un secreto: es un mago en un tiempo en el que todo el mundo cree en la magia casi tanto como la odian y la temen. Marco vive como un estafador que finge ser un hechicero, pero solo él sabe que sus poderes son muy reales, y van más allá de los trucos y falsas pociones que vende a los incautos y con los que consigue llenar su bolsa de monedas.
Cuando ahora reflexiono acerca del proceso que me llevó hasta Marco Lemurio, me doy cuenta de que de alguna manera estaba abocado a ello. Como todo escritor, comencé a soñar con crear historias a fuerza de leer las que otros habían escrito antes que yo. Y mi despertar al mundo de la literatura vino de la mano de las novelas de terror. El chico de trece años que leía bajo las sábanas hasta bien entrada la madrugada capítulo tras capítulo de Stephen King, Clive Barker, Dean Koontz… sigue vivo en el hombre que ahora escribe estas líneas. Roma llegó más tarde, de la mano de un profesor de latín que convirtió en historiador clásico a quien iba encaminado a ser un biólogo convencido. La universidad me forjó como historiador y filólogo clásico, pero mientras leía y traducía a Cicerón, a Salustio, a Virgilio y a Lucano, seguía entregándome con pasión a la literatura de terror que tanto me había gustado de niño. Los dos caminos que tanto disfrute me regalaron convergieron un día y se convirtieron en uno solo. Y ahí surgió el chispazo. ¿Por qué no construir una historia de terror ambientada en la Roma antigua? ¿Por qué no jugar con los dos géneros y dejar que las musas decidieran adónde llevaba ese sendero?
El riesgo que corría era evidente. Contaría la historia de Marco Lemurio y sin duda disfrutaría con el proceso. ¿Pero quién leería algo así? ¿Qué premio literario o qué editorial admitirían un híbrido que no encajaba dentro de la más pura novela histórica, pero que tampoco era una novela de terror al uso? Con ese miedo en la mente, comencé a escribir. Y reconozco que el mundo de Marco Lemurio me subyugó hasta tal punto que llegó a importarme poco si algún día lograba hacer que saliera a la luz.
Sin embargo, las musas trajeron de la mano a la diosa Fortuna, y tras una breve experiencia en la autoedición, La Esfera de los Libros llamó a mi puerta y preguntó por ese extraño hechicero romano al que había dado vida en mis páginas. De ahí, en un proceso vertiginoso en el que aún estoy sumido, a ver a Marco Lemurio en las librerías y en manos de los lectores. El resto de la historia… está por escribir.
————————————
Autor: Luis Manuel López Román. Título: Oscura Roma. Editorial: La Esfera de los Libros. Venta: Todostuslibros y Amazon
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: