El documental Anatomía de un dandy, nominado a los Goya 2021, reivindica el talento literario y el poder de seducción del escritor Francisco Umbral. Su viuda, la maestra y fotógrafa María España, le recuerda como «un hombre tierno y generoso» y «gran admirador de la mujer joven, guapa y lectora». «Era un hombre trabajador, tierno y generoso, con sentido del humor, tan poco frecuente ahora. Quizá era duro con la gente que no le interesaba en absoluto», dice a Efe la actual presidenta de la Fundación Francisco Umbral.
—El documental expone cómo Francisco Umbral se forjó un personaje público de un modo consciente y premeditado. ¿Considera que ese personaje fue una más de sus creaciones literarias? ¿Por qué lo hizo?
—Se forjó una imagen consciente de que lo hacía y fue un personaje que no pasaba inadvertido.
—Rosa Montero afirma en el documental que al final Umbral fue devorado por su personaje. ¿Qué opina de esa afirmación?
—Quizá los años le impidieron seguir manteniendo el personaje que se había forjado, pero no que fuera devorado por él. Rosa y Paco fueron muy buenos amigos.
—La película también descubre lo que había detrás de la máscara. ¿Le parece que perfila un retrato ajustado a la realidad? ¿Qué cree que va a sorprender más al espectador que lo vea?
—El documental me parece perfecto, interesantísimo, entre otras cosas porque nos amplía el conocimiento que de él se tenía, que tenían sus lectores, sus seguidores. Todo lo que cuenta es, como digo, muy valioso.
—¿Cree que hay algo que pueda decirse que sirva de consuelo a alguien que pierde a un hijo?
—No. Cualquier cosa resultaría banal.
—¿Cómo era la convivencia con Francisco Umbral? ¿Era tan fiero como parecía?
—Los amigos, las personas que le admiraban y le querían sabían cómo era realmente. Era un hombre trabajador, tierno y generoso, con sentido del humor, tan poco frecuente ahora. Quizá era duro con la gente que no le interesaba en absoluto.
—Usted trabajó como foto-reportera en su juventud, en una época en la que no era habitual que una mujer tuviera esa profesión. ¿Por qué eligió ese trabajo? ¿Tuvo algún referente? ¿Se enfrentó a mayores obstáculos por el hecho de ser mujer?
—Por ser la mujer de Francisco Umbral tuve contacto con los fotógrafos de la prensa y pensé que yo podía hacer fotos. Era maestra, pero preferí ser fotógrafa. Fui al Congreso en la época de Suárez y trabajé en las revistas Interviú y Tiempo.
—¿Por qué abandonó su carrera? ¿Lo ha lamentado?
—Porque aumentó el número de fotógrafos y no era cuestión de luchar contra los elementos.
—El documental no oculta la pasión de Umbral por las mujeres y sus infidelidades. ¿Cómo se lleva eso? ¿Era más ruido que nueces?
—Como he contado muchas veces, fue un gran admirador de la mujer: de la mujer joven, guapa y lectora, por supuesto. Y tuvo muchas seguidoras, pero él no se fue nunca con ninguna, a pesar de la insistencia de alguna. Estaba yo.
—Al margen de Mortal y rosa, su novela más conocida, ¿qué recomendaría leer a alguien que quiera acercarse a la obra de Umbral? ¿Tiene usted algún libro favorito?
—A mí me interesa mucho Un ser de lejanías, que recomiendo
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